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Palabras finales

Otro día en Macondo. Otro día en que la exasperante voz de la vicepresidente expuso un capítulo más de lo que ya conocemos de ella: actuación, mentiras, sarcasmos, victimizaciones, desvíos intencionales de lo que debería ser el centro de las discusiones.

Su tono de una rabia actuada (porque ella es la primera en saber todo lo que robó) acompañó las últimas palabras en un proceso que dejó en evidencia apenas una parte infinitesimal del atraco más formidable que la historia argentina haya registrado desde el Virrey Sobremonte hasta aquí.

Allí eligió una estrategia que cualquier buen amigo le habría desaconsejado: llevar la discusión sobre su inocencia al terreno de las posesiones materiales y pretender demostrar que no robó porque ahora tiene lo que siempre tuvo.

Hasta un chico de cinco años podría pararse enfrente de ella, mirar simplemente hacia atrás y condenarla inapelablemente por el contraste entre lo que era y lo que es, entre lo que tenía y lo que tiene.

Como si fuera Andrea del Boca (su coach de histrionismo) dijo que había salido con Néstor para ir a Olivos desde la misma casa a la cual volvió.

El pequeño detalle que olvida es que esa también fue la casa adonde los pasajeros de Centeno llevaron miles de bolsos con decenas de millones de dólares que recibía Daniel Muñoz -otro pinche a quien las “sobras” del atraco le alcanzaron para convertirse en súper millonario- y que seguramente habrán servido para construir un emporio inmobiliario en el Sur, hoteles de alta montaña que nunca tuvieron un pasajero pero cuya decoración fue traída de Europa y trasladada hasta allí en aviones oficiales, tierras que, a nombre de su principal testaferro, ocupan en la provincia de Santa Cruz el equivalente a 20 veces el territorio de la Capital Federal, y dinero que ni su propio contador Víctor Manzanares logró justificar nunca.

La vicepresidente también volvió a insistir en su gastado argumento de presentarse como quien enfrentó a la dictadura militar, como si entre 1983 y 2003 el tiempo se hubiera detenido y nada hubiera ocurrido.

Habló de “pelotón de fusilamiento” y de “partido judicial” como heredero del “partido militar”. Habló de la prensa, quien según ella prestó un servicio sin el cual no se hubiera podido atacar a los “dirigentes populares”.

¡Qué gran yeite este de autodeclararse “dirigente popular”!

Parecería que una vez que uno tiene éxito en instalar esa idea se alcanza un status jurídico diferente al resto según el cual toda imputación por conductas que no corresponden se presume hecha por ser justamente ese sujeto un “dirigente popular” y no por las inconductas en las que incurrió.

La blandura de los argumentos de la Sra. de Kirchner descendieron incluso a elevar a la categoría de “indicio sospechoso” el que (según ella, porque todo parece indicar que las paginas citadas son truchas) Blenda Uliarte seguía en Facebook al fiscal Luciani, en una versión siglo XXI, 2.0, del infame “delito de agenda”, tristemente seguido por los militares para conectar supuestos sospechosos de actividades terroristas.

Ahora, de la llamativa coincidencia que quienes atentaron contra su vida eran habituales “entrevistados” en un programa de un conocido periodista kirchnerista que se emite por Crónica TV, no dijo nada.

Como si no pudiera evitar hablar de los demás en lugar de centrarse en demostrar que las imputaciones a las que está sometida son falsas, se refirió (sin nombrarla, tal cual es su costumbre) a María Eugenia Vidal.

Confieso que cuando intentó explicar cómo la ex gobernadora adquirió el departamento donde vive, me pareció ver que la bandera argentina y la boiserie que cubría las paredes de su despacho eran imaginariamente reemplazados por unos cuantos secadores de pelo, unas bachas para lavar la cabeza y unas sillas de espera en donde otras chusmas de ocasión repasaban los últimos chismes del barrio. Pero debió ser una ilusión óptica mia.

En otro pasaje de su incansable vocación por poner el foco en los otros (aunque ese foco no tenga nada que ver con la materia que se discute) dijo que quienes nos habían endeudado estaban ahora en Qatar, viendo el Mundial.

Claramente su dardo de ponzoña indirecta estaba dirigido a Macri pero por un momento, y dado que este gobierno (que es el suyo) ha sido el que más ha endeudado al país desde Bernardino Rivadavia hasta hoy y cuyas principales figuras (Hugo y Pablo Moyano, Mayra Mendoza, Víctor Santa Maria, Mario Leito,  Martin Insaurralde y hasta Brancatelli) están en Qatar pensé que se estaba autoincriminando.

También se preguntó: “¿En serio creen que nuestro gobierno defraudó al Estado?” Como si ese aire de inocencia fuera a convencer a quienes vieron convertirse en millonarios no ya a ellos sino a simples pajes del poder como Muñoz o Fabián Gutiérrez, de que el latrocinio no se cometió. 

Ahora se prepara la consabida propuesta patotera del peronismo: “si condenan a Cristina ‘les’ estatales paramos el Estado”. El grotesco lleva la firma de ATE, el gremio que encabeza Daniel Catalano, el mismo caballero que dijo que si JXC ganaba las elecciones había que pasar de tirar 14 toneladas de piedras a 28 toneladas.

Este atropello de la fuerza es el que creen que pueden imponer como forma de vida por encima del Estado de Derecho constitucional. Esa pretensión de imponer por el ejercicio del mal su forma de vida a los demás es lo que, de última, motoriza toda su acción. 

Su desiderátum sería convalidar en la letra de un Nuevo Orden esos principios de fuerza. Para ello deben copar la Justicia para que ellos sean impunes y los opositores sean perseguidos. Para ello deben terminar con la prensa libre para que la verdad no salga a la luz.

El 6 de diciembre el país tendrá la oportunidad de respirar una bocanada de aire fresco y quizás hasta que “les estatales” paren sea beneficioso: tan inútiles son que liberarnos de ese lastre aunque sea por unos días será un disfrute extra a lo que deberá ser un día de celebración para la democracia verdadera.

Por Carlos Mira
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2 thoughts on “Palabras finales

  1. Andrés

    Cada artículo que publicas no tiene desperdicio. Pero este párrafo es genial;
    Claramente su dardo de ponzoña indirecta estaba dirigido a Macri pero por un momento, y dado que este gobierno (que es el suyo) ha sido el que más ha endeudado al país desde Bernardino Rivadavia hasta hoy y cuyas principales figuras (Hugo y Pablo Moyano, Mayra Mendoza, Víctor Santa Maria, Mario Leito, Martin Insaurralde y hasta Brancatelli) están en Qatar pensé que se estaba autoincriminando

  2. Matias

    Pensé lo mismo que Andrés en el comentario de arriba. Imperdible, Carlos. EL problema es que esta mujer no dudaría un segundo en prender fuego el país, sin importarle las consecuencias (incluídos, saqueos, muertos, y cualquier debacle institucional) con tal de no ir presa. Es una psicópata y hay un pequeño grupo de psicópatas y/o estúpidos descerebrados que le creen y son capaces de salir a matar por ella. Eso es peligrosísimo. De cualquier modo esperamos que la Justicia de esta republiqueta (que, igual, es una vergüenza) haga lo que debe y la condene, así puedo abrir el Dom Perignon que tengo guardado para festejar el verla a Cristina tras las rejas, como se merece.

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