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Un día de aquellos en la Justicia

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Ayer la fiscal Viviana Fein dio la nota del día diciendo que según su criterio Alberto Nisman fue instigado o inducido al suicidio.

La señora ha estado despistada desde que empezó toda esta lamentable tragedia.

Apurada por irse de vacaciones, llevó el caso  con increíble indolencia desde que lo tomó en Enero de 2015.

En todo este tiempo no logró si quiera caratular el expediente más allá del genérico “muerte dudosa”.

Ahora dice que sus tres hipótesis eran el suicidio, el homicidio o la muerte inducida. Pues bien, Fein: esas eran las tres hipótesis del país entero; no aportó ninguna sabiduría con ese comentario.

Por lo demás inducción e instigación  sin dos cosas bien diferentes. Mientras la primera contempla -incluso entre nosotros, desde un reciente fallo de la Corte-connotaciones legales y de misericordia frente a casos terminales, la segunda sí es un tipo criminal previsto en el código penal aun cuando nunca nadie haya sido perseguido y mucho menos condenado por ese delito.

También se han escuchado comentarios que llaman la atención en algunos medios, por ejemplo aquel que “comprendía” que Fein no pudiera dar a conocer su postura porque era la fiscal del caso. ¡Pero precisamente, ella era la que tenía que tener una postura tomada porque ella era la parte acusadora del caso!

Quien no puede revelar sus posturas es el juez, pero no el fiscal, que es quien persigue al delincuente. El fiscal es y debe ser parcial.

Es más, no se entiende como Fein tuvo una evidente inclinación durante todo el tiempo que llevó la instrucción por la opción del suicidio cuando la interpretación acompasada de la prueba llevaba el peso de los indicios hacia el homicidio y no hacia el suicidio. Arroyo Salgado la ex pareja de Alberto Nisman la recusó por ese motivo.

Quien pasó a ser oficialmente ayer una jubilada, por decreto de aceptación de renuncia del presidente Macri, dijo que en la muerte de Nisman jugaron un papel fundamental los servicios.

Perdón señora, ¿nos está cargando? Obviamente que tuvieron una participación fundamental los servicios. Y las conversaciones grabadas entre Milani y otros agentes de inteligencia el día domingo debió ser motivo suficiente para llamarlos a declarar en calidad de imputados por el crimen.

A todo esto la denuncia central del fiscal que acusaba a la presidente Cristina Elizabet Fernández de montar una gigantesca operación de encubrimiento para poner a salvo de la ley a los acusados iraníes, sigue sin investigarse y por ahora en la categoría de “desestimada” que le dio el impresentable juez Rafecas.

¿Cuándo será el momento que alguien pida y sostenga el juicio político a este señor cuya más reciente actuación casi pone en peligro la consecución de la causa Hotesur, en donde la principal sospechosa vuelve a ser Fernández?

Ayer, otra jueza de Cámara, la Dra Figueroa, que ofició de cicerone interna en Comodoro Py cuando la ex presidente tuvo que dar su declaración indagatoria, puso en peligro –del mismo modo que lo había hecho con los votos de los otros dos jueces de la Sala en el caso de la declaración de inconstitucionalidad del Memorandum con Irán, que a posteriori terminó con la expulsión del juez Cabral- el respaldo de la Cámara a la continuidad del juez Bonadio como encargado de la causa del dólar futuro, en donde Fernández vuelve a ser la principal sospechosa y en donde el juez dispuso su procesamiento.

No caben dudas que ayer ha sido “un día de aquellos” en lo que se refiere a la actuación de la Justicia. Si bien parte de los desaguisados fueron protagonizados por alguien que ya se ha retirado, no caben dudas que uno se pregunta en manos de quién se hallan estas causas tan importantes y por las cuales la sociedad está esperando respuestas importantes y responsables.

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