De la redacción de La Nacion
En Liniers, de Bahía Blanca, a los 16 años, cuando oficialmente comenzaba a caminar en el fútbol no imaginaba una noche como la del 27 de noviembre de 2024. Dos goles en 10 minutos y la clasificación a la final de la Copa Argentina. Tampoco pensó nunca que su carrera iba a estar signada por una subasta y que sus intereses por la táctica, la psicología deportiva y la nutrición, lo iban a ubicar en un lugar diferente dentro del universo de la pelota. Es que Agustín Bouzat, el Chiqui, rompió con los prejuicios, se reinventó para sobrevivir en la vorágine del fútbol y grabó su nombre a fuego en los hinchas de Vélez en una definición de alta tensión, en Córdoba, ante Boca.
“Está en un momento extraordinario. A Colo Colo lo llevé como extremo por la izquierda y terminó jugando de lateral y de interior. Hoy juega de volante central y está muy bien preparado físicamente. Pierde poco la pelota y es el jugador que más duelos suele ganar. Es muy táctico, es un chico muy inteligente”. La definición de Gustavo Quinteros, el entrenador de Vélez, permite comprender qué tipo de futbolista resolvió la semifinal de la Copa Argentina, ante Boca, perdiendo por 3-2 y cuando apenas faltaban un puñado de minutos para el cierre del encuentro.
Es un jugador de rol, que entiende las necesidades de su equipo. Se desempeña como un volante mixto, un mediocampista moderno: juega, raspa, mete. Y no es casual, es una búsqueda, porque a los 30 años y en plena actividad está cursando la carrera de entrenador por la modalidad online en ATFA (Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino), y no sólo se debe a que Gabriel Heinze le “contagió” la pasión por el oficio de técnico, cuando lo tuvo como entrenador en Vélez, sino porque él explicó en algunas entrevistas que le gusta entender el deporte un poco más y que eso lo ayuda a la hora de estar adentro de un campo de juego.
Le encanta ver fútbol, cada mañana se levanta y revisa una aplicación en su celular que le anuncia qué partido estarán disponibles en el día para ver. Organiza, en muchas oportunidades, su día en función de la cartelera deportiva. Suele llevar una vida alejada del ruido, de la exposición y se protege de la toxicidad de las redes sociales. “Dejé de usar redes sociales, de tomarme el tiempo de mirar lo que la gente decía y focalizarme solamente en el entrenamiento, lo que me pedía el entrenador o lo que el equipo necesitaba de mí en ciertos momentos. La verdad que todo eso me ayudó bastante, porque cuando las cosas van bien los elogios son lindos, pero intento abstraerme totalmente de eso y creo que a uno le genera un equilibrio que es muy importante. Considero que el furor de las redes sociales tuvo su momento, hoy está más normalizado. El futbolista también creo que entiende eso, que el elogio lo lleva a un lugar que es una realidad distinta y que las críticas no son tan reales, en cierto punto”, contó Bouzat en una entrevista en el diario La Nueva Provincia.
No es una historia típica la de este futbolista que cursó las divisiones inferiores en Boca pero debutó en el Defensa y Justicia, con Ariel Holan en la dirección, volvió por seis meses al conjunto de la Ribera y participó en cinco partidos en la primera, bajo la conducción de Guillermo Barros Schelotto, siempre entrando como suplente: dos por la Copa Argentina y tres por la Liga Profesional 2017/2018, que lo tuvo entre los campeones.
Tiempo después ocurrió un hecho poco común. El 16 de junio de 2021, en la Bombonera, los principales dirigentes de Boca y de Vélez se reunieron, acompañados por un escribano, con el objetivo de llevar adelante una licitación a sobre cerrado por el pase del jugador.
Y todo fue tan extraño… Porque las negociaciones por los pases de los jugadores se suelen realizar con ofertas y, casi siempre, contraofertas. No obstante, en este caso se trató más bien de una subasta. Cada institución se quedó con un 50 por ciento del pase en el momento en el que Vélez compró esa mitad, a fines de 2017. En aquellas charlas, encaradas por la directiva que comandaba Daniel Angelici, hubo un acuerdo: si alguno de los clubes no ofertaba y se convertía en el dueño absoluto en estos años, se iba a llegar a esta instancia, en la que sería vendido al mejor postor.
Así las cosas, con sobres cerrados, los representantes de cada entidad se presentaron con su ofrecimiento. Claro, también estaban los riesgos: pasarse de ceros y perder un monto mucho más grande que podrían haberse ahorrado ante una oferta mínima del de enfrente. Justamente, eso fue lo que sucedió: según trascendió, ninguno de los dos ofertó más de U$S 200.000, siendo mayor la de Vélez (150.000), que habría salido ganador por 50 mil dólares de diferencia con respecto a lo ofrecido por Boca.
No fue todo sencillo para él en Vélez, porque llegó en 2018 y le costó encontrar su lugar. Incluso, hasta fue resistido y por eso tuvo un paso de un puñado de meses por Colo Colo. Pero en el retorno, con Quinteros como DT, hasta le permitió, en algunos partidos portar la cinta de capitán del conjunto de Liniers: “Fue un año donde me tocó jugar mucho. Estoy muy feliz, contento de ayudar al equipo en un momento que se nos había puesto complicado. Esta victoria es para mis compañeros, el cuerpo técnico, mi familia y para la gente que nos acompaña siempre”
Quinteros en Vélez lo suele utilizar como doble 5 en la sociedad con Ordóñez, pero (conocedor del puesto) jugó de lateral izquierdo cuando el entrenador sancionó a Elías Gómez durante los últimos partidos de la Liga Profesional 2024.
Todo esfuerzo, una lucha constante para hacerse un lugar en la elite del fútbol argentino y la recompensa llegó en Córdoba. Y pensar que algunos años atrás, cuando Boca era un recuerdo en su trayectoria, Chiqui Bouzat hasta dudó de sí mismo: “La verdad que estaba desesperado por saber si estaba en condiciones de jugar en la primera división. Si daba la talla”. Si le quedaba alguna mínima duda, en la noche del miércoles quedó resuelto el interrogante.