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Las cosas están a punto de empeorar en Cuba: Esto es lo que discute el gobierno de Trump

Personas caminan por una calle oscura en el centro de la capital cubana durante un apagón masivo el 20 de octubre de 2024. dpa/picture-alliance/Sipa USA

Por Nora Gámez Torres para El Nuevo Herald

En una maniobra para intentar precipitar un cambio de régimen en Cuba, el gobierno de Trump planea intensificar las sanciones contra el ejército de la isla como parte de una campaña de máxima presión que también podría restringir aún más los viajes, las remesas y las exportaciones.

Funcionarios del gobierno de Trump y congresistas cubanoamericanos creen que el régimen comunista de La Habana se encuentra en su momento más débil en décadas y han estado presionando para que se realice un esfuerzo sin cuartel para derrocarlo. La economía de la isla ha estado en una espiral descendente en los últimos años, y el líder supremo del país, Raúl Castro, tiene 94 años.

En un evento en Miami la semana pasada, el enviado especial de Trump para América Latina, Mauricio Claver-Carone, afirmó que el gobierno percibe “una oportunidad histórica en Cuba para la apertura y la transición política”.

Tomando como modelo las amplias sanciones contra Venezuela, promulgadas durante el primer gobierno de Trump, los funcionarios han estado debatiendo cómo modernizar las sanciones contra Cuba y cerrar las lagunas legales para evitar “los altibajos, las presiones y la falta de ellas” que han obstaculizado el éxito del embargo de seis décadas contra Cuba, explicó Claver-Carone.

“Las herramientas utilizadas contra Cuba son muy anticuadas”, afirmó. “Incluso las propias sanciones se basan en leyes antiguas que a veces no tienen efectos secundarios”.

Claver-Carone afirmó que el gobierno ya ha avanzado en esa dirección y ha creado “nuevos mecanismos para ser más eficientes y más precisos” para atacar a “los diferentes sectores económicos del régimen”, en particular al ejército. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba controlan un conglomerado, GAESA, que gestiona muchos de los negocios más lucrativos de Cuba, incluyendo amplios sectores de la industria turística.

Una investigación del Miami Herald en 2024 reveló que GAESA ha canalizado gran parte de las divisas del país hacia sus empresas. El ejército también parece ser el verdadero poder detrás del gobierno de Miguel Díaz-Canel, por lo que la administración planea “apalancar considerablemente esa presión para asegurar que haya incentivos… para el cambio”, afirmó Claver-Carone. En una iniciativa paralela, el representante estadounidense Carlos Giménez, republicano cubanoamericano de Miami que representa un distrito que se extiende hasta los Cayos de Florida, solicitó a la administración la semana pasada que suspendiera todos los viajes y remesas a la isla, lo que prohibiría a los cubanoamericanos visitar a sus familiares en la isla o enviarles dinero para ayudarlos.

Giménez también exigió la suspensión de todos los viajes a Estados Unidos provenientes de Cuba y solicitó sanciones financieras, incluyendo aranceles, para los países que no pagan directamente a los médicos cubanos en las misiones médicas, que se han convertido en una importante fuente de divisas para el gobierno de la isla. El Herald también ha tenido conocimiento de otras medidas consideradas por la administración Trump, como la revocación de licencias de exportación a empresas estadounidenses que abastecen al sector privado de la isla y el cierre de plataformas en línea con sede en Estados Unidos que permiten a los cubanoamericanos pagar por alimentos y medicamentos que luego se entregan directamente a los cubanos en la isla.

Las medidas aún se están debatiendo, y no está claro hasta qué punto las autoridades presionarán para cortar los ingresos que llegan a la isla. Pero si son implementadas, algunas de las propuestas también corren el riesgo de destruir un sector privado incipiente y agravar la actual crisis humanitaria del país.

Viajes y remesas en riesgo

Tras varios años de recesión, Cuba enfrenta una escasez crónica de alimentos, medicamentos y productos esenciales, así como una infraestructura deteriorada que afecta especialmente a las personas mayores que viven de pensiones estatales. La escasez de alimentos es particularmente aguda fuera de La Habana, sobre todo en las zonas rurales del este de Cuba.

