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Sensatez tardía

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Ayer en el Congreso Nacional del Partido Justicialista, el ordenanza de la Sra Fernández, Oscar Parrilli, lanzó la idea de que la consigna de la hora debe ser “Patria o Buitres”, en alusión a que el país no debe pagar a los holdouts, anticipando la negativa en el Congreso de los cristinistas más puros a dar su voto para derogar las leyes denominadas “cerrojo” y “de pagos soberanos”.

Si intervención fue cruzada por la del senador Miguel Pichetto que enfáticamente dijo que el capítulo del default debe cerrarse y que esa era una tarea de todos los argentinos, anticipando el voto a favor de la derogación de los senadores que mayoritariamente lo siguen.

Hubiera sido interesante que Pichetto asumiera esta postura hace rato y que hubiera tenido la valentía de enfrentar un liderazgo absurdo que nos costó miles de millones de dólares extras en concepto de intereses y punitorios.

Solo basta recordar que el fallo de Griesa fue por menos de 1400 millones de dólares y ahora la deuda estimada, sin quita, asciende a casi 10 mil millones. Si uno pensara mal concluiría que Singer, Kicillof y la Sra Fernández fueron socios. Esa pequeña “empresa” tendría un capital neto a repartir de casi 8500 millones de dólares, por supuesto pagado por los estúpidos argentinos que se comieron el verso de “Patria o Buitres”.

Un tipo sensato como Pichetto podría haber evitado esto cuando, de haberlo hecho, el chiste nos habría costado mucho menos. Pero no lo hizo. Calló. En una típica movida peronista, que consiste en agachar el lomo y no parase de manos frente al “líder”, Pichetto dejó que los extravíos de Fernández y la burrez disfrazada de ideología de Kicillof, llevaran adelante la locura de frenar los pagos nada menos que mediante la sanción de leyes del Congreso.

Todos esos disparates hicieron que entraran en juego los famosos “me too” que se acogieron al fallo de Griesa para pedir lo mismo. Si Paul Singer hubiera sido un congresista argentino no habría defendido mejor sus propios intereses.

De todos modos resulta saludable que el peronismo haya aislado en un rincón gritón y oscuro a esta manga de ignorantes que para lo único que sirven es para hacernos deber cada vez más plata.

Resultan particularmente curiosos, en ese sentido, los comentarios vertidos por la ex líder del bloque de diputados del FpV Juliana Di Tullio que criticó a Pichetto y a Bossio (el diputado que produjo la escisión de 15 legisladores del bloque y que dejó en minoría al FpV) porque habían sido funcionales a “darle quórum a Macri”,

Frente a esta confesión cabría preguntarle a Di Tullio si su estrategia para el próximo Congreso consistía justamente en dejar sin quórum a la Cámara para que las leyes ni siquiera pudieran discutirse. Si así fuera (lo que es más que evidente) habría que presentarle otra pregunta a Di Tullio: ¿es ese su concepto de democracia?, ¿para usted democracia consiste en que un partido le niegue de modo sistemático a otro la posibilidad de discutir las leyes?

Nótese que no estamos hablando aquí de aprobar las leyes, sino simplemente de discutirlas. Pero dada su propia confesión –que nos releva de aportar mayores pruebas- parece que ese era el plan de Di Tullio, con lo cual ahora está que trina contra los “traidores”. ¿No será ella la traidora a la Constitución?

El arreglo con los holdouts es manijeado por los gobernadores con tanto o más ahínco que el gobierno nacional. Es que el levantamiento definitivo del default les permitiría acceder a créditos a tasas razonables para financiar obras y cuidar su propio pellejo en sus territorios. Mientras la Argentina siga en la lista negra de deudores incobrables esa pretensión sería una utopía.

Del mismo modo Macri necesita alguna fuente de financiamiento que le permita acceder a una tercera vía entre el gasto y el ajuste. Continuar con el Estado de Bienestar con un déficit de 7 puntos del producto y la presión impositiva más alta de la historia del país es imposible.

Cuando José Luis Machinea elaboró su famosa “tablita”, el mínimo no imponible de ganancias era de $17300 (que eran también dólares). Ajustado ese monto ya sea por la inflación desde el año 2000 hasta aquí o por el tipo de cambio, el mínimo no imponible actual debería ser de $ 270.000. El populismo kirchnerista metió en la bolsa de ganancias a todo el universo trabajador que va de los $30000 a los $ 270000. Una delicia más del gobierno nacional y popular.

Los impuestos ya no pueden subirse. Al contrario hay que bajarlos. Y dramáticamente. Por otro lado las demandas sociales aumentan como si los recursos fueran ilimitados. Y para ponerle la frutilla al postre el cristinismo pide no arreglar con los buitres y optar por la patria. ¿Es acaso un chiste?, ¿de qué hablan?, ¿lo dicen en serio o de verdad están prendidos con Singer en un “fifty/fifty? Si hubiera visto Matrix, no me extrañaría.

Bienvenida entonces la sensatez de Pichetto. Aunque su postura solo sirva para confirmar que la Argentina tiene un problema con la obviedad, que, en muchos casos, es lo mismo que decir que tiene un problema con el sentido común. El país se da cuenta muy tarde de lo evidente. Y la brecha de tiempo entre uno y otro momento suele costarle carísima.

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