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El nuevo lujo inmobiliario hoy se mide en experiencias

Por Carlos Mira para The Post, un medio del Grupo FMGN Press (*)

Durante años, el mercado premium pareció obsesionado con más altura, más amenities y más brillo. Pero la conversación global empezó a girar hacia otro lado. Hoy, el verdadero diferencial de un proyecto no está en la excentricidad del material sino en la calidad de vida que puede generar. ¿Puede un edificio construir comunidad? ¿Puede un desarrollo mejorar un barrio en vez de encapsularse en sí mismo?

Esta tendencia, que mezcla diseño, arte y urbanismo social, encontró en Miami uno de sus laboratorios más visibles. Y uno de sus impulsores fue Related Group, que desde hace más de cuatro décadas, la compañía fundada por Jorge Pérez convirtió a la estética en una herramienta de cohesión.

Se trata de proyectos como Viceroy Brickell, Icon Beach o los nuevos desarrollos en Wynwood y Bal Harbour, donde el arte y las experiencias compartidas funcionan como curaduría de vida urbana. Claramente, aquí prevalece una lógica que hoy empieza a replicarse en distintos mercados donde los compradores no buscan metros cuadrados sino pertenecer.

El dato es contundente es que la firma lleva más de 100.000 residencias construidas desde 1979 y más de 50 mil millones de dólares en ventas. Pero el número es apenas la superficie de otra discusión más profunda relacionada con cómo escalar la idea de “comunidad” en ciudades que crecen hacia arriba.

La irrupción de una nueva generación de compradores -nómadas digitales, familias de alto poder adquisitivo que repiensan su relación con el espacio, inversores que priorizan bienestar sobre ostentación- obligó a revisar prioridades. Piscinas infinitas y gimnasios de hotel cinco estrellas ya no alcanzan pues hoy se pide identidad narrativa, curaduría artística, espacios de encuentro, experiencias.

Related Group fue una de las primeras firmas en incorporar arte de calidad museística y programas culturales en todos sus proyectos, mucho antes de que se volviera una moda.

Este enfoque, que combina arquitectura de autor con paisajismo inmersivo y servicios pensados para la vida cotidiana, transformó edificios en ecosistemas, y barrios emergentes en polos donde vivir deja de ser un acto meramente residencial.

La tendencia es global, pero se expresa con fuerza en Miami, donde los nuevos proyectos funcionan como cápsulas urbanas abiertas al entorno. No es casual que las propuestas actuales de Related —desde Andare de Pininfarina en Fort Lauderdale hasta Baccarat Residences en Brickell; Casa Bella by B&B Italia en el Downtown; NoMad Wynwood en el distrito cultural; Rosewood Residences en Playa Hillsboro; Rivage en Bal Harbour; o Ritz-Carlton Residences en West Palm Beach— tengan una narrativa común: diseño, cultura y vida.

Lo interesante es que esta lógica está empezando a verse como estándar, no como extravagancia. Los compradores buscan experiencias que vayan más allá de la propiedad, como contar con una gastronomía curada, espacios de coworking reales (no simbólicos), arte que dialogue con el edificio, programas sociales que conecten a los vecinos, entornos que mejoren el barrio en vez de desplazarlo.

Entonces, la tendencia fuerte para 2025 es que el lujo deja de ser decoración para convertirse en propósito. 

Por Carlos Mira

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(*) El Grupo FMGN Press es dueño de The Post y SunnyNews

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