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Milei: “Lo peor ya pasó”

Phillip Seymour Hoffman fue un actor consagrado, ganador del Oscar, con una larga lucha contra las drogas. Estuvo muchos años sobrio para luego tener una una recaída. Entró a un centro de desintoxicación por unos días, salió, volvió a su trabajo, pero más tarde murió por una sobredosis múltiple (mezcla de opioides, benzodiacepinas).

Cory Monteith conocido por su papel en Glee, tuvo varios intentos de rehabilitación desde joven. En 2013 volvió a entrar a rehab pero lamentablemente, unos meses después murió por una sobredosis, en la que se encontraron alcohol y heroína en su sistema.

Mindy McCready cantante de música country, participó en el programa Celebrity Rehab. Tuvo varios episodios de recaída. Se sabe que abandonó prematuramente tratamiento en una oportunidad. Finalmente murió por suicidio.

Héctor Lavoe famoso salsero puertorriqueño, sufrió de adicción (a drogas como heroína) y tuvo episodios donde buscó ayuda, como una “rehabilitación” (“short rehabilitation”) . Luego hubo recaídas -por ejemplo después de muertes familiares- y su salud se fue deteriorando. Finalmente murió en 1993 a causa de complicaciones del SIDA, asociado al uso de drogas intravenosas. No está totalmente claro si abandonó un tratamiento específico y eso fue lo que precipitó su muerte, pero sí se reconoce que no se mantuvo sobrio, que hubo recaídas, y que las adicciones complicaron gravemente su salud.

Chorão líder de la banda Charlie Brown Jr., tuvo problemas con el abuso de drogas y en sus últimos años estaba aislado emocionalmente. Su familia intentó ingresarlo a una clínica de rehabilitación, pero aparentemente no se logró o no duró. Él murió en marzo de 2013 por una sobredosis de cocaína.

El patrón en todos los casos es bastante evidente: había un reconocimiento de la necesidad de rehabilitación, hubo intentos de hacerlo, pero no se logró estabilizar o mantener la abstinencia, y la recaída fue letal.

La lista sigue y sería tarea imposible pretender agotarla en esta columna.

Ayer el presidente en el discurso con el que quiso acompañar la presentación del presupuesto advirtió sobre el peligro inmenso que implicaría el abandono por parte de los argentinos del tratamiento de rehabilitación a la droga del populismo luego de haberse sometido ya a la parte más dura del programa.

Sería una veradera pena -y una crueldad en el fondo- que los adláteres de la destrucción que el país sufre desde hace 80 años -y que ellos provocaron con la instauración de un neofascismo que rompió el desarrollo económico argentino y destruyó el sentido común social que había imperado en el país desde 1853 hasta la Segunda Guerra Mundial- lograran su objetivo golpista y abortaran la “rehabilitación” del drogadicto. Ellos saben que lo más probable que ocurra sea la muerte del paciente. Pero como prefieren sus bolsillos a la salud de la Argentina, está claro que eso les importa poco.

Desde el primer día en que asumió Javier Milei comenzaron una tarea de esmerilamiento de su gestión (que además hicieron pública para los que quisieran escucharlo) en una movida golpista como no se recordaba en el país desde hacía tiempo, casi diria comparabele a la que precedió a la instalación de la dictadura militar de 1976.

Si bien el pronismo había logrado hacer terminar antes su mandato al presidente Alfonsín y había derrocado a De la Rúa (también le hizo imposible el gobierno a Mauricio Macroi desde el mismo momento en que asumió pero se tuvo que tragar el sapo de verlo concluir su mandato en diciembre de 2019, en un hecho que no se producía en la Argentina desde que el peonismo golpista nació en el país en 1945) con Javier Milei la crueldad fue muchísimo mayor.

Reteniendo por apenas tres puntos la provincia de Buenos Aires (en uno de los mayores errores de la Libertad Avanza, que impidió un acuerdo con el PRO/JxC que habría puesto a Néstor Grindetti como gobernador de la provincia) el peronismo se hizo fuerte desde la soviética administarción de Axel Kicillof que, sin tapujos, deja ver cómo sería el país si este impresentable criminal económico fuera presidente en 2027: un país de siervos con una nomenklatura acomodada fumando habanos como en Cuba mientras el pueblo se arrastra entre el barro y la mugre, porque eso es la provincia de Buenos Aires hoy.

En una versión aumentada y empeorada de los Kirchner que trasladaron el modelo putinista de Santa Cruz a la nación en 2003, Kicillof elevaría a la enésima potencia las condiciones de villa miseria que tiene hoy la provincia de Buenos Aires. Recordemos que cuando los Kirchner asumieron habia 300 villas miseria en todo el país y que hoy hay más de 6000.

El presidente dijo ayer que lo peor del programa de la “rehab” ya pasó. Y adelantó retoques sustanciales en el gasto social, que representa el 85% de los números del presupuesto, con mejoras en jubilaciones, discapacidad y financiamineto universitario.

Todos estos temas han sido usados por la troupe de golpistas recargados (Felipe Sola, Nancy Pazos, Roberto Navarro, Jorge Yoma, Jorge Rial, Emilio Monzó, Sandra Mendoza, Ricardo Quintela, Sergio Berni, Pablo Duggan, José Mayans, Juan Grabois, Guillermo Moreno y otros apologistas de izquierda conocidos ya de sobra por su desesperación por el golpe y el caos -respecto de los cuales algún fiscal debería estar actuando para investigar si hubo apología de atantado contra la democracia-) para incitar e instalar la idea de la salida anticipada de Milei del gobierno (y la salida del paciente del centro de rehabilitación) con la finalidad de que los causantes del desastre vuelvan a hacerse cargo del país y tener la oportunidad de volverlo a llenar de droga.

Si la sociedad es tan ciega como para no ver tanta obviedad, será una señal de que la cantidad de estupefacientes consumidos desde 1945 hasta aquí (adoctrinamiento, embrutecimiento, incitación al odio entre argentinos, colocación artificial de dinero falso en los bolsillos, atropello al que piensa diferente, intolerancia a la libertad de expresión y al derecho de propiedad, desconocimiento del mérito como fuente de ascenso social) ha tenido la suficiente fortaleza como para pudrir de un modo tan definitivo el cerebro argentino que las posibilidades de recuperación son nulas o casi nulas.

Más allá de las trampas logísticas aplicadas por el peronismo el 7 de septiembre en Buenos Aires -de cuyos detalles y alcances nos fuimos enterando en los días siguientes con los comentarios de los propios electores- está claro que el 26 de octubre será una fecha bisagra para saber si el apaís está decidido a persistir en su tratamiento anti-droga o si, por el contrario, los dealers que la comercializan y que usufructúan sus dividendos van a volver a triunfar y con ello retirar al paciente de su rehabilitación para volver a tenerlo a su merced a los fines de seguir intoxicándolo hasta matarlo.

Es verad que en los más afamados institutos donde concurren las celebridades para tratar sus casos de adicción se utilizan como herramientas -frente a fuertes síndromes de abstinecia- la administración (en dósis muy estudiadas) de las drogas que el paciente extraña para sacarlo de esos pozos de abstención que pueden ser tan peligrosos como la intoxicación misma.

Pero si el país va a creer que, como Al Pacino en las escenas finales de Scarface, va a poder tomar carrera para zambullirse de cabeza en una montaña de cocaina interminable y con eso solucionar sus problemas, no habrá nada que lo salve de tarminar como el personaje de la película o como los famosos que enumeramos al principio de esta columna y que creyeron que lo tenían todo pese a que termianron perdiendo hasta su propia vida.

Por Carlos Mira

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One thought on “Milei: “Lo peor ya pasó”

  1. Anónimo

    A 70 años de la gesta libertadora, total para nada, volvió el tirano prófugo y así estamos, decadencia absoluta

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