Por eso, las remesas y los supermercados de alimentos en línea han sido un salvavidas para muchos cubanos: el gobierno vende comestibles y otros artículos de primera necesidad en tiendas de dólar, pero paga salarios mensuales en pesos cubanos equivalentes a unos 15 dólares en salarios mensuales, y mucho menos a quienes reciben pensiones. Algunas de estas plataformas en línea también entregan medicamentos muy necesarios que no están disponibles en las farmacias estatales. Las amplias restricciones que el gobierno estadounidense está contemplando también obstaculizarían los esfuerzos discretos de organizaciones religiosas y otros grupos sin fines de lucro para enviar ayuda humanitaria a la isla.

A medida que la situación se ha deteriorado, las donaciones a Cuba han aumentado de 36,5 millones de dólares en 2023 a 67 millones de dólares el año pasado, según cifras recopiladas por el Consejo Comercial y Económico Estados Unidos-Cuba. “Cerrar los vuelos estadounidenses y los canales informales de remesas perjudicaría mucho más a las familias cubanas inocentes que a las élites del partido comunista con vínculos globales que pueden viajar a cualquier otro lugar”, dijo Ricardo Herrero, director ejecutivo del Cuba Study Group, un grupo cubanoamericano con sede en Washington. “Prohibir a los cubanoamericanos apoyar a sus seres queridos en Cuba no derrocará al régimen cubano ni instaurará la democracia.

Solo fomentará la migración a terceros países y acelerará la conversión de la isla en un estado fallido. Pero en una entrevista con Fox News, Giménez calificó el dinero enviado desde Miami a familiares cubanos como la “gallina de los huevos de oro” que ayuda al régimen de La Habana a financiar su aparato represivo. Sin esos ingresos invertidos en represión, dijo, espera que los cubanos puedan alzarse y derrocar al gobierno.

El secretario de Estado Marco Rubio, ya ha tomado medidas para prohibir que una empresa controlada por el ejército cubano procese remesas en asociación con Western Union, y como resultado, el gigante estadounidense de las transferencias de dinero se retiró de Cuba. Una medida similar contra otra empresa cubana durante la primera administración de Trump provocó pérdidas significativas para el brazo económico del ejército, según reportó el Herald.

Aun así, la investigación demostró que la mayoría de los cubanoamericanos no utilizaban Western Union para enviar dinero a sus familiares, sino que recurrían a agencias más pequeñas que operan en un área legal ambigua y a personas que viajan a la isla para entregar el dinero en persona, conocidas como “mulas”. John Kavulich, presidente del Consejo Comercial y Económico Estados Unidos-Cuba, afirmó que la reinstauración de las restricciones a los viajes y las remesas impuestas por la primera administración Trump tendría un profundo impacto en el gobierno cubano.

En aquel momento, Estados Unidos canceló vuelos a ciudades distintas de La Habana y limitó el envío de dinero a familiares a 1000 dólares trimestrales. Añadir más restricciones de viaje probablemente disuadiría a los viajeros que desean evitar el escrutinio en la frontera estadounidense y disminuiría el flujo de dinero que se entrega mediante mulas, afirmó Kavulich. “Cuba perdería ingresos provenientes de visitantes y remesas”.

Como ha ocurrido cuando se han implementado restricciones similares en el pasado, es probable que estas medidas severas se enfrenten a la oposición de algunos cubanoamericanos del sur de Florida. Una encuesta de la Universidad Internacional de Florida, que sondea regularmente la opinión de los cubanoamericanos del sur de Florida, ha encontrado consistentemente apoyo a los viajes y las remesas a la isla, aunque muchos también apoyan las sanciones contra el gobierno cubano.

Una fuente familiarizada con el pensamiento de Giménez afirmó que este quiere recortar todos los ingresos que van al gobierno cubano y que, si bien muchos cubanoamericanos desean ayudar a sus familias, también desean ver el fin del régimen cubano. “Es un balance difícil”, afirmó la fuente. En el evento de Miami, Claver-Carone, quien desempeñó un papel central en la formulación de la política hacia Cuba durante el primer gobierno de Trump, mostró poco entusiasmo por la propuesta de Giménez, a la que calificó como un ejemplo de las “viejas” herramientas de sanciones. El primer gobierno de Trump no llegó tan lejos como Giménez defiende ahora, en parte para evitar controversias pasadas que dividieron a la comunidad cubanoamericana del sur de Florida.

Los cubanoamericanos han estado debatiendo en redes sociales la conveniencia o la eficacia de poner fin a las remesas en un momento crítico para la población cubana. “No creo que eso tumbe a esa dictadura”, respondió un usuaria de X cuyo perfil dice “¡Maga! Trump 2025” a una publicación de Giménez que advertía a los cubanoamericanos que no viajaran ni enviaran remesas a Cuba. “Ellos siempre se benefician y el pueblo cubano sigue muriendo de hambre y nuestros familiares necesitan ese dinerito que podemos mandarles para a penas comer. Tumben la Dictadura, pero no maten a nuestras familia de hambre”.

Por su parte, las autoridades cubanas están reaccionando a las propuestas redoblando las acusaciones de que Estados Unidos quiere matar de hambre a la población de la isla. Sanciones y el sector privado Las autoridades estadounidenses también están estudiando maneras de frenar el creciente comercio con Cuba, impulsado por el emergente sector privado de la isla en los últimos años.

En febrero, las exportaciones a Cuba ascendieron a 47,6 millones de dólares, un aumento del 75 % con respecto a febrero del año pasado, según cifras recopiladas por el Consejo Comercial y Económico Estados Unidos-Cuba. En 2024, empresas estadounidenses exportaron 586 millones de dólares a Cuba. La mayor parte de ese comercio, 433 millones de dólares, corresponde a productos alimenticios y agrícolas, permitidos por el embargo gracias a una ley del año 2000: la Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Mejora de las Exportaciones. A diferencia del pasado, cuando el gobierno cubano era el principal importador, las empresas privadas en la isla y los exportadores estadounidenses que les venden mercancías a empresas privadas son responsables de la mayor parte del crecimiento reciente del comercio. Los productos alimenticios estadounidenses se venden en tiendas y restaurantes privados en la isla o se entregan directamente a domicilio.

Las empresas estadounidenses también han exportado automóviles, paneles solares, ropa, artículos para el hogar y muchos otros tipos de bienes, utilizando autorizaciones gubernamentales especiales conocidas como licencias o invocando una excepción en las normas del embargo que permite actividades “en apoyo del pueblo cubano”. La mercancía es importada principalmente por empresarios privados residentes en la isla o comprada por cubanoamericanos para sus familiares que viven allí. “Hoy en día, la mayoría de los alimentos exportados desde Estados Unidos a Cuba se envían a empresas privadas locales porque el gobierno está en quiebra y tiene atrasos con todos sus antiguos proveedores”, declaró Herrero. “Limitar las exportaciones de alimentos estadounidenses a Cuba no solo perjudicaría a estos empresarios independientes, sino también a innumerables familias cubanas que ya sufren una grave escasez de alimentos”. Prohibir las exportaciones de alimentos sería difícil porque requeriría un cambio en la ley, pero revocar las licencias podría ser más fácil para la administración, dijo Kavulich.

Quienes critican a las empresas que exportan a Cuba se preguntan si, en última instancia, se benefician o tienen vínculos con el gobierno cubano. Hugo Cancio, cubanoamericano y propietario del supermercado de alimentos en línea Katapulk, ha sido criticado por activistas por haber asistido a eventos en Estados Unidos con funcionarios cubanos, incluido Díaz-Canel. Cancio afirmó que su negocio no beneficia a las autoridades cubanas, salvo a través de los aranceles pagados a la agencia aduanera cubana. Cancio dijo al Herald que compra alrededor del 20 % de los alimentos y productos vendidos en Katapulk en Estados Unidos y los envía a Cuba.

Allí, una empresa privada se encarga de la gestión de los envíos. El 80 % restante lo suministran empresas privadas independientes en Cuba que ofrecen sus productos en la plataforma en línea. “No tenemos vínculos con el gobierno cubano. No le vendo al estado cubano, no tengo contratos con ninguna entidad gubernamental, no le pago nada al gobierno más allá de los impuestos de aduana”, dijo Cancio.

Las familias cubanas, no el gobierno, se verán perjudicadas si la administración Trump cierra las plataformas en línea, añadió. Debido a la expansión comercial, Kavulich afirmó que las limitaciones impuestas por la administración Trump podrían generar rechazo en un sector más amplio compañías de varios estados. Sin embargo, Claver-Carone indicó que la administración está lista para implementar políticas impopulares, en una gran apuesta que espera dé sus frutos más pronto que tarde. “Seguirá habiendo desacuerdos. Siempre hay intereses comerciales”, dijo en el evento de Miami. “Pero o se trata de sufrimiento a corto plazo para obtener ganancias a largo plazo, o habrá sufrimiento a largo plazo sin ninguna ganancia. Así que tenemos que apostar todo, apostar a lo grande o irnos a casa”.

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