
El gobierno de los EEUU parece dispuesto a terminar con una de las herramientas que sostiene a la organización criminal que desde hace décadas ha tomado el control de Venezuela.
De las más de 2000 toneladas que el mundo consume hoy de cocaína, pasan por Venezuela (en distintos etapas de su desarrollo) unas 500 toneladas. En materia productiva unas trescientas toneladas de esas 500 vienen de Colombia, que, a su vez, tiene hoy un gobierno que es la directa consecuencia de la organización narco-terrorista FARC.
Naturalmente el objetivo final es colocar esa droga en el mercado norteamericano. Hasta ahora (o hasta hace poco tiempo) lo que se explotaba de ese mercado era su tendencia al uso recreacional de drogas. Lo que ha cambiado en los últimos años es el uso de la droga contrabandeada para matar norteamericanos por la vía de mezclar básicamente la cocaína con fentanilo.
Ese hecho ha producido un cambio de estrategia en la inteligencia norteamericana que pasó de considerar a estas organizaciones criminales como eso (conjuntos de delincuentes comunes que, por dinero, introducen sustancias estupefacientes que el norteamericano usa para “divertirse”) a organizaciones terroristas que utilizan droga adulterada como un arma de guerra bacteriológica para matar ciudadanos estadounidenses.
Este cambio de estrategia terminó con la categorización del Tren de Aragua y del Cártel de los Soles como organizaciones terroristas internacionales. Una de esas dos organizaciones está a cargo del gobierno venezolano hoy: se trata del Cartel de los Soles, cuya cabeza visible es el hombre fuerte del regimen chavista, Diosdado Cabello.
El actual ministro del Interior, del Poder Popular, de Justicia y Paz (¡¡mamita querida!!) de Maduro necesitaba una ruta eficaz que transportara la cocaína mezclada con fentanilo a los EEUU. A partir de un verdadero “arsenal” de lanchas rápidas logró trazar un camino vía la isla de La Española (que tiene su territorio dividido entre la República Dominicana y Haiti) aprovechando el verdadero caos que reina fundamentalmente en la ex colonia francesa.
Desde que Trump asumió en Washington el 20 de enero puso entre sus máximas prioridades de seguridad nacional este tema. Como consecuencia de los informes reunidos por la CIA, el FBI, la NSA y el Department of Homeland Security, dispuso el despliegue de portaviones que operan desde la base naval en Puerto Rico (Estado Libre Asociado de los EEUU) en la isla de Vieques, para cortar de cuajo esa ruta.
Un kilo de cocaína puesta en New York hoy cuesta unos 50000 dólares. Si consideramos que el barril de petróleo cuesta hoy unos 50 dólares en el mercado WTI (para hacer números redondos), un kilo de cocaína puesta en Nueva York le reporta al narcogobierno de Maduro el equivalente a 1000 barriles de crudo. Es decir, hoy Venezuela (que además produce un tipo de petróleo muy pesado y cargado de azufre que necesita de procesos muy caros de refinamiento) depende esencialmente del trafico de drogas para subsistir.
El “pequeño” error cometido por Diosdado es haberse cebado con sus objetivos y haber querido subir un escalón en su derrotero criminal ideando un sistema de adulteración de la cocaína que empezó a matar norteamericanos. Esa fue la gota que rebasó el vaso.
Venezuela ha ido, desde los tiempos de Chavez, cayendo en un proceso de viralizacion hacia la droga producto de sus propias barrabasadas. Primero, con Chavez, comenzó entregándole el país a cualquiera que les permitiera mantenerse en el poder (Cuba, China, Rusia, Iran, Hezbollah). Pero por la propia “burrez” del régimen esa etapa terminó. Los chinos ya no quieren invertir en Venezuela. Rusia sigue jugando un juego ambiguo pero básicamente ya no les alcanza a los liderados por Maduro para sostener el poder si eso fuera lo único que tuvieran.
