Ayer la justicia comercial decretó la quiebra de la empresa Correo Argentino SA de la familia Macri.

El ex presidente había cedido las acciones de esa empresa a sus hijos, Agustina, Gimena y Francisco y a su hermano Gianfranco en 2009.

Macri siempre estuvo convencido de que Cristina Fernández de Kirchner orquestaba una operación, primero, para decretar la quiebra del Correo Argentino, y luego para arrastrar por esa vía al holding Socma y llevar a prisión a sus hijos.

Según Macri, la comandante habría encargado a Carlos Zannini -cerebro del giro maoísta del kirchnerismo durante la presidencia de la viuda- que lleve adelante la operación de venganza puntual contra la familia de Macri, aprovechando que el actual jefe de los abogados del Estado también se considera un perseguido por Macri por haber pasado más de 100 días en prisión entre fines de 2017 y principios de 2018.

Según el fundador del PRO, Cristina Kirchner está convencida de que fue él quien ordenó la persecución de Florencia Kirchner en el caso Hotesur, cuando en realidad fue la propia comandante la que la hizo directora de esa empresa que no podía probar la transparencia de sus operaciones.

Florencia Kirchner se encuentra acusada en las causas “Los Sauces” y “Hotesur”, que se encuentran unificadas en el Tribunal Oral Federal N° 5. Al integrar los directorios de ambas empresas, Florencia y su hermano Máximo Kirchner, quedaron dentro de la investigación centrada en el flujo de dinero que Cristóbal López y Lázaro Báez aportaron a esas firmas de los Kirchner al mismo tiempo que recibían contratos del Estado.

El Correo Argentino, según sus abogados había sido despojado de sus activos sin que mediara ley de expropiación por lo que, al sí mantener sus deudas, debió concursarse.

En ese concurso ofreció pagar el 100% de la deuda más los intereses, en una oferta que aceptaron todos los acreedores excepto el Estado Nacional representado por Zaninni.

En ese caso, el procurador del Tesoro habría preferido inferir un daño al patrimonio público (cómo supone negarse a recibir el pago completo de la deuda) a cambio de que avance el plan de venganza de la comandante y con ello satisfacer sus deseos.

Más allá de lo que pudiera anotarse de un lado y otro, hay bastantes elementos para suponer que Cristina Fernández sería completamente capaz de, primero, suponer un ataque a su hija (antes que aceptar su propia responsabilidad de haberla involucrado en una empresa floja de papeles) luego urdir un plan de venganza y, por último, ordenar privilegiar sus caprichos por encima de los intereses prácticos del Estado.

La compañía concursada, cuya quiebra fuera decretada ayer, emitió un duro comunicado en donde compara la situación de un país que persigue y encarcela opositores políticos como Venezuela y la Argentina en manos de una familia que juró una represalia que ahora estaría ejecutando.