Aruba

A propósito de Pindonga y Cuchuflito

Las declaraciones de la jefa de la banda sobre Pindonga y Cuchuflito han tenido ya a esta altura muchas interpretaciones, análisis y comentarios. Por eso solo nos vamos a centrar en esta columna en algunas cuestiones que aparecen en los márgenes.

En primer lugar no hay dudas que la forma en que Fernández se expresa deja ver su falta de categoría, su chabacanería y su falta de tacto y roce. Ofende queriéndose hacer la “popular”, lo cual no deja de ser curioso: hasta para parecerse a una señora común adopta un ropaje ofensivo para las señoras comunes.

En segundo lugar, olvida el trabajo enorme que hay detrás de las marcas que ella identificó como “Pindonga” y “Cuchuflito” y también lo ofende gratuitamente. Hasta podría anotarse una a favor si pensamos que la gran aparición de segundas marcas surgió durante su gobierno, cuando, justamente, la gente dejó de poder comprar las marcas Premium. Pero, no. Prefirió ofender antes que llevar agua para su molino; es lo que le pasa al resentido: prefiere el mal ajeno antes que el bien propio.

En tercer lugar, Fernández mintió salvajemente al asegurar que durante su gobierno, y en especial cuando el pequeño marxista fue ministro, “los supermercados rebosaban de mercadería”. Son cientos de miles los titulares de diarios de la época que, en las últimas 48 hs, le han hecho recordar el desabastecimiento de insumos básicos al que nos sometió la burrez conjunta de ella y su ministro.

En cuarto lugar, algo que no escuché demasiado pero que, por la repetición sugestiva de sus comentarios en ese sentido, me hacen preguntar si le ocurre algo con el sexo. La palabra “pindonga” además de sus acepciones comunes tiene una connotación sexual referida al órgano genital masculino. La jefa ya había sugerido que María Eugenia Vidal no tenía sexo, que no hacía el amor. Allí también hablo de su libido (aun cuando dijo tenerlo enfocado en su nieta Estela). Ahora vuelve sobre ese mismo terreno usando la palabra “pindonga”.  ¿Qué se propone? ¿Dar la imagen de una superada sexual que tiene sexo y habla de pindongas? ¿A qué público busca conquistar con ese mensaje “destapado”? Le informamos que no le queda bien, señora.

En quinto lugar, dijo que Kicillof y ella sí eran capitalistas (por aquello de las marcas y del abastecimiento) Recordémosle a ambos que en su gobierno a la gente la perseguían con perros por la calle si quería comprar dólares; que existía un cepo con una cotización irreal de la divisa que produjo la asfixia de dólares más grave de la que se tenga memoria; que no había libertad de comercio porque su Secretario recibía a la gente con una pistola en su escritorio; que desaparecieron 12400 tambos de la Argentina y 12 millones de cabezas de ganado (el rodeo completo de Uruguay, por ejemplo) Para nombrar solo algunas pequeñeces.

En sexto lugar, hay que destacar que la concepción madre del kirchnerismo (si es que se le puede dar ese nombre) descree del proceso por el cual lo que la jefa llama Pindongas y Cuchuflitos, se transformen luego en grandes empresas. Al contrario, todo su discurso gira alrededor de un país chiquito, pobrista (en el que ellos puedan seguir explotando las necesidades de la gente) y en donde el crecimiento empresarial esté prohibido por el imperio de una patota resentida.

La pregunta que cabe hacerse aquí, poniéndonos en el lugar de la gente, es cuál es la aspiración de esas personas. Hoy se puede ver al pequeño marxista en sus spots de campaña “hablando” con bonaerenses que viven en condiciones paupérrimas. ¿Acaso han caído en ellas en los últimos tres años? ¿Vivían antes en la excelencia y Macri los mandó a una choza? ¡Por favor, señores ustedes, en todas sus expresiones de pobrismo, gobernaron la provincia de Buenos Aires 28 de los últimos 32 años! ¿Dónde estaban sus recetas excelentes para sacar a la gente del barro? Y ustedes, personas que viven en el barro, ¿no se dan cuenta quien los llevó allí?

Seguir comentando las apariciones de Fernández resulta francamente lastimoso. El tiempo la ha empeorado notoriamente. Los vestigios profundos del odio y de la venganza han corroído sus fibras más íntimas, cuyas hilachas salen a la luz cada vez que se le suelta la boca.

Ella es la expresión superior de los D’Elia, de los Brieva, de los Giardinelli. Ella es el odio. Ella es la división. No encuentra límites en ese terreno. Ni aun aquellos en los que debería reparar porque se infiere un daño a sí misma, como con Pindonga y Cuchuflito.

Pero no hay caso: es más fuerte que ella: su rencor y su furia son tan fuertes que arremete como un toro sin distinguir a Novaresio de un torturador o a un Cuchuflito de un emprendedor, que se levanta todos los días a la mañana para, entre otras cosas, mantener a inútiles como ella.

>Aruba

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.