Solo en un país en guerra con lo obvio puede haber ocurrido que un ex funcionario y actual diputado como Julio De Vido haya durado hasta ahora sin que un fiscal pida detenerlo.
El ex ministro de planificación de los Kirchner tiene más de 180 causas penales y ha sido denunciado con pruebas contundentes por diputados que ahora son su “colegas” y que se han cansado de señalarlo como el gerente general de la organización ilícita que presidieron primero Néstor Kirchner y luego (y actualmente) Cristina Fernández.
De Vido fue (y en gran medida sigue siendo) una especie de Doug Stamper (el Chief of Staff de Frank Underwood en The House of Cards) que se encargaba de toda la logística práctica de la banda.
De Vido traficó miles de millones de pesos sucios y esta guasada de las usinas y las minas de Río Turbio deben ser una décima parte de todo lo que pasó por sus manos.
El presupuesto del Ministerio de Planificación era el más alto de toda la administración. De la parte elástica (no remuneraciones, jubilaciones y pensiones) del presupuesto del Estado, De Vido manejaba el 80%.
Pero aun así para evitar los controles de los organismos administrativos que impone la ley (AGN, Sigen, etc) inventó un sistema para eludir esos controles sobre la base de generar fundaciones de Universidades a través de las cuales pasaba a manejar los fondos. Las fundaciones no están alcanzadas por esos controles.
Así fue que, para no desperdiciar nada, la banda ideó un “tren turístico” en Rio Turbio para utilizar las antiguas vías de transporte de carbón. La formación funcionó solo el día de su inauguración, pero la fundación de la Universidad Tecnológica Nacional recibía los fondos como si el tren funcionara. Obviamente todo ese dinero se robó.
Fue la misma mecaniza que se instrumentó con infinidad de actores y actrices para financiar –con fundaciones universitarias- obras que nunca se hicieron pero que se cobraron por cifras millonarias, repartiéndose el dinero. El caso más paradigmático de estos últimos fue el de Andrea del Boca, aunque claramente no fue el único.
Pero lo más escandaloso de todo es que estos delincuentes hayan encontrado en los fueron parlamentarios una especie de salvoconducto para delinquir y no ir presos, como seguramente estará especulando la jefa de la banda, Fernández.
Los fueros fueron creados por la Constitución para proteger principalmente a los legisladores para que cuando tengan expresiones fuertes en el ejercicio de su cargo no sean perseguidos por la Justicia. Del mismo modo para evitar que una maniobra del poder ejecutivo frente a algún juez los pueda dejar fuera de una votación trascendental en cualquiera de las cámaras.
Pero ese noble instituto no fue pensado para proteger a criminales con pistolas humeantes en sus manos. Eso es otra cosa. Allí la Justicia debe actuar de modo directo, sin pedir el desafuero, porque de lo contrario sería admitir que en plena democracia existe una casta de desiguales (más allá de lo que ya son de hecho) que puede violentar la ley bajo una coraza de protección.
La evolución hacia el Estado de Derecho consistió en parte en la eliminación de esas diferencias entre los ciudadanos, para que gobernantes y gobernados estén vigilados por el mismo orden jurídico, sin excepciones y sin desigualdades. No hay dudas que el camino seguido por De Vido en 2015 es el que espera repetir Fernández en 2017: asilarse en el Congreso para evitar que la Justicia la meta presa.
Lo que debería quedar claro aquí es que esta de Río Turbio es una parte infinitesimal de la corrupción K y de Julio De Vido en particular. No es posible explicar porque ninguna de las 180 causas no produce novedades.
Hoy Elisa Carrió lanzó una pregunta inquietante “¿hablará o lo matarán antes?” Nada puede dejarse de lado en la Argentina. Nadie creía hasta el 18 de enero de 2015 que Nisman pudiera aparecer muerto en el baño de su casa con un tiro en la cabeza. Y ocurrió. Nadie creía que a los pocos días el cadáver carbonizado de una mujer pudiera aparecer en las inmediaciones de su edificio sin que nadie lo reclame. Y ocurrió.
Los Kirchner instalaron hace 30 años en Santa Cruz el embrión de una mafia que logró hacerse del poder nacional. Y la mafia sabe cómo arreglar sus cuentas, para que todo de cero.