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Las PASO, otro “paso” de la batalla cultural

El nuevo round de la política en la Argentina -la eliminación de las PASO- también ofrece la posibilidad residual de analizar un poco más la cultura y el tipo de soluciones que los argentinos consideran normales, casi como si fueran una consecuencia de la naturaleza, no solo para este caso sino para todo.

En efecto, uno de los principales argumentos que se levantan para oponerse a la eliminación de ese procedimiento inventado por Nestor Kirchner (aun por aquellos que, por ejemplo, estarían dispuestas a suspenderlas por este año) es que la inexistencia de las PASO le hará muy difícil a los partidos resolver sus disputas internas, elegir candidatos y ordenar su propia oferta de cara a unas elecciones.

Es decir, el problema consistiría en que como los señores de los partidos políticos tendrían dificultades para resolver sus inconvenientes, toda la sociedad -a su costo- debe acudir en su ayuda para que estos dandys no enfrenten ambientes “agitados”.

Es decir, el problema lo tengo yo, la solución la aportas y la pagas vos: ¡lindo negocio!

A su vez, no pocos comentaristas y analistas de la realidad -también imbuidos de la misma cultura de “el problema lo tengo yo, la solución me la das vos”- concuerdan en que la movida de eliminar las PASO sometería a los partidos a conmociones internas de las cuales “alguien” debe ocuparse.

En todo este recorrido, a nadie -ni a los políticos, ni a los analistas- se les ocurrió pensar que si el problema lo van a tener los partidos, pues serán los partidos los que con sus recursos y su ingeniosidad deberán resolverlos.

Si bien por una mera aplicación del principio de menor esfuerzo y de no gastar “de la mía” la idea de mantener las PASO sería entendible desde la lógica de los políticos, resulta francamente incomprensible que el mismo argumento sea usado también por los comentaristas, analistas y periodistas que, en su calidad de ciudadanos, deberían estar primero abocados a editorializar primero en defensa del bolsillo de las personas comunes y no de los políticos.

Pero reitero, la cultura de “el problema lo tengo yo, la solución la aportas y la pagas vos” está tan arraigada en la Argentina que en este caso también se tomó como del todo natural que si los partidos van a tener un problema si no existieran las PASO, pues entonces ese problema debe ser encarado por todos y el costo de la solución debe socializarse.

En este punto hay que aclarar -por si hiciera falta a esta altura- que aquí nadie está proponiendo la prohibición a los partidos políticos para que resuelvan sus disputas internas de alguna manera. No, al contrario. Eso no está prohibido y, obviamente, nadie está proponiendo prohibirlo.

Los partidos, como cualquier asociación de personas (sea esta con carácter comercial, benéfico o civil) podrán encontrar mecanismos que diriman sus diferencias internamente, de acuerdo a los principios que mejor les convengan y, por supuesto, haciéndose cargo del costo de ese procedimiento.

¿Cuál es la lógica detrás de la idea de embarcar a toda la sociedad independiente a tener que votar en la interna de un partido al que no esta afiliada y, encima, con el cargo de pagar la fiesta? Repito: solo a un país como la Argentina en donde reina la cultura de “el problema lo tengo yo, la solución la aportas y la pagas vos” pudo haberse elaborado una idea tan estrambótica.

Hablamos ahora así, casi salvajemente, porque desde estas columnas anotamos estas anomalías desde el primer momento en que este experimento se lanzó al aire.

Nunca consideramos que fuera normal obligar a la gente a ir a votar para resolverle las cuitas internas a los políticos en sus partidos: “¿no tenés un criterio uniforme para ponerte de acuerdo en quiénes serán tus candidatos? Perfecto: armá una elección interna (lo que los norteamericanos llaman primarias) págala vos, y resolvé el problema. No es tan difícil.”

¿Por qué la gente se las tiene que rebuscar para resolver sus problemas y los políticos pueden utilizar el poder coactivo de la ley para que sus problemas se los resuelva otro que, además, deberá cargar con el costo de hacerlo?

De todas maneras, si bien el caso de las PASO es casi una grosería extrema que ni siquiera sé cómo duró tanto sin que nadie, desde la sociedad civil lo controvirtiera, no se trata de un hecho aislado o que no resulte explicable y entendible dentro de una cultura más amplia que con el tiempo se ha ido haciendo carne en la sociedad y que, a esta altura, la toma como un hecho tan natural como que a la mañana salga el sol.

Se trata, repito, de esta idea de que las necesidades que cada uno tenga deben ser satisfechas por alguien que, según esta extravagante teoría, tendría, digamos así, la obligación moral de proveer a esas necesidades.

Si dudas aquel apotegma evitista (de Eva Perón) de “donde hay una necesidad, nace un derecho” ha hecho mucho por inculcar en la mente argentina ese componente mágico de creer que hay un conjunto de “necesitados” y un conjunto de “proveedores”: los primeros reciben lo que los segundos producen y les dan con el arbitraje celestial del Estado.

En ese marco cultural no era extraño ver aparecer un camino estrambótico como el de las PASO: “tengo la necesidad de resolver mi interna… bueno, obligo a la sociedad a darme esa solución y a pagarla”. Era lógico.

Parte del cambio cultural que motoriza el gobierno debería consistir en cambiar rápidamente las justificaciones simplemente económicas que hasta ahora -mayormente- se han dado para explicar el sentido del proyecto que pretende eliminar las primarias obligatorias. 

Así, el gobierno debería centrar el principal argumento de su explicación en que los partidos políticos seguirán teniendo el completo derecho de dirimir sus disputas internas como lo tiene cualquier asociación civil o comercial. La diferencia consistirá en que ellos deberán organizar la logística de esa votación y pagarla con sus recursos. La socialