Aruba

¡Otra vez no, por favor!

En los ‘70 había una serie de TV que se llamaba “Los Invasores”. En ella un perturbado David Vincent se proponía demostrar que el planeta estaba ya invadido por alienígenas que habían logrado camuflarse entre nosotros tomando las formas exteriores de los humanos.

En la presentación, un locutor -que relataba el primer encuentro de Vincent con una nave de otra galaxia- decía: “David Vincent sabe que la pesadilla ha comenzado”

No pasaron aun 48 hs del cierre de los comicios del domingo y la pesadilla de la máquina de autodestrucción de la Argentina ya se puso en funcionamiento.

Se trata de un artefacto que funciona con manivelas autónomas pero que parecería que alguien preparó maquiavélicamente para que lenta y suavemente busquen un momentum para hacer estallar todo.

En general los primeros movimientos de las manivelas son casi imperceptibles, medio subterráneos. Silenciados por los aun fuertes estertores del triunfo, la pequeñas pero incesantes movidas de la máquina maldita no cesan.

Algunos de esos movimientos son ensayados por parte del equipo que acaba de ganar. Chicanas, bromas que esconden juradas revanchas, operaciones de feria barata van sentando las bases de un nuevo esmerilamiento.

Otros vienen de afuera, de los interpretadores de siempre, que están atentos a comer de la carroña que muchas veces les entregan los mismos que ganaron. Esa actividad de poner un reflector sobre la mierda es disfrutada por muchos en los medios de comunicación, incluso en aquellos que son independientes y que no tienen -aparentemente- una vinculación directa con la Argentina populista, antigua y fascista.

Esos “analistas” están siempre atentos para buscar roña. Si no existieran los reflectores sobre la mierda y si los eternos buscadores de roña se llamaran a silencio, ¿eso haría que no hubiera ni mierda ni roña? No, claramente no: pero es la máquina de autodestrucción de la Argentina la que elige mostrarlas para multiplicar su efecto.

En el gobierno que ganó las elecciones ya aparecieron los que quieren atribuirse el triunfo. “Fue Karina”, dicen unos. “Fue Santiago” (por Caputo), dicen otros. La eterna discusión interna que apareció ni bien Milei asumió parece que no puede calmarse ni siquiera ante la más grande posibilidad histórica que los argentinos le dieron a un gobierno en los últimos años.

Guillermo Francos es uno de los que reclama recibir una instrucción para saber donde está parado. El resonante éxito de la boleta única  parecía decir que no se iba a alejar del gobierno, tal cual se había instalado en los pasillos politicos antes del domingo.

Pero apenas 24hs después de una elección ejemplar hay voces que indican que el jefe de gabinete pidió que se termine un doble comando contradictorio que muchas veces lo deja pagando en medio de negociaciones importantes con gobernadores que lo sorprenden diciéndole que ellos recibieron una indicación diferente a la que él sugiere de parte de la gente de Santiago Caputo.

Algo similar le sucede al mismísimo Caputo con Karina Milei que dispone de movidas que contradicen las estrategias del consultor con autoridad pero sin cargo.

Los gobernadores “dialoguistas” también quieren saber con quien dialogar. Quieren hablar pero no saben si aquellos con los que hablan serán contradichos por otros al día siguiente.

Toda esta ensalada es comida gratis para los que tienen los interruptores de los reflectores y para los eternos buscadores de mugre. Los “iluminadores” ansían iluminar mierda y el gobierno les da mierda y los “buscadores” buscan fama encontrando mugre y el gobierno les da mugre: son las manivelas autónomas, que funcionan cada una por su lado, pero que mágicamente en un punto se encuentran en un paso acompasado para que todo se venga abajo. Hemos visto esta historia mil veces.

No se puede hacer nada con los que manejan los reflectores y con los buscadores de roña. Lo que se debe evitar es la mierda y la mugre. ¿Puede haber mierda y mugre inventadas? Si, claro. Es lo que normalmente, en la Argentina, llamamos “operaciones” u “operetas”. Pero si no hay mierda ni mugre verdaderas debajo de la superficie, es más fácil desbaratar la operación.

Todos los gobiernos han tenido monjes negros, muy inteligentes y muy maquiavélicos en el fondo de su propio vientre. Le pasó a Alfonsín con la Coordinadora, a Menem con Manzano por un lado y Cavallo por el otro, a De La Rúa con los Sushi, a Kirchner con La Cámpora y a Macri con Marcos Peña. 

Esos sótanos siempre le dieron de comer a los “iluminadores” y a los “buscadores”. Siempre la máquina de autodestrucción de la Argentina encontró su mejor combustible es los tanques de los que (por lo menos de palabra) dicen querer “construir” la Argentina. La destrucción hay que buscarla en las entrañas de los constructores.

En el medio, como de costumbre, esta la sociedad, siempre proclive a olvidar rápido y a reclamar fuerte; siempre lista para una nueva ronda de demagogia.

En el “demagogometro” la cámara, el micrófono y el teclado aparecen muy cerca de las tarimas de la política. Solo las promesas vacías de los que buscan el poder superan las movidas de los figuretti que buscan fama. 

Esos intereses muchas veces se cruzan ante una audiencia que, según las circunstancias, puede caer víctima de los enroques de esos estafadores.

Cuando eso ocurre, la máquina de autodestrucción de la Argentina festeja: no hay nada que la erotice más que ver volar todo por los aires, aun cuando el goce de la explosión se parezca a un orgasmo y lo que venga después sea una larga noche de desasosiego.

Por Carlos Mira

Si quieres ayudarnos a respaldar nuestro trabajo haz click aquí
o podes comprarnos un Cafecito.
>Aruba

One thought on “¡Otra vez no, por favor!

  1. Fulanito

    Hasta AHORA quien ha dado sobradas muestras de un instinto de “autodestrucción” ha sido la hermana del Presidente….

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.