Mi colega Jorge Fernández Díaz -que quienes siguen esta columnas saben que no es la primera vez que lo cito- acuñó hace tiempo una expresión que reúne en si misma la ironía, la incredulidad, la duda y el sarcasmo que a veces uno siente frente a la postura de determinadas personas.
Jorge llamó a esa gente “almas bellas”. No sé si habrá sido su intención, pero a mi esa idea siempre me transportó a un umbral donde uno no sabe si quien tiene enfrente habla en serio, es un inocente, un utópico o un mal parido.
La idea revolotea poco menos que todos los días cuando se trata de analizar la posición de quienes opinan sobre Javier Milei.
Muchos se preguntan si, quienes lo apoyan, realmente se dan cuenta hacia dónde esta yendo el país con él, sin advertir, claramente, que esa no es la pregunta que debe formularse (mucho menos desde que la Argentina vivió la experiencia post-Mauricio Macri).
El verdadero interrogante que debería plantearse la Argentina es ¿hacia donde irá el país si Milei fracasa?
Esa sí es una pregunta que se justifica, más aún, como dijimos, después de que todo el mundo fue testigo de lo que ocurrió cuando un proyecto alternativo a la grosería peronista finalmente fracasó, no solo como producto de sus propios errores, sino también como consecuencia de una tarea de esmerilamiento cruel que muchas de esas mismas almas bellas desplegaron contra el gobierno de Cambiemos y contra el propio presidente de aquel entonces.
Es más, el experimento de Cambiemos contenía muchos de los elementos que esas almas bellas le reclaman hoy a Milei, es decir, la pretensión de pasar de la obscena delincuencia peronista a un sistema diferente pero con una transición soft que amortigüe (con concesiones que nunca fueron ni reconocidas ni retribuidas) los efectos del pasaje de una concepción a otra.
Me consta que Macri era, en aquellos años, un ferviente creyente en esa posibilidad: de que tendiendo la mano y poniendo la mejilla, finalmente el adversario convergería en una convivencia civilizada.
¡Qué mejor definición de lo que (supuestamente) las almas bellas le reclaman a todo gobierno no-peronista!
Pero no. Ni el cerril peronismo -desde ya- ni las almas bellas le dieron tregua a Macri a quien le pusieron, sin piedad, sus errores bajo una lupa de altísima definición y sus aciertos como algo normal y, a veces, ni siquiera como eso.
El efecto de esa faena inhumana fue el regreso del kirchnerismo al poder con las consecuencias que quedaron a la vista en el peor gobierno, no solo desde la restauración de la democracia en 1983, sino desde 1810 hasta hoy.
Entonces, de nuevo, la pregunta no es hacia donde va el país con Milei sino hacia donde iría si Milei fracasa. La diferencia es tan evidente que es ahí donde desconfío de la buena fe de las almas bellas.
Pero ellas insisten. No sólo plantean los interrogantes equivocados como vimos recién, sino que persisten en la tarea de trasmitir (y utilizo esta palabra a propósito porque muchas almas bellas son colegas míos que todo el día “trasmiten” un incesante repiqueteo de dudas [o directamente de agravios] sobre el presidente) la idea de que sería efectivamente posible pasar de la mafia peronista a un estado social de bienestar poco menos que al estilo de la social democracia europea, de una manera tranquila, sin sobresaltos, con el liderazgo de un “normal” que respete las reglas clásicas de la política o incluso que repita lo que fueron los usos y costumbres de toda la vida en la Argentina.
A ver, muchachos: eso no es posible. Es más, eso no va a ocurrir, si es que la Argentina aun tiene alguna posibilidad de salir de círculo de marginalidad a la que la llevó el peronismo.
Para que esto sea posible (que la Argentina salga del círculo de marginalidad a la que la llevó el peronismo) es preciso romper de raíz con las tradiciones y costumbres a las que el peronismo acostumbró al país durante los últimos 80 años.
¿Va a ser raro eso? ¡Y por supuesto que será raro! ¿Que pretendían? ¿Que un sistema corrupto, delincuente, empobrecedor, mafioso, fuera modificado usando los mismos usos y costumbres que el propio sistema delincuencial transformó en “normal” en la Argentina? ¡Pero pues claro que no!
Y diría más: no creo que el país tuviera posibilidades de cambiar si el cambio no fuese liderado por un “anormal” (si por “normal” entendemos uno más salido de la cultura política que el peronismo le inculcó a la Argentina en las últimas ocho décadas).
Entonces, si las “almas bellas” creían que era posible cambiar la Argentina utilizando las herramientas que la hundieron simplemente porque son las herramientas que las almas bellas conocen y a las que están acostumbradas, les aviso que no, que eso no es, no era, y no será posible: el nivel de disrupción que se necesitaba para dar vuelta como una media el “orden peronista” era de tal magnitud que solo alguien tan fuera de ese molde como Javier Milei tenia la posibilidad de hacerlo.