Es la droga (y ahora la droga usada como arma de guerra) lo que les queda.
Esta organización criminal ha logrado ya perturbar la paz de países como Honduras, Ecuador, República Dominicana, Haití y de la propia Colombia en donde, de la mano de su socio Petro, ha regresado el crimen político como si estuviéramos en los ‘80, con el asesinato del candidato presidencial Gustavo Uribe hace 15 días.
Petro -que ganó por apenas 400 mil votos en Colombia- ha entregado el control de los departamentos del norte de Colombia a Venezuela bajo el subterfugio de “canal de paz”.
EEUU ha llegado a la conclusion de que todo el hemisferio colapsará a menos de que se ponga un punto final al funcionamiento de los cárteles. A partir de estas conclusiones muchos han pensado que la frontera entre Colombia y Venezuela podría una posibilidad para que fuerzas norteamericanas inicien un operativo militar en Venezuela.
EEUU no va a llevar adelante ninguna invasión. Los EEUU tienen hoy un sistema de direccionamiento misilístico de tal precision que no tienen necesidad de enviar tropas físicas a ningún lado. Lo cual hace presumir que, al lado de los operativos navales que empezaron a desplegarse en el Caribe desde el Estado norteamericano de Puerto Rico, lo que vaya a ocurrir es un uso de drones (dependientes de la Fuerza Aérea) y de misiles de corto alcance contra los laboratorios de drogas, las vías de transporte y los campos de producción de cocaína sin mover un solo soldado.
El regimen de Maduro el último martes emitió, sugestivamente, un decreto prohibiendo en Venezuela la compra y el uso de drones como así también declaró ilegal los cursos de adiestramiento para su utilización. Es decir, el Cartel de los Soles, a cargo del gobierno venezolano, sabe que su espada de Damocles les caerá desde el aire.
Esta es una guerra de tecnología declarada contra organizaciones criminales. Esto es lo que ocurre cuando lo que, bajo otras circunstancias, serían simplemente bandas de delincuentes comunes, cooptan el gobierno completo de un país.
La Argentina (gracias a Dios en una dimensión muchísimo menor) también instaló en su momento en el gobierno a un conjunto de personajes, que bajo otras circunstancias no sería otra cosa más que una banda de delincuentes comunes.
También la Argentina tuvo un escalamiento en el proceso de “financiamiento” de esos delincuentes. El capítulo “droga” solo se ha manifestado hasta ahora en instancias muy menores.
Pero si las advertencias no son tomadas a tiempo y la sociedad no da un fuerte mensaje en contra de la idea de colocar delincuentes en los sillones del poder, nadie sabe dónde puede terminar ese proceso.
Es muy posible que Venezuela esté próxima a conocer el final de este delirio comenzado en 1999. Allí la deriva criminal fue en aumento creando una espiral que terminó disparando la decisión norteamericana de terminar de una vez con ese nido de ratas.
La Argentina tiene aun la posibilidad de hacerlo sola. De que sus propios individuos impidan que el Estado esté manejado por malhechores. En un sentido, puede sonar bastante poco edificante que el país esté aun en una etapa de tan “brocha gruesa” en la que lo que se trata de impedir es el asalto al poder por parte de delincuentes.
Pero en otro sentido es positivo haber identificado que, hoy, ese es el problema. Puede parecer troglodita, pero no lo es: efectivamente enfrentamos una situación en donde de lo que se trata es de evitar que una organización criminal consiga el manejo de los hilos institucionales del país.
Quizás ver cómo evolucionaron las cosas en Venezuela desde que Chavez se impuso en las elecciones hasta ahora, sea un elemento clarificador para terminar de hacer comprender con mayor claridad lo que debemos hacer.


Q pasara proximamente billete de
50.000 Australes no es x Milei es x el
Congreso y la Casta Politica. Solo doy
Un baño de Realidad q lastima…..