
Ayer el ministro de desarrollo social Juan Zabaleta anunció un aumento del 50% de la llamada “tarjeta alimentar” llevando el beneficio a $9000.
Lo hizo en un acto público junto al presidente y con una sonrisa de satisfacción como si realmente el gobierno hubiera descubierto la panacea de soluciones a los problemas sociales argentinos.
En el mejor de los casos, teniendo en cuenta la cantidad de hijos, la cifra podría llegar a los $18000.
Si uno compara la dimensión de los problemas de pobreza y de indignidad que tiene la sociedad argentina con los mecanismos que el gobierno elige para, supuestamente, intentar superarlos, se da cuenta de la enorme brecha que separa un extremo del otro.
Tirar sobre la mesa 18 mil pesos y creer que de ese modo la gente vivirá mejor es solo una forma de consagrar la miseria como modo de vida y la dependencia como instrumento de dominación.
El problema es que esta mentalidad puede entenderse desde la lógica de un poder que pretenda convertir en rebaño a los que deberían ser ciudadanos, pero es incomprensible desde el lado de los que son sometidos.
En efecto, lo normal sería que el propio orgullo que brota de la dignidad humana lleve a las personas a rechazar este tipo de limosnas y a exigir reglas que les permitan mejorar su condición social por la vía del trabajo y del esfuerzo propios.
Pero tanto ha sido el tiempo en que el peronismo ha sodomizado las mentes argentinas que la gente se ha acostumbrado a vivir así, a dar por sentado que ellos no pueden aspirar a más que recibir un dinero miserable del Estado, a pasar por necesidades inmisericordes, a vivir en el barro, a carecer de los más elementales enseres del confort.
El peronismo los ha convencido de que eso son ellos, de que nunca podrán salir de allí porque el sistema injusto los condenó a eso y que deben agradecer que existe el peronismo porque, por lo menos, esa suerte de iglesia de los pobres se acuerda de ellos y les tira un hueso.
A este cuadro dramático de indignidad ha contribuido como nada ni nadie la iglesia católica.
En ese sentido, el discurso católico, la idea central del catolicismo (en especial del catolicismo latinoamericano) consiste en reivindicar la figura del pobre como el protagonista puro, inmaculado e inocente de la vida.
Al mismo tiempo, esa idea ha condenado al rico como un personaje deleznable en el que se mezclan todas aquellas conductas que Dios condena. Por consecuencia, buscar la riqueza es una tarea poco menos que pecaminosa que es mal vista por el Señor.
Naturalmente a esta línea adscribe la cantinela con la que Bergoglio arruinó miles de mentes en sus años de educador en la Argentina.
En este punto el peronismo y el catolicismo han actuado en sincronía y uno le ha venido bien al otro. Los dos han entronizado en el subconsciente argentino la idea de la pureza de la pobreza y de la pecaminosidad de la riqueza (obviamente dejando a salvo la de ellos).
La idea del “rebaño” también es común al peronismo (que se propuso destruir la idea del ciudadano individual, racional y pensante por sí mismo) y al catolicismo (que desde su nacimiento rechazó la idea de que el cristiano individual pudiera interpretar libremente las escrituras).
En efecto, el cisma protestante no se produjo por otra cosa que no fuera esa: Lutero se rebeló contra la idea de que solamente una jerarquía eclesiástica pudiera interpretar la palabra de Dios para, desde allí, bajarla “ya masticada” al “rebaño”.
Lutero entendía que entre los hombres no había ningún rebaño y que ellos estaban en condiciones de leer e interpretar libremente las escrituras. Obviamente un sacrilegio total para quien aspiraba a ejercer un dominio emocional sobre las masas.
El peronismo (no digo que lo haya hecho a conciencia) tomó ese mismo modelo y lo trasladó a la política.
Solo “el conductor” conocía los caminos para la felicidad de todos por eso había que investirlo de todos los poderes, no controlarlo y mantenerlo indefinidamente en la “conducción” para que el rebaño fuera feliz.
El conductor sería el gran proveedor, él repartiría los bienes justamente para que reinase la paz y la armonía.
Es en este contexto en donde se entienden las expresiones de Zabaleta que, como delegado del conductor, parecía estar recordando que ellos nunca se olvidan del rebaño, aunque no tengan ningún interés en que el rebaño deje de ser rebaño.
Cuando la subconsciencia de un país fue penetrada durante tanto tiempo por fuerzas tan potentes (como desde el lado político fue el peronismo hegemónico y desde el lado moral fue el catolicismo bergogliano) es muy difícil volver el camino atrás.
Es la mente de aquellos a los que el cambio quisiera favorecer, la que se volverá en contra del cambio.
El peronismo autoritario (que aspiró al control total de la sociedad para su propio beneficio) y el catolicismo (que confundió a la gente haciéndole creer que lo digno era la pobreza en lugar de dignificar la humildad, que son dos cosas diferentes) colonizaron la mente argentina de tal forma que se necesitará de una reforma de tal dimensión que, de concretarse, opacaría hasta la mismísima dimensión del Cisma Protestante.
La religión (y el Peronismo es una de ellas) es el opio de los pueblos.
Le doy.un consejo si no quiere terminar
Con hemorragia alta x ulcera duodenal
Despues de oir muchos periodistas politicos vease en youtube los videos
De Piscuajo en ROU o los videos de
Pablo Imhoff eso relaja y.no.le producen
Ulcera a la gente sin + coincido con casi
Todo lo q piensa….Ud.
Recien me entere q la Justicia condeno
A Uribarri x culpa de el no tenemos trabajo genuino como pasteras como
Tiene ROU en Fray Bentos.q encima
Energia electrica para la zona de influencia…..
Hoy 13 del 4 del 2022 estoy viendo tv
Y aparece ella hablando encima de soportar la inflacion diaria dije tengo q
Hacer algo para contrarrestar esto y me
Puse inmediatamente el tema Milagro
X el duo Oriental Larbanois & Carrero
Escuchelo es la mejor terapia para soportar a ella y la Hiper…..