“Elisa Carrió Ataca de Nuevo” podría ser el título de la miniserie de Netflix que contara las andanzas de la ex diputada de Juntos por el Cambio por programas de la televisión argentina levantando remolinos de polvaredas entre los dirigentes de su propia coalición.
La base del razonamiento de Carrió es que el futuro de la Argentina depende de que se resuelva la disyuntiva de una lucha entre lo que ella llama el “pan-peronismo” y el “pan-republicanismo”. Según la líder de la Coalición Cívica, la Argentina nunca pudo salir de su decadencia porque, siempre, de alguna manera, aunque más no sea, partículas del peronismo han estado presentes en las coaliciones que, supuestamente, venían a sustituirlo y a superarlo.
La fuerza del peronismo en la política argentina es tan fuerte que ningún sector se atreve a desdeñar los aportes que alguna de sus facciones puede hacer y entonces termina “arreglando” algún tipo de incorporación o vínculo con ese sector que, a su vez, tarde o temprano, traiciona a los nuevos aliados y vuelve al tronco central del movimiento creado por Perón para, de ese modo, arruinar una vez más una eventual recuperación argentina. Un corsi e ricorsi del fracaso.
Carrió sostiene que mientras los no-peronistas no se abstengan en absoluto de rosquear con el peronismo para que la oposición esté completamente purificada de ese virus, el país no tendrá solución. Ella entiende que lo que llama “pan-republicanismo” debe ser una coalición completamente aséptica de microbios peronistas.
En este particular momento, según Carrió, la gran amenaza del virus peronista para Juntos por el Cambio es Sergio Massa, o el massismo, para no ser tan personal. Según ella, ya lo fue, cuando en el pasado muchos de los integrantes de la coalición intentaban ampliarla para incluir al actual ministro y a su tropa en los inicios de Cambiemos.
En esa volteada caen varios. El gran capitán de la movida es el actual presidente del radicalismo, Gerardo Morales, amigo personal de Massa y un incansable fogonero de su incorporación. Pero ayer Carrió amplió el espectro a Rogelio Frigerio -del PRO- y dejó una duda importante sobre Horacio Rodríguez Larreta a quien, por un lado, desvinculó personalmente de Massa pero, por otro, habló de quienes quieren “ampliar la base de Juntos por el Cambio para ir hacia un pan-peronismo”.
No es una novedad que el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha dicho abiertamente en más de una oportunidad que él es partidario de una ampliación de la coalición porque la tarea por delante es de tal magnitud que, de no contar con una amplia base de sustentación, es posible que el intento de cambio se aborte. Es verdad que nunca ha mencionado a Massa (y ayer, cuando fue preguntada, la misma Carrió negó que existiera allí una pretensión de sociedad política) pero al escucharla todo el mundo miró a Uspallata.
Hoy todos los líderes de JxC -incluida Patricia Bullrich que, en ningún momento fue mencionada por Carrió, y Larreta que, como dijimos, fue exculpado en cámara de tener relaciones con Massa- salieron al cruce de la chaqueña como dando a entender que le estaba haciendo un daño enorme a la oposición.
Carrió centraliza su planteo en Massa porque la ex diputada cree que el actual ministro es un gestor de negocios turbios de una secta corporativa que es la que lo llevó a su actual posición en el gobierno. Concretamente la indudable cercanía Massa con el oscuro grupo Vila-Manzano-Filiberti, despierta las sospechas de Carrió y allí coloca también al ex presidente de la Cámara de Diputados entre 2015 y 2019, Emilio Monzó.
Pícara como siempre, Carrió en todo momento dejó trascender que contaba con el apoyo de Macri para hacer esas declaraciones. Dijo que habla poco menos que todos los días con el ex presidente (que, de hecho había hablado ese mismo día por la mañana), hizo una encendida defensa de la Quinta Los Abrojos como un lugar en donde se disputan torneos de fútbol sin que Macri siquiera se entere (en alusión a los desopilantes tweets de Cistina Fernández de Kirchner y su no menos delirante idea de recusar al fiscal y a uno de los jueces por jugar al fútbol) y mencionó que el líder del PRO le había dado el visto bueno para que hablara todo lo que tuviera que hablar.
En ese sentido especuló con que la llegada de Massa al “estrellato” era una gran oportunidad para la transparencia y la sinceridad en Juntos por el Cambio y que, lejos de ser con esto “funcional” al kirchnerismo, estaba colaborando para que de una vez por todas la Argentina tuviera una opción puramente republicana opuesta decididamente al fascismo y a los negocios del poder y con el poder.
Seguramente a muchos se les habrá cruzado por la cabeza la imagen de Miguel Ángel Pichetto. El líder del Peronismo Republicano, que tan buena relación ha entablado con el ex presidente Macri, (fue su candidato a vicepresidente en las últimas elecciones) reúne, desde el propio nombre de su agrupación, lo que quizás sea un oxímoron para Carrió: “Peronismo” y “Republicano”.
¿Es Pichetto un microbio peronista? ¿O, en realidad, ha pasado por los fuegos depuradores del Purgatorio, se halla libre de virus y es un buen aporte al nuevo y moderno capitalismo liberal?
Para Carrió, si bien nunca ha profundizado en el caso, entre Pichetto y Massa (pese a su denominador común “pan-peronista”) hay una diferencia sustancial: Pichetto es un hombre de Estado y no un operador de negocios; Massa es todo lo contrario.
El interrogante sigue en pie, sin embargo: ¿contribuye Carrió con declaraciones como estas al bien de la oposición o, más bien, es funcional a los designios de los Kirchner? ¿Es verdad que la única opción nacional es un gobierno completamente aséptico de peronismo? Y finalmente ¿hasta dónde es eso efectivamente posible en un país como la Argentina, en donde hasta el propio Perón dijo que, “peronistas somos todos”?
Buenas tardes Charly;
Creo que Carrió con su opinión abre el debate sobre el futuro inmediato y mediato sobre la oposición. Y es bueno que lo haga, aunque considero que el debate sobre el futuro de nuestra “República” debería ser diferente.
En el año 1948; Konrad Adenauer y Guenther Erhardt y otros se preguntaron;
1)Porque en el plazo de medio siglo Alemania (quizás la Nacion más educada de Europa), había caído dos veces en manos de un dictador que los había llevado a guerras que destrozaron no solo a Alemania sino a toda Europa.
2) en que había fallado la República de Weimar que permitió semejante avasallamiento por el nazismo.
3) que tenían que hacer los alemanes no solo para reconstruir Alemania, sino para que el sistema Republicano se consolide.
Los aliados le ayudaron bastante, porque 1 de cada 4 hombres tenía algún juicio por haber participado del nazismo.
Pero básicamente hicieron una reforma política, en la cual fijaron un cambio en la forma de confirmar el Bundestag (cámara de diputados). La mitad de los diputados son elegidos por listas, la otra por circunscripción y voto preferencial. Este sistema conlleva a fortalecer el centro.
Luego diseñaron un plan económico de economía popular de Mercado.
La pregunta que nuestro establishment político no hace; es como fue posible que se haya enquistado en la Argentina este partido anti Republicano y que debemos hacer para dar vuelta la pagina. Pero primero tenemos que entender el pasado para construir un futuro Republicano. Y cómo es posible que a pesar de que se derrote al peronismo , vuelve y vuelve. No se hacen la pregunta cómo hacer para que no vuelvan nunca más.