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Las Bahamas: ¡donde la alegría tiene su propio ritmo!

Por Carlos Mira para The Post, un medio del Grupo FMGN Press (*)

Hay destinos que encantan por el paisaje, otros, por el ritmo de vida. ¡Mientras que Las Bahamas logran unir ambos de forma única! Un archipiélago donde el azul turquesa del mar parece infinito y el calor humano es tan vibrante como los tambores del Junkanoo, el festival cultural más emblemático del país.
 
Entre Navidad y Año Nuevo, las calles de Nassau se transforman en un espectáculo de colores y sonidos: disfraces artesanales, música de percusión y una energía que solo puede describirse como contagiosa. El Junkanoo es más que una fiesta típica, es una expresión viva del alma bahameña, una tradición que mezcla herencias africanas y la creatividad local en un desfile que toma Bay Street durante la madrugada del Boxing Day y de Nochevieja.


 Lo que se ve allí es el resultado de meses de preparación. Comunidades enteras trabajan juntas en la confección de disfraces hechos de papel, conchas y plumas coloridas, al son de tambores, campanas y conchas marinas transformadas en instrumentos. El ritmo es hipnotizante, y la alegría colectiva contagiosa: no hay quien se quede solo mirando, todos terminan contagiándose.
 
Para quienes quieran sumergirse aún más en este universo, Nassau alberga espacios dedicados a la preservación y celebración de esta cultura, como el Educulture Mini Junkanoo Museum y el Junkanoo World Museum & Arts Centre, donde es posible ver de cerca trajes originales, conocer a los artesanos que los crean y participar en una de las espontáneas jam sessions que llenan el aire de música e identidad.

En Las Bahamas el encanto nunca termina. En todo el archipiélago, los hermosos paisajes y la gente acogedora brindan una sensación de satisfacción y serenidad, una atmósfera ideal para celebrar un nuevo año de una manera única.
 
Y cuando el sonido de los tambores se silencia, lo que permanece es el verdadero lujo bahameño: el Barefoot Luxury. Un concepto que traduce la esencia del destino: el lujo de andar descalzo sobre la arena blanca, de saborear el tiempo sin prisas, de cambiar el exceso por lo esencial. Es la sofisticación que se revela en la simplicidad: disfrutar del mar en aguas translúcidas, un masaje en la playa, una cena de mariscos bajo el cielo estrellado o, incluso, el silencio que se impone naturalmente.
 
Cada isla de Las Bahamas ofrece una forma única de experimentar este equilibrio. Las familias encuentran resorts completos en Paradise Island, por ejemplo, con actividades para todas las edades. Mientras que las parejas pueden refugiarse en islas más tranquilas, como Eleuthera o Exuma, donde el romanticismo se mezcla con el sonido de las olas. Quienes viajan solos terminan descubriendo un destino acogedor, con espacio tanto para el encuentro con los demás como para la introspección.
 
Con vuelos que conectan las Américas con el Caribe en pocas horas, Las Bahamas son una invitación irresistible tanto para terminar el año como para empezar uno nuevo, y con broche de oro, a un ritmo tropical. Porque en Las Bahamas, el tiempo tiene otro ritmo: la vida late con música, el mar refleja el cielo en increíbles tonos de azul, y el verdadero lujo está en disfrutar cada instante de sol, arena y brisa.

Por Carlos Mira

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(*) El Grupo FMGN Press es dueño de The Post y SunnyNews 

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