
Por Rocío Bravo de la redacción de iProfesional
Marcos Victorica es un economista y escritor argentino. Fue asesor en finanzas para compañías nacionales e internacionales, con un gran recorrido en la economía nacional de los últimos 30 años. Además, fundó un instituto de estudios que se focalizó en economía informal, privatizaciones y gasto público.
A pesar de contar con una carrera exitosa en su país, con 64 años decidió empezar de cero y encontró su nuevo rumbo en la migración. Llegó a Estados Unidos y allí se animó a emprender: fundó BAS Storage y dio una vuelta de tuerca a la industria del auto-almacenamiento.
“Hace diez años empecé con los primeros ‘baby steps’, iba y venía, analizaba, veía cómo instalarme y fui aterrizando”, cuenta a iProfesional. “Hace ocho que estoy firme viviendo e instalado completamente. A pesar de tener una carrera reconocida, sentí que mi destino estaba más allá del país donde nací”, añade.
“Sentía ‘claustrofobia’, no veía la posibilidad de un futuro mejor en donde estaba”, narra en diálogo con el medio. “En ese momento – continúa- tenía una consultora muy importante dedicada al tema del lavado de dinero. Sin embargo, en un mundo con un 85% de economías informales, no me sentía cómodo enfrentando al ciudadano que buscaba resguardar sus ahorros en la informalidad, en lugar de atacar el verdadero problema”.
Eligió Miami. Según dice, “tiene muchas ventajas para el inmigrante latino. La mayoría de sus habitantes hablan nuestra misma lengua, tienen costumbres y muchos modismos similares. Es un país más amigable para emprendedores y empresarios que los países de Europa, incluso en España que culturalmente puede ser cercano, está esa distancia que es más difícil del romper con el europeo”.
“Europa es un continente museo, tiene su historia muy presente, es muy interesante y pintoresco, pero parte de eso implica conservar su cultura y su gente. No son abiertos a recibir personas de afuera. Podés vivir años y siempre vas a sentirte inmigrante”, comenta.
Estados Unidos, en cambio, “es un país de inmigrantes desde sus inicios y está listo para recibir personas”, destaca. “En ese sentido, es muy similar a Argentina, donde estamos acostumbrados a recibir y mezclarnos con el nuevo. Acá encontré la posibilidad de integrarme mucho más”.Condo Storage es un concepto para subdividir las bauleras en un edificio
Los primeros pasos del migrante: “Todos te toman examen”
Para Marcos, el primer pasó fue estudiar el mercado, la industria, las características de management del negocio y las normas legales. “Siempre con asesores, con vínculos nuevos que me ayudaban a tener un panorama. Cuando uno llega, los vínculos son fundamentales”, resalta.
“Pero el negocio lo hice de un día para el otro”, aclara. “La metáfora -continúa- no es la de un salto, sino la de ‘escalar una montaña. Hay momentos en los que tenés frío, vértigo, pensás en qué pasa si te caés, porque el miedo a fallar, a tener que volver y decir ‘no lo logré’, está siempre, el que diga que no, miente. También hay personas en la cima que te quieren dar una mano, pero tenés que ganar la confianza, primero en vos mismo y en los otros, y ellos con vos”.
Además, según dice, “cuando llegás a un país tan poderoso y venís de uno que más bien es visto como decadente desde la visión del norteamericano, todos te toman examen. Tenés que demostrar lo que sos de nuevo. El cambio es enorme y el golpe al ego es terrible. Yo era economista y estaba acostumbrado a hablar y que me escucharan. Acá todo era distinto, sentía que no sabía nada, que me juzgaban. Demandó mucha fuerza y creer en la visión que yo tenía al llegar”.
El primer desafío fue aprender lo que Marcos llama ‘las leyes no escritas’. “Los primeros días uno está bastante aturdido, con mucha energía, la mochila cargada de ilusiones y la almohada desbordada de temores”, narra. “Cada día trae un personaje nuevo, desconocido, que jamás pensamos que se cruzaría en nuestras vidas. Con ellos, las historias, las opiniones, las frustraciones, las fantasías, las ilusiones y las desilusiones. Allí es donde uno comienza a darse cuenta de que nada es como creíamos: a veces puede ser peor o mejor, pero siempre distinto”.
“Uno se tiene que imaginar en el lugar donde se va a instalar y tener en cuenta que eso implica extrañar”, continúa. “Extrañar a los amigos, la mesa larga de los domingos, los ravioles de la abuela, el asado, el fútbol, el tango y un territorio del que te sentís parte. Esas son las lonjas del cuero propio que uno tiene que animarse a dejar en el pasado para construir su propia nueva historia”.
Pero ahí también está el desafío, según Victorica: “El conocer personas nuevas que nunca antes pensaste que serían parte de tu vida, personas que te movilizan. No solo las que se quedan con vos, también las que son una anécdota, todo te deja un valor. Las pérdidas también, y el proceso de inmigrar es una gran pérdida y una gran ganancia al mismo tiempo”.Con 64 años, el economista Marcos Victorica dejó el país y empezó de cero en Miami
El paso siguiente: la fundación de BAS Storage
“Cuando tenés 20 o 30 años, llegás sin nada y te hacés desde cero, te integrás como uno más, pero a mi edad, llegar y hacerme lugar era un desafío para aventureros”, plantea. “Es importante tener fortaleza y seguir intentando, aunque todo parezca ir en contra. Yo abrí mi mente hasta el infinito para poder mirar la realidad desde un ángulo diferente; ahí es donde se descubren las oportunidades”.
En este sentido, para Marcos, la clave estuvo en entender que nunca todo está inventado. Fue a partir de esto que encontró la oportunidad para crear algo nuevo, en un lugar donde muchos pensarían que ya está todo inventado. Su primera idea fue adquirir una franquicia de taller de chapa y pintura, porque tenía experiencia como hobbista en Argentina restaurando coches; pero requería mucho personal.
Después apareció una industria desconocida hasta el momento para él. “Lo único que conocía de real estate era por un par de casas que había comprado en Argentina para vivir, nunca había invertido. Ahí empecé a conocer mejor la industria e interiorizarme en su funcionamiento”, cuenta.
La idea del “Condo Storage” tuvo dos patas: lo primero que hizo fue inscribirse en la Self-Storage Association para ir conociendo más de una industria inmensa y que no estaba explotada en su máxima capacidad. Luego, a partir de una conversación con su hijo, surgió la idea de hacer como con las cocheras en Buenos Aires, que se adquieren como propiedad horizontal con más de un propietario. “La idea era hacer que el ingreso a esta industria fuera más simple”, explica Marcos.
El proceso siguiente fue contratar abogados para ver qué posibilidades había con las normativas del país. “Y ahí sí, fui consiguiendo inversores y compré un edificio para empezar a generar contratos de alquiler como propiedad ‘Condo’, como se conoce en Estados Unidos a esta modalidad. Cada inversor puede adquirir unos cuantos espacios de almacenamiento por separado en el mismo edificio”, detalla.
“Lo que logramos fue un puente único para trasladar los dólares de los latinos que todavía no se animaban a moverlos a una renta en dólares”, continúa. “Sentí que estaba colaborando con una solución real a un problema que veníamos atacando de manera equivocada. Se generó un producto único para un nicho enorme que es el dólar físico de Latinoamérica hay más de u$s100.000 millones guardados sin mover por la falta de confianza”.
¿Cómo funciona Condo Storage?
El “Condo Storage” es una nueva modalidad dentro de la industria, que permitió la subdivisión de las unidades (de manera similar a las cocheras en Argentina) generando inmuebles que poseen escritura propia por cada unidad y que pueden ser adquiridos con inversiones que van desde los u$s25.000. “Este tipo de inversión le representa al inversionista una renta anual garantizada en un mercado estable que tiene bajo nivel de riesgo y bajo mantenimiento”, asegura el economista. “Además, se trata de un mercado del que puede entrar y retirarse fácilmente evitando pérdidas”.
Es una industria segura, con menor riesgo de vacancia y de accidentes. “A diferencia de alquilar viviendas, el storage no tiene los riesgos de resguardar personas, fallas eléctricas, daños a la propiedad, esas cosas no ocurren en el storage”, argumenta. “Lo peor que puede pasar es que se rompa una persiana y ahí nos hacemos cargo nosotros. En otro tipo de inversiones de real estate corrés esos riesgos que son incalculables, como me gusta decir: ‘Del Excel a la vereda hay más distancia que de la Tierra a la Luna’, lo que pasa en los planes no se parece en nada a la realidad. Hay cosas que son incalculables, como la rotura de un aire acondicionado, un problema en un desagüe cloacal, o un accidente doméstico”.
Un negocio rentable
La industria del storage lleva más de medio siglo en el mercado de Estados Unidos y ha sido calificada por Wall Street como “industria a prueba de recesiones”; con una facturación u$s33.000 millones anuales en alquileres y unos 30 millones de usuarios. Ocupan una superficie equivalente a tres veces la ciudad de Manhattan, 200.000.000 de metros cubiertos.
Uno de cada 11 estadounidenses paga un promedio de u$s91.14 por mes para usar uno. Los 58.000 edificios de almacenamiento que existen tienen un 90% de ocupación promedio en todo los Estados Unidos y un rendimiento histórico sostenido con un crecimiento que lidera el mercado de propiedades inmobiliarias comerciales (CRE) del país.
Los Storage son depósitos individuales para personas o empresas que se utilizan para resolver los problemas que les genera la falta de espacio y almacenamiento, especialmente para guardar muebles, mercadería, objetos personales, automóviles o casas rodantes, entre otros. La demanda se deriva del alto nivel de consumo, la frecuencia de mudanzas por trabajo o estudio (25 millones se mudan por año) y la falta de almacenamiento.
En el caso de la empresa fundada por Victorica, ya lleva vendidas alrededor de 2000 unidades, tiene más de 200 clientes y u$s35 millones en facturación. “Estamos comercializando el séptimo edificio ya casi completo y los inversores son mayormente de Chile, Argentina, Ecuador, Bolivia, y otros países de Latinoamérica”, informa.
“Generamos un producto que es único para un nicho inmenso que es Latinoamérica”, asegura. “Les permite a las personas que nunca tuvieron la posibilidad de invertir y tener un título de propiedad en Estados Unidos”.
En la actualidad, Marcos está encarando el desafío de transformar un negocio familiar, como fue hasta ahora, en una empresa. “Einstein decía ‘yo no soy un genio, soy curioso’, siempre hay un paso más y es cuestión de estar abierto a seguir aprendiendo. Estamos viviendo un boom tecnológico que está cambiando todo en la forma en que vivimos. Yo quiero ser parte y seguir viviendo esa transformación”, concluye