Está claro que el gobierno kirchnerista no tiene ningún interés siquiera por cuidar las formas frente al país. Como ellos se creen los dueños de la Argentina no tienen conciencia de lo que son las ofensas o de las decisiones que embisten contra el buen gusto y el decoro.

¿Buen gusto? ¿Decoro? ¿Y a quién se supone que se lo debemos si nosotros hacemos lo que queremos?

Ese pareció ser el mensaje con la designación del terrorista Jorge Taiana al frente del ministerio de defensa. Taiana fue uno de los vacunados VIP, sin justificativo alguno, al que se hizo pasar por “personal de salud” cuando las vacunas llegaban en cuenta gotas y el país rechazaba, por las mismas razones ideológicas que defiende este impresentable, remesas completas de los mejores inmunizantes del mundo.

En lugar de avergonzarse por semejante inmundicia, que le costó la vida -literalmente- a miles de argentinos, el gobierno del lacayo Fernández, aceptando órdenes de la Comandante de El Calafate, designó a este ex convicto como ministro del gabinete en una movida que confirma que el gobierno se ríe en la cara del pueblo.

Taiana fue un terrorista montonero, hijo de otro peronista, ministro de Perón, que fue apresado por sus actividades subversivas en los ’70.

El 4 de julio de 1975 -bajo el gobierno democrático de María Estela Martínez- estalló un fuerte artefacto explosivo en el tradicional bar “El Ibérico” de Uruguay y Córdoba que mató a una señora y un pobre chico, un mozo joven que esa mañana había ido a trabajar como todos los días.

El explosivo estaba destinado a asesinar a un oficial naval que todas las mañanas tomaba un café allí, pero que ese día no fue. Taiana fue quien puso la bomba. El bar quedó destruido. Varias personas resultaron heridas de gravedad.

Cuando fue detenido, Taiana fue enviado al penal de Rawson por su alta peligrosidad hasta que logró salir bajo el régimen de libertad vigilada.

En aquella locura iluminada y paranoica, llena de soberbia y altanería, que creía que no importaba matar inocentes ciudadanos si aquellos se interponen, aunque más no fueran casualmente, en la causa de la “revolución”, es la misma que -con otros métodos- persiguen ahora, sin entender todavía, el cúmulo de evidencia que el mundo reunió para terminar de demostrar definitivamente cuál es el sistema que produce mejores resultados en términos de mejorar el nivel de vida y la condición social de la gente.

Es tan indiscutible el triunfo del modelo de la democracia liberal capitalista en términos de entregar un ambiente de progreso y dignidad para las sociedades que la practican, que solo cabe una conclusión para aquellos que la siguen controvirtiendo y que buscan el poder para imponer una férrea dictadura de nomenklatura: no lo hacen porque estén convencidos de que ese sistema mejora la vida de los ciudadanos sino que lo hacen porque la vida que buscan mejorar es la de ellos. A esa nomenklatura pertenece Taiana. Por la imposición de esa dictadura trabaja y para avanzar en la consecución de ese objetivo fue nombrado.

Antes no le temblaba la mano para matar gente por la calle (aunque algunos dicen que aquella mañana en El Ibérico se asustó y en lugar de esperar a su víctima, colocó la bomba antes y huyó)

y ahora sigue propagando el odio que emana de una idea ruin que persigue someter a la gente a una servidumbre cruel de la cual los únicos que salen beneficiados son ellos.

En unas primeras declaraciones como ministro, este delincuente (es lo que es porque fue condenado por cometer delitos y esa es la palabra que el idioma castellano reserva para esas personas) exigió que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, deje el cargo.

Lo hizo porque Almagro no cesa en su esfuerzo por señalar las violaciones a los derechos humanos en la dictadura venezolana y en la denuncia de los múltiples asesinatos, secuestros y desapariciones verificados bajo el yugo de ese régimen. Tampoco se detiene el Secretario General en señalar la intervención cubana, con centenares de hombres de inteligencia, en la insurgencia y propagación del comunismo en varios países del continente latinoamericano, como son los casos de Bolivia, Perú, Nicaragua y Chile.

Pero como semejante carta de presentación en su nuevo puesto le parecía poca cosa, el nuevo ministro dijo que China era una potencia en ascenso y que EEUU era una potencia en decadencia.

Todo esto luego de que el gobierno del lacayo Fernández filtrara a la prensa sus esfuerzos por conseguir una reunión con el presidente Biden en Washington antes de las elecciones de Noviembre.

Además de tener información errónea -porque el verso de la “decadencia” de los EEUU, se escucha hace 40 años y el país no deja de sorprender cada año por su tremenda capacidad de innovación, creatividad e ingeniosidad de avanzada- Taiana confirma que su modelo son las dictaduras, porque eso es lo que es China.

El país en donde Mao Zedong asesinó a 50 millones de personas en aras de una “purga cultural”, tuvo que adoptar el sistema económico de los EEUU para emerger de la miseria, solamente para evitar la hambruna de su pueblo y la muerte de millones por inanición. Pero políticamente China sigue siendo una dictadura comunista de partido único en donde la libertad de expresión no existe y en donde oponerse al régimen significa la muerte.

Aún no sabemos, en la opacidad de ese monstruo, cómo se originó el Covid-19 que ha matado a millones de inocentes en el mundo, tal como los mataba Taiana. Lo que ocurre dentro de esas fronteras oscuras, llenas de misterio y muerte, nadie lo sabe. Esa es la potencia -“el modelo”- que venera Taiana y el kirchnerismo.

Mientras ciudadanos privados de EEUU desarrollan empresas de turismo espacial para vender tickets y conocer la Tierra más allá de la estratósfera, China concentra sus esfuerzos en una guerra bacteriológica para imponer un sistema de castas en donde solo unos pocos disfrutan de los privilegios del crecimiento mientras el resto sigue viviendo hacinado y comiendo murciélagos.

Mientras los argentinos con sus decisiones cotidianas les sigan dando cabida a delincuentes asesinos, que solo buscan encaramarse en el poder para enriquecerse, el pueblo solo comerá mierda.