El turismo regenerativo definitivamente ha entrado en el foco de los hoteles de lujo, así como en la experiencia de los viajeros de todo el mundo. En el actual escenario de emergencia climática, esta nueva forma de viajar adquiere una propuesta diferente: ahora el objetivo ya no es minimizar los daños causados por el turismo, sino repararlos y traer beneficios duraderos a las comunidades locales y al medio ambiente.
Este paquete incluye un potente ecosistema de acciones dirigidas a la salud, la educación, el empleo y la economía que tienen como objetivo desarrollar relaciones con la población local, al mismo tiempo que crean una conexión entre los turistas y la región que visitan.
Entre las iniciativas destaca la adopción de dietas con más vegetales para contener gases de efecto invernadero, inversiones en agroecología y productos orgánicos, en proyectos sociales y educativos, además de la recuperación de fuentes hídricas y bosques ribereños.
Acciones, de hecho, que ejemplifican el contenido presente en la “Declaración de Belém”, documento elaborado durante las reuniones del Grupo de Trabajo de Turismo del G20, en Belém, Pará, en Brasil, y que será presentado durante la Cumbre de Líderes del G20, prevista para el los días 18 y 19 de este mes en Río de Janeiro. Fue unánime entre los involucrados que el sector turístico debe ser “sostenible, resiliente e inclusivo”.
Aquí traemos tres ejemplos de destinos en todo el mundo que están dando buenos ejemplos para el sector, como son The Family Coppola Hideaways, colección de hoteles del cineasta estadounidense Francis Ford Coppola; y Nayara Resorts, con su hotel Nayara Hangaroa, ubicada en la isla más remota del planeta, la Isla de Pascua.
Blancaneaux Lodge – Belize
En Centroamérica, Francis Ford Coppola construyó sus tres hoteles en Belice de la forma más sostenible posible. El primero de ellos es un ejemplo a seguir, el Blancaneaux Lodge, inaugurado en 1981 como destino vacacional de la familia del cineasta y que en la década siguiente se transformó en un hotel refugio rodeado de cascadas y bosque tropical.
Sus 20 villas, decoradas con antigüedades, artesanías regionales y telas guatemaltecas, todas cuidadosamente seleccionadas por la esposa de Francis, Eleanor, fueron construidas con materiales certificados provenientes de la región y con una arquitectura que permite el flujo natural del aire, eliminando el uso de aire acondicionado.
Las piscinas cuentan con sistemas salinos que evitan el uso de químicos nocivos para el medio ambiente, mientras que el arroyo que pasa por la propiedad produce el 85% de toda la energía utilizada en el hotel. Otro punto destacado es su huerto orgánico de 3,5 acres que, además de producir gran parte de los alimentos para los huéspedes y empleados, ofrece una experiencia gastronómica en la que los visitantes cosechan sus propios ingredientes para una verdadera comida vegetariana: espere un ceviche de verduras o un mojito de limoncillo.
Como parte de su responsabilidad de apoyar a la comunidad y la rica cultura beliceña, uno de los pilares del grupo, artistas nacidos en el país participan activamente en presentaciones y cursos en el hotel y los jóvenes reciben becas completas, además de que el hotel paga una mensualidad. Otro ejemplo es el aporte a la principal clínica de salud de Placencia, que atiende a gran parte de la población.
Nayara Hangaroa – Isla de Páscua
La Isla de Pascua, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conocida por sus antiguas estatuas de piedra moai, es uno de los lugares más aislados del planeta y tiene una población que lucha por mantener vivas sus tradiciones e historia. Uno de los principales objetivos de Nayara Hangaroa, un hotel que expande el pensamiento sustentable más allá de la gestión ambiental, enfocándose en el bienestar de sus habitantes y el verdadero desarrollo de la economía local.
Comenzando por la arquitectura, el hotel de 75 habitaciones, todas con terrazas privadas con vista a la inmensidad del Pacífico, fue diseñado como un homenaje al centro ceremonial de Orongo y cuenta con los llamados “techos verdes”, cubiertos de pasto, que además de imitar las antiguas casas del pueblo Rapa Nui, fueron diseñadas para hacer más efectiva la refrigeración y calefacción natural, minimizando la necesidad de aire acondicionado.
Ya pensando en priorizar a la comunidad, casi el 100% de los empleados son de la ciudad de Hanga Roa y otras regiones de la isla, especialmente los guías, quienes comunican con excelencia la historia de sus antepasados. Nayara Hangaroa realiza programas de certificación para residentes que quieran ser especialistas, además de realizar proyectos de educación, seguridad alimentaria y cuidado de las familias de sus empleados, ofreciendo alojamiento y transporte gratuito a todos. Según ellos, el verdadero turismo regenerativo ve la inversión en la comunidad local como una inversión a largo plazo en la salud del hotel o resort.