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¿Estúpidos, sin memoria o ambas cosas?

El kirchnerismo no tiene ningún respeto por la voluntad popular. Lo probó largamente con su comportamiento golpista durante todo el mandato de Mauricio Macri a quien, desde el primer minuto, se propusieron voltear. Ni siquiera intentaron disimularlo: al contrario lo gritaron  a los cuatro vientos. Formaron el Club del Helicóptero.

Se trata de una costumbre que ahora, en ocasión de que la Corte dejara firme el fallo de condena a prisión de Amado Boudou por la causa Ciccone, es reafirmada una vez más por dos de sus más conspicuos representantes, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof y uno de sus actuales ministros, el impresentable barrabrava Andrés “El Cuervo” Larroque.

Ambos salieron al cruce del fallo considerando que se trata de un capítulo más del “lawfare”, es decir, de la “guerra judicial” declarada a los “patriotas defensores del pueblo humilde” por la “oligarquía concentrada”.

Los dos argumentaron en apariciones en las redes sociales que “a Amado no le perdonan el haber recuperado para los trabajadores los fondos de las jubilaciones que estaban en la AFJP sólo como un negocio”.

A ambos patoteros políticos habría que recordarle cómo fueron la sucesión de aquellos hechos. Hacia el año 2008, siendo Cristina Fernández presidente, el verdadero presidente en ejercicio -Néstor Kirchner- advierte que las cuentas públicas comenzaban a desmadrarse. Ya no era suficiente con la soja a más de U$S 600 para soportar el peso del gasto que el kirchnerismo había aumentado demagógica y sideralmente.

El tuerto entonces, le puso el ojo a esa montaña de plata. Tenía que apropiársela de algún modo.

Apelando a sus clásicas llamaradas de odio clasista y entendiendo que un par de frases cargadas de rencor y de demagogia serían suficientes para ponerse a un conjunto de idiotas en el bolsillo, lanzó la idea de que el sistema de AFJP dejara de ser obligatorio y la gente pudiera elegir voluntariamente comenzar a aportar a un sistema de reparto estatal.

Esperó un tiempo y el resultado fue pasmoso: nadie optaba por el Estado. La gente tenía muy en claro quién la había estafado en el pasado de modo sistemático y, ni de cerca, optó por el sistema estatal.

Pero Kirchner no se conformó. Al tiempo obligó a las Administradoras de Fondos a enviar un formulario obligatorio a cada afiliado en el que expresamente cada persona debía manifestar su voluntad de permanecer en el sistema privado (en realidad nunca fue privado, sino mixto y sujeto a un cúmulo de limitaciones financieras). Otro fiasco: el “referéndum” terminó 8 a 2 a favor de mantenerse en el sistema.

Todo el mundo pensó que el presidente en ejercicio había recibido ya suficientes respuestas a sus apetencias y que, respetando lo que la gente había elegido, se bajaría de sus aspiraciones.

Pero no. No obstante la paliza que se ligó de parte de la voluntad de la gente, hizo preparar un proyecto para estatizar, manu militari, esos fondos.

Es falso que la idea de estatizar las AFJP haya partido de Boudou. Fue Kirchner el que le dio la orden de preparar un proyecto de confiscación.

Y allí aparece otra desmentida a lo que los propulsores de falsedades fascistas intentan repetir todo lo necesario para que la gente lo crea: las AFJP eran un negocio pésimo para el sistema financiero y para las empresas.

Maniatadas como estaban para operar los fondos con la libertad suficiente para hacerlos rendir, el sistema tenía una administración más cara que sus beneficios. Tanto las Administradoras como los futuros jubilados eran los principales perjudicados por semejantes regulaciones.

Enteradas las empresas de la movida kirchnerista no hicieron nada para evitarla. Que alguien me demuestre si no, si alguna de aquellas compañías se presentó en la Justicia para controvertir el proyecto y la iniciativa: no lo hizo ninguna.

Y no lo hicieron porque administrar esos fondos bajo aquellas restricciones constituía un negocio pésimo. Cuando Kirchner les puso la mano encima, se los tiraron por la cabeza con moño y todo.

La repetición sistemática de una mentira al estilo goebbeliano hace que finalmente muchos la tomen como verdadera. Como dijo Mark Twain,  es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada… Quizás porque admitir que uno ha sido engañado implica reconocer que ha sido un poco estúpido.

Y efectivamente en la Argentina parecería haber millones de estúpidos. O al menos muy desmemoriados. La sucesión de hechos que aquí contamos consta en las crónicas periodísticas de la época. Cualquiera podría chequearlas.

Pero hoy, más de 12 años después, tenemos que escuchar el verso mentiroso de que Amado fue un héroe popular que avanzó contra la puta oligarquía y que hoy ésta no se lo perdona por lo que operó sus influencias en la Justicia para mandarlo preso.

¡Hay que ser pelotudo, eh!

Por Carlos Mira

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3 thoughts on “¿Estúpidos, sin memoria o ambas cosas?

  1. Oscar Biondi

    Dudo que Boudou vuelva a la cárcel y no se extrañen que en poco tiempo ocupe algún cargo político, estamos en una Argentina decadente, gobernada por payasos y delincuentes.

  2. Marcelo Zocchi

    Este artículo es otra de tus obras maestras…yo fui uno de los damnificados…un 50 % de mis ahorros eran aportes voluntarios…se quedaron hasta con los aportes voluntarios!!!

  3. 01101001b

    _”Y efectivamente en la Argentina parecería haber millones de estúpidos.”_
    Una frase a prueba de balas. Basta ver el resultado de los votos en la última elección.

    PD: Coincido con los 2 comentarios anteriores. Rara vez leo un artículo tuyo con el q no esté totalmente de acuerdo y esté muy bien escrito.

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