Y digo “tenia la posibilidad” porque el hecho de ser un outsider no comprometido con las practicas que hundieron al país no le asegura el éxito, entre otras cosas, precisamente, porque las almas bellas no desisten de su tarea de denostarlo, sin siquiera plantearse qué ocurrirá si el cambio que propone el presidente logra ser abortado.
Y esta disyuntiva aparece como tan clara -al menos para mi- que no puedo evitar caer en la interpretación no-inocente de la genialidad inventada por Fernández Díaz: detrás de las almas bellas (o detrás de muchas de ellas) no hay utópicos sinceros, inocentes o teóricos de un ideal. No: hay mal paridos que defienden un estado de cosas en donde sus vidas, digamos así, eran más fáciles.
La ‘maleabilidad” peronista terminó resultando muy cómoda (y muy conveniente) para muchas almas bellas que se suben hoy a un banquito inmaculado desde donde disimulan sus intenciones de mantener un sistema de vida en donde nadan como peces en el agua.
No hay detrás de sus reclamos y de sus constantes comparaciones contra un perfecto “deber ser” una disidencia honesta que realmente pretenda ofrecer una alternativa ordenada al supuesto “caos” libertario. No: las evidencias demuestran que el peronismo tejió mallas de protección que no solo fueron utiles para el peronismo que las creó sino también para muchos que lograron encumbrarse a caballo de saber aprovecharlas.
Cuando alguien viene a desarmar esas telarañas de intereses no les gusta. Pero como saben que defender la obscenidad peronista sería demasiado y no le reportaría una buena reputación pública inventan un muñeco al que visten con una auto percibida superioridad intelectual (de la que carecen por completo más allá de lo que ellos crean de sí mismos) desde el cual presentan a Milei como desaforado.
Bueno, ¿saben qué? Tengo malas noticias: el desafuero peronista no se enfrenta sirviendo un five o’clock tea, lo lamento.
Se enfrenta con convicción, fortaleza y decisión. Si todas esas cualidades derivan en la composición de un personaje que no les agrada, dense vuelta y miren una foto de Néstor Kirchner, de Cristina Fernández o de Axel Kicillof. O mejor aún, revisen en el album algunas instantáneas de Pablo Moyano, Aníbal Fernández, Juan Grabois o Luis D’Elia.
Quizás en ese flash back de delito, robo, corrupción, autoritarismo, antisemitismo y de alianzas con lo peor de la aldea global, puedan encontrar un contraste adecuado para que de una vez por todas abran los ojos… Ah, no!! Claro!! No los van a abrir!! Si tenerlos cerrados, les conviene.
Concuerdo con la nota en general. Pero no es menos cierto que el Presidente y/o quienes lo rodean han dicho una gran cantidad de estupideces (principalmente en el terreno social, no en el económico/político) en los últimos 12 meses. Aborto, homosexualidad, armas, órganos, bombas en jardines de infantes…
También recordar que MUCHAS de éstas “almas buenas” no son periodistas, son personas “comunes” (mi familia está llena) que ven la realidad de esa forma, algunas de éstas tienen tanto “invertido” psicológicamente hablando durante tantos años en esta concepción del mundo, que si se permitieran reconocer que han estado equivocados, les sería dolorosísimo, imperdonable e insoportable. Sencillamente NO pueden aceptar otra visión de la realidad, porque eso sería muy duro para ellos.
Javier es honrado, inteligente y bien intencionado. Lo negativo es su arrogancia y desprecio por ideas diferentes. Hay que dialogat con respeto y de la sinergia saldran las mejores ideas. Juan C Parodi
Solo repito una frase: adonde iría el país con Milei , sino donde iría el país si Milei fracasa !
El descuartizamiento en el Honorable Aguantadero de la Ley Bases, los incidentes violentos en los alrededores del Congreso, la foto del Papa con sindicalistas sosteniendo banderas de Aerolíneas, las mesas con comida en los pasillos de la Catedral, son postales de un golpe de estado peronista en marcha.
Estamos perdidos. Los modales de Milei son anécdotas al lado de lo que se cierne.
Premonitorio lo tuyo Charly. Podríamos propiciar que los 12 de junio se conmemore el día nacional de los “almas bellas”, ya que “muchas de ellas” (me refiero a los que militan en la categoría de “malparidos” al decir de Fernandez Diaz) que salieron hoy a las calles de la Ciudad para entorpecer y perturbar el orden constitucional y la vida democrática.
Decir estamos perdidos es resignarse a una derrota antes de tiempo. Hay victorias que se ganan con pequeños triunfos que paso a paso muestran los cambios favorables que van produciendo y a los que después, por sus resultados positivos, muestran dónde está el verdadero camino a recorrer.
El análisis de ayer cambia de color según el cristal con que se mira. Muy de acuerdo con Sofía de Laferrère y quisiera destacar q no fueron tantos los q nos invadieron. Si muy bien organizados. La izquierda latinoamericana va al frente mientras el peronismo, que prendió el fuego, desaparece apenas ve una llama.
Muy lucido el autor de la nota, y creo que el grave problema que presenta y que es la mafia peronista ahora se ha agravado con los narcos y terroristas, y todo eso es una tormenta perfecta para destruir la democracia …Luis