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De iPhones, socialismo, juventud y Rodríguez Larreta

¿Qué contendrá la vianda gourmet que la Dirección Provincial de Escuelas que depende de Axel Kicillof entrega a los colegios del conurbano bonaerense como para que allí no haya toma en señal de protesta y sí estén tomados los colegios de la Ciudad de Buenos Aires? ¿Contendrán sushi y langostas? ¿O tal vez lomo con finas hierbas y papas a la crema?

Nadie lo sabe con la certeza necesaria como para explicar el rarísimo fenómeno según el cual los mejores colegios del país -dentro de lo que la educación pública puede ofrecer- estén tomados y otros que son apenas un poco más que un rancho, no.

¿O quizás sea porque la Ciudad de Buenos Aires es gobernada por el PRO y la provincia de Buenos Aires por el peronismo? ¿Será por eso? ¿O hay aquí un conjunto de mal pensados, odiadores seriales y fascistas?

Varios de los colegios tomados, empezando por el Mariano Acosta (el que tomó la lanza en esta historia)  fueron reciclados durante la pandemia. Se aprovechó parte de la cuarentena para rehacer los baños que habían sido vandalizados por los propios estudiantes que los usan y se pintó a nuevo el establecimiento.

Hoy a menos de dos años de aquella renovación los baños están completamente destrozados y el colegio aparece con pintadas políticas que no tienen nada que ver con el mundo académico.

Uno de los puntos centrales del “Decálogo de Lenin” (más allá de aquellos que tenían que ver con acciones que produjeran una especie de descomposición social) mandaba a “exigir lo imposible”, consciente de que la constante cantinela del reclamo con exigencias cada vez más ridículas desgastaba a lo que el asesino de Moscú consideraba “el enemigo”.

En el video de Carla Andrade, la impresentable líder de la toma de ese colegio, se la ve con un iPhone de última generación arengando en lenguaje inclusivo a la toma de más colegios y hablando contra la ministra de educación de la Ciudad, Soledad Acuña.

Resulta curiosa esta paradoja porque ese video fue a su vez subido a una red social que, como el teléfono, es también de origen norteamericano. Parecería que estos “estúpidos imberbes” (para usar el lenguaje de Perón)  parten del supuesto de que el mundo seguiría siendo el mismo si sus ideas colectivistas triunfaran: seguiría habiendo iPhones, redes sociales libres, anteojos Rayban y un estilo de vida que no cambiaría.

Malas noticias, chicos: si lo que ustedes profesan fuera la regla que gobernara el mundo probablemente aun estaríamos con los teléfonos negros de baquelita (en el mejor de los casos) el correo de estampillas (en el mejor de los casos) y con culos de botellas como lentes (en el mejor de los casos).

La presunción de que, salvo las sandeces que ustedes proponen, todo seguiría igual en términos de lo que les gusta disfrutar (teléfonos inteligentes, redes sociales, consolas de videojuegos, etcétera) es sencillamente falsa. Todo eso desaparecería de la faz de la Tierra, porque todos esos avances son la consecuencia de la libertad que ustedes pretenden sepultar. Solo la creatividad capitalista, individual, innovadora y compensadora del mérito es capaz de generar los artefactos que les gusta disfrutar y de los que paradójicamente se valen para transmitir un mensaje que destruya la cultura que los produce.

Sin el capitalismo norteamericano no habría Internet, ni iPhones, ni Instagram, ni Twitter, ni Facebook, ni PlayStations, ni jeans, ni All Stars, ni Nike.  Sin el sistema del gobierno limitado que deje libre la creatividad individual para que ésta genere más confort y mejores condiciones de vida, ustedes probablemente no hubieran nacido porque la ciencia médica estaría tan atrasada que cualquier complicación en el parto los habría matado a ustedes, a sus madres o a ambos.

Sin la libertad, la educación nunca hubiera sido abierta y con pensamiento crítico y su propia rebeldía los hubiera llevado a un calabozo, como ocurre en Cuba cada vez que a un joven se le ocurre la peregrina idea de emitir su opinión.

No es posible el socialismo que ustedes proponen sin las privaciones, muchachos. Y por lo visto (por su aspecto, sus gustos, sus gadgets y su vestimenta) a ustedes las privaciones no les gustan, lo cual es perfectamente razonable y normal: a nadie les gustan las privaciones.

El pequeño detalle es que deben darle coherencia al hilo que une aquellas cosas que les gusta disfrutar con los sistemas aptos para producirlas: no se puede ser un partidario de disfrutar de la leche y al mismo tiempo ser un militante en la causa de exterminar las vacas.

Su discurso es antiguo, chicos. La verdad, da lástima verlos: rodeados de una atroz ignorancia, con una visión aldeana del mundo y creyendo que se puede vivir bajo una concepción cerrada de la mente que le entregue el poder a una Duce al que ustedes llaman “jefa”. Eso sí, no me saquen el iPhone, please.

Al colegio se va a estudiar. Bastante colectivista es el contenido de los planes de estudio como para que anden exigiendo que se sovietice más. Y al colegio también se va para prepararse para la vida de verdad, para la que los espera en el mundo del trabajo. Completar el verso de las viandas con negarse a ir a prácticas laborales en empresas es otro acto de estupidez que solo los que aspiren a convertirse en una nueva capa geológica del Estado podrían argumentar con cierta lógica (porque evidentemente ya tienen como objetivo mental ser un parásitos de la sociedad a la que esperan expoliar con impuestos que los mantengan).

Pero que aquellos que imaginan un futuro en el sector privado (el único que produce riqueza de verdad [entre otras cosas, iPhones]) se nieguen a tener la oportunidad gratuita de ver cómo ese mundo funciona, cuáles son sus parámetros, qué se necesita para desempeñarse allí, es francamente idiota. No hay rebeldía allí; hay estupidez.

El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se ha encontrado frente a una increíble oportunidad de demostrar que tiene lo que hay que tener para decir cuántos pares son tres botas.

Hasta ahora muchos lo han caracterizado como un hombre sin la firmeza necesaria como para enfrentar las duras disyuntivas que presenta gobernar. Este es su momento, Rodríguez Larreta. La idiotez juvenil le ha regalado una oportunidad inesperada para poner las cosas en su lugar. Solo usted puede aprovecharlo. Veremos lo que hace.

Por Carlos Mira
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One thought on “De iPhones, socialismo, juventud y Rodríguez Larreta

  1. Carlos

    Hoy vi en youtube a Vinciguerra las
    Lanchitas amarillas en MDP y se ve q
    El recurso esta en abundancia
    Pero se nota q aqui hay un mal sistema
    Politico – Economico q nos rige
    Q si se lo cambiara el Pais tendria chance
    Para eso se deberia votar distinto a los
    Q se vienen votando….

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