C.M: ¿Cómo está viendo el episodio del presidente en abierta violación a lo que el mismo dispuso?
M.N: Mi primera sensación es de vergüenza ajena. Vergüenza por varias razones, no solamente porque es quien dispuso la prohibición sino porque uno es esclavo de sus actos propios. En esa época el mismo había dicho que había procesado a más de 2 mil personas por haber salido a la calle y habían retenido a más de 700 autos porque no indicaban porque estaban circulando. Era gente que iba sola en su auto sin contagiar a nadie, sin embargo por la infracción de la norma fueron sometidos a la justicia. Que ahora nos diga que la fiesta fue un error, que no constituye un delito no solo demuestra que no conoce la norma que el mismo impuso, sino además desata sus propias manifestaciones. La norma dice con absoluta claridad que quien violare las disposiciones de la autoridad competente, no dice contagiare, y claramente él lo violó.

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