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¡Jamás!

¿Puede ser que la oposición vaya a hacerlo de nuevo? Luego de la carta pública de Cristina Elisabet Fernández se han escuchado voces que francamente no se pueden creer.

Entre ellas nada más y nada menos que la de Lilita Carrió, llamando a los senadores de Juntos por el Cambio a apoyar la designación de Daniel Rafecas como procurador.

Se trata de una abdicación incomprensible. Responden con susto diciendo que el kirchnerismo amenaza con la postulación de Graciana Peñafort, una de las abogadas que trabaja con la comandante en el Senado y que es una cristinista radicalizada.

¡Que la postulen! ¡Y que traten de aprobarla a ver si pueden! (Obviamente si los senadores de Juntos por el Cambio tienen lo que hay que tener y se oponen unánimemente).

El kirchnerismo en el Senado no tiene los votos para designar un procurador propio. No los tiene porque para esa designación se requieren los dos tercios de los votos. ¿Cuál ha sido la respuesta kirchnerista entonces? Por supuesto la obvia de un movimiento contra legem: cambiemos la ley y hagamos que el Procurador pueda ser designado con solo la mayoría absoluta.

¿Y qué se escuchó en algunos referentes de la oposición, en lugar, no solo de una negativa terminante sino de una alarma generalizada? “Ojo, que nos puede convenir para cuando volvamos al gobierno”.

Se trata de un pensamiento tan pusilánime, que más allá de la encarnación del mal que significa el kirchnerismo, te ayuda a comprender por qué la Argentina está como está.

¡Es absolutamente increíble que un miembro de una coalición que se supone representa el Derecho, la libertad, los frenos y contrapesos, los derechos individuales y la defensa de la libertad, diga “Ojo, que nos puede convenir para cuando volvamos al gobierno”.

¿Se puede ser tan chiquitito? ¿Se puede ser tan idiota? ¿No aprendieron nada en todos estos años?

El kirchnerismo ya se los hizo una vez, cuando los hizo entrar como un caballo proponiendo al fantoche de Daniel Reposo para la procuración, para luego retirarlo, aceptando (aparentemente) los reparos de la oposición y proponiendo a quien realmente querían allí desde un primer momento: la agente populista encubierta, Alejandra Gils Carbó.

Con Reposo le generaron el mismo complejo de culpa a la oposición que están tratando de formar ahora con Peñafort: “como ya le bochamos a Reposo, vamos a aceptarle a Gils Carbo…” ¡Idiotas!

Ahora, lo mismo: “mirá que si no va Rafecas (el candidato del “moderado” Alberto) te metemos  Peñafort, la desencajada cristinista”. ¡Y la oposición está a punto de transar!

Daniel Rafecas es el juez que mandó archivar in limine la denuncia por la que Alberto Nisman acusaba de traición a la Patria a Cristina Elisabet Fernández . No ordenó la producción de ninguna de las 45 medidas de prueba solicitadas por el fiscal. No escuchó un solo minuto de las más de 900 horas de grabaciones en escuchas que Nisman aportó. Nada. Rafecas mandó todo a un cajón. Cinco días después Nisman moría en el baño de su casa de un balazo en la cabeza.

¿Y ahora resulta que porque la comandante dice que lo que se necesita es un “acuerdo”, le van a nombrar a semejante títere en la Procuración? ¿¡Pero en qué están pensando!?

Yo no entiendo cuántas veces mas les tiene que hacer el kirchnerismo lo mismo para que aprendan. Y que encima algún conspicuo miembro de esa coalición (que ocupó cargos en el gobierno de María Eugenia Vidal) diga “ojo que nos puede convenir para cuando volvamos al gobierno”. ¡Es increíble!

Cristina Elisabet Fernández se los fuma a todos de parada. Ni siquiera tiene que esforzarse demasiado. Se los lleva puestos como pajaritos.

Ahora la señora salió a pedir un acuerdo. ¿Quién puede creerle?, ¿quién puede sostener una pretensión racional con alguien cuyo objetivo es quedarse con todo? Yo no entiendo, realmente, qué más necesita la oposición para convencerse que Cristina Fernández en particular y el kirchnertismo en general no son confiables para sentarse a ninguna mesa.

La vicepresidente tuvo el tupé de escribir, sin que se le moviera un pelo, que puso a un fantoche en la candidatura a la primera magistratura cediendo su caudal electoral porque sabía que ese caudal no era suficiente para ganar.

Ahora que el fantoche hace agua, le suelta la mano y dice “a mí no me miren: yo tuve la grandeza de cederle mis votos, porque decían que a mí no me querían… me bajé del altar para dejarlo a él, el que manda es él, mírenlo a él…”

No se puede creer tanto cinismo. ¿Y a esa gente la oposición le va a tender una mano? ¿les va a dar el OK a su procurador o va a aceptar que se cambien las mayorías requeridas por la ley para nombrar otro?

Más allá de las calidades de la señora Weinberg de Roca (que había sido propuesta por Macri), ¿por qué no recuerdan cómo se portó el kirchnerismo frente esa proposición?

Me dirán: “¡Eh! ¡Pero así, como decís vos, no hay manera de terminar con la discordia! ¡Tenemos que acordar! Yo pregunto: ¿acordar con la irracionalidad, con los traicioneros, con los corruptos, con los ladrones?

Que el peronismo se deshaga primero del componente delincuencial que lo cooptó y después veremos qué se acuerda. Pero sentarme a la mesa con quien busca mi extinción, ¡jamás!

Por Carlos Mira
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