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La inmensa cuenta a pagar

Sergio Massa puso hoy en vigencia el dólar soja 2, cotizando la liquidación de la oleaginosa a $230 por unidad norteamericana. El engendro, en su versión 2.0, regirá hasta el 31 de diciembre.

Todavía se recuerdan las palabras del ministro antes del dólar soja 1 diciendo que aquella era una única oportunidad que no volvería a repetirse. El pastorcito de la fábula que miente la llegada del lobo parece un detalle al lado del increíble ministro de economía que la Argentina se ha permitido el lujo de tener.

El país vive envuelto en una constante ficción. Es como si lo que pasa pasara en otro lado; como si la realidad fuera una especie de plastilina que los funcionarios pueden moldear a su antojo sin que haya ningún efecto para los ciudadanos.

La cotización libre del dólar, la que está al alcance de cualquier argentino que camine por la calle Florida, sufrió una empinada crecida de la que no volverá. El billete real alcanzó un nuevo piso.

Una extraña confabulación de funcionarios incompetentes y de operadores económicos que dan por sentado que esta es la única manera de poder trabajar está convalidando un modelo que no existe en ningún lugar del mundo. Las cosas que no existen en ningún lugar del mundo suelen explotar en algún momento en el único lugar del mundo en el que ocurren: tanto desafío a la ley de gravedad finalmente se derrumba.

Pero mientras tanto, dale que va. El trasiego de dólares para operar los negocios en la Argentina se ha convertido en una larga cadena de voluntarismos, arbitrariedades y corrupciones a las que los protagonistas se han ido amoldando como si no hubiera más remedio.

La incógnita que se presenta para el futuro es cómo se negociará la salida de esa ciénaga. Todas las soluciones son malas, si por “malas” se entiende las consecuencias que sufrirá de una u otra manera el ciudadano común.

El alargamiento antinatural de condiciones artificiales ha hecho que ahora todo se haga más difícil y más cuesta arriba. La sucesión de parches cada vez más estrambóticos hundieron a la sociedad en un enjambre de artificios cuyo desarmado será muy doloroso.

Cristina Fernández de Kirchner, La Cámpora, el presidente ausente y un ministro con una impresentable necesidad de figurar se han complotado para llevar a la Argentina a un estado de colapso en el que prácticamente no se puede operar ninguna actividad en condiciones de normalidad.

La vicepresidente sólo está abocada a gestionar su impunidad y a culpar de los desastres que solo ella propicia a una oposición que aún no se ha dado cuenta de la responsabilidad que tiene en esta hora. El país ya debería conocer, si no el formato final de lo que hará JXC si gana las elecciones, al menos los trazos gruesos que se esperan en materia monetaria, cambiaria, laboral, previsional, comercial, tributaria y de integración mundial. El choque de modelos debería ser a esta altura de los acontecimientos francamente dramático para que la sociedad pudiera ubicarse mejor frente al futuro.

Pero los protagonistas parecen preferir hacer de cuenta como que aún es posible “seguir tirando” como si lo anómalo pudiera extenderse en el tiempo sin consecuencias.

La Cámpora solo aspira a aferrarse a las cajas del Estado (de la que es dueña absoluta) al mismo tiempo que dice no tener nada que ver con el gobierno de Alberto Fernández. Su programa solo consiste en inventar nuevas maneras para seguir extrayendo jugo de un sector privado exhausto.

Uno se pregunta qué ocurrirá cuando ya no haya jugo. Algo similar a preguntarse qué ocurriría con la esclavitud si murieran todos los esclavos.

Lo que no se entiende es la complicidad de los esclavos mientras aún están vivos. Ese es el síntoma más enfermizo que caracteriza a la sociedad argentina. Es más, los esclavos más cómplices son los que más y mejor representan todo lo opuesto a lo que La Cámpora se propone (o al menos eso es lo que declaran públicamente). Sin embargo, luego, en todo lo que cuenta de verdad, no se registra ninguna conducta concreta que exija un cambio completo de rumbo.

El gobierno acaba de designar a Patricia Vaca Narvaja en la Secretaría de Asuntos Estratégicos. Hermana del jefe Montonero Fernando Vaca Narvaja y desembozada adherente al régimen castrista, este ejemplar perfecto de una oligarquía repugnante que vive de chuparle la sangre a un pueblo sometido constituye todo un mensaje del nivel de desafío que este iluminismo le presenta al sentido común.

El presidente ha decido entregar lo poco que aún tenía. Con su salud seriamente deteriorada, simboliza la decadencia de un país cuya institución presidencial carece ya de toda credibilidad. Ni siquiera tuvo el tino de impedir que su esposa aceptara la inexplicable invitación de la Revista Gente para ser parte de uno de los “personajes del año”. Protagonista del brulote más impresentable de todo el gobierno de su marido, festejando en reuniones clandestinas su cumpleaños en plena pandemia, cuando la sociedad se hallaba obligadamente encerrada por los decretos fulminantes de su esposo, la señora Yañez debió haber tenido el tacto personal de negarse a asistir a semejante ofensa. Y si ella no tiene el cerebro suficiente para medir las consecuencias, debió haber sido el presidente el que interviniera para frenar el exabrupto. Pero todo el mundo parece seguir creyendo que los actos no tienen consecuencias en la Argentina.

El peronismo ha acostumbrado al país a esa anormalidad durante las últimas 8 décadas. Pero la costumbre no transforma ni en razonables ni en correctas las conductas. Los comportamientos tienen consecuencias y la Argentina debería prepararse para pagar una larga lista de desafíos a la ley de gravedad que, durante mucho más tiempo que el razonable, se empecinó en sostener.

Por Carlos Mira
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2 thoughts on “La inmensa cuenta a pagar

  1. Guido Dione

    Todavia recuerdo aquel dia de abril de 1976, que, estando de visita en casa de un oficial jefe de una de las FF AA, luego de la ya propalada la arenga del nuevo Superministro de Vida y Hacienda de esta republiqueta bananera (sin bananas), el ‘dotor’ Jose Alfredo Martinez de Hoz- mi amigo me preguntò justo lo que yo NO queria: QUE OPINABA DEL DISCURSO. Trague saliva y le dije que ni el ni yo eramos economistas, pero me animaba a decir que -en lineas gruesas- haria todo lo contrario de lo que ‘JOE’ habia anunciado. Mi amigo se sorprendido por mi inesperada respuesta, insistio en el tema, por lo cual le propuse -ya que el generalisimo Videla habia anunciado que no tenian plazos sino objetivos a cumplir, y que se iban a quedar en el gobierno todo el tiempo que fuera necesario- que no hablasemos mas del asunto hasta pasados diez o veinte años. Como todos sabemos (MALVINAS MEDIANTE) a los siete años y nueve meses, los salvadores de la patria -con la NAVE del PROCESO, YA CON VARIOS RUMBOS ABIERTOS DEBAJO DE LA LINEA DE FLOTACIÒN y muy escorada- tiraron la ensangrentada toalla, con una IMPAGABLE DEUDA EXTERNA de 45 MIL MILLONES de dolorosos US Dolares. Hace 70 años que no rezo, quienes aun sepan hacerlo, empiecen ya!

  2. liso

    Si habla de complicidad de esclavos, se entiende que no se entienda.

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