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Si no valen nuestras razones, habrá sangre

Graciana Peñafort

Una vez que el Procurador Casal sugiriera a la Corte rechazar el llamado pedido de “certeza” que Cristina Fernández presentó ante el máximo tribunal para que el Senado permanezca cerrado, su abogada, la Directora General de Asuntos Jurídicos del Senado, Graciana Peñafort (quien fue de hecho la que apadrinó la presentación) eligió la red social Twitter para dar a conocer su opinión.

Repasemos un poco los hechos primero. Mediáticamente la presentación se conoció como una iniciativa de la vicepresidente para que la Corte se comprometa con su voto a dar validez a eventuales sesiones virtuales y no presenciales del Senado. Pero el verdadero motivo de la presentación era el objetivo kirchnerista de mantener el Senado cerrado.

Luego del voto de Casal, todo el mundo comenzó a especular con que la Corte se expediría en el mismo sentido, porque no hay un “caso” cierto en la presentación de Fernández y la Corte no puede expedirse en abstracto.

Frente a ese más que probable revés, Peñafort la embistió con un hilo de Twitter primero haciendo referencia a casos de control de constitucionalidad y habeas corpus en antecedentes de fallos de la Corte Suprema de los Estados Unidos y luego en uno particular en donde, como dice el dicho, muestra su hilacha totalitaria y descubre la verdadera intención, no solo de ella, sino de toda la caterva de fascistas que la rodean.

En uno de esos tweets Peñafort dice textualmente: “Es la Corte Suprema quien tiene que decidir ahora, si los argentinos vamos a escribir la historia con sangre o con razones. Porque la vamos a escribir igual”.

Resulta francamente repugnante que un agente orgánico del totalitarismo vernáculo, encaramado por obra de la infiltración marxista en los más altos cargos de la Nación, se exprese de esa manera y teniendo el tupé de amenazar a los ciudadanos con que ellos “van a escribir la historia” de cualquier modo, incluso con “sangre”, si es necesario.

Más allá de que semejante declaración demuestra la naturaleza antidemocrática y totalitaria de Peñafort y de los personajes que la apañan, la frase es útil para confirmar la naturaleza jacobina de estos alienados que pretenden sumir al país en un caos sangriento si sus objetivos no se cumplen “por las buenas”.

¿Quién sos, Peñafort, para especular con la sangre de los argentinos? ¿Quién te hizo creer que tenés razón y que, si no la tenés, podes imponer la tuya por la fuerza?

A esta altura parecería bastante inútil tener que seguir insistiendo para demostrar la naturaleza militarizada a la que pertenece esta gente y el modelo de vida regimentado (a sus órdenes, por supuesto) que pretenden imponerle a la sociedad. No tienen la menor idea del respeto y el único idioma que entienden es el del atropello.

Cualquier abogado de la matricula debería querellar a Peñafort por violación a la Ley de Defensa de la Democracia, una ley de naturaleza fascista pero que hoy debería aplicársele como forma de terminar con el virus, dándole a beber parte de su propia medicina.

Personajes alienados y jacobinos como Peñafort han llegado a lo más alto de las decisiones nacionales infiltrándose dentro de las instituciones que pretenden destruir. Son como gusanos infecciosos que reptan en las vísceras de un organismo sano hasta enfermarlo y matarlo.

Por supuesto a esa misma raza pertenece su jefa, mentora e inspiradora, Cristina Kirchner, que aspira a la instauración de una dictadura monopólica e hereditaria, extractiva en provecho propio de la riqueza generada por los esclavos argentinos y que mantenga a la ciudadanía callada y sin quejas.

A ese objetivo final estaba dirigido su pedido a la Corte. Reitero: lo que fue presentado como una “pregunta” para que la Corte avalara el funcionamiento telemático del Senado, en realidad encubría el objetivo de mantener a la oposición en silencio.

¿Conocen ustedes algún Congreso o Parlamento (de paso le explicamos a la vicepresidente -que no cesa en su burrez- que no son lo mismo; que la Argentina tiene “Congreso”, no “Parlamento”; que la Argentina se constituyó precisamente porque las provincias se “congregaron” en un acuerdo federal para funcionar como nación y que el nuestro no es un gobierno “parlamentario”) que esté cerrado en el mundo? No, ninguno. Todos están funcionando presencialmente, salvando las medidas sanitarias, pero funcionando presencialmente de modo normal.

El echar nuevamente mano al CV19 para justificar la permanencia de la clausura legislativa es otra demostración del uso político de la pandemia con fines totalitarios y dictatoriales.

El Congreso debe abrir y sesionar ya. Esa sería una respuesta adecuada de la democracia argentina a la guarangada de Peñafort para demostrarle a este adefesio impresentable que hace rato que la Argentina eligió la razón de la paz y no las aventuras jacobinas de una revolución tan inservible como miserable.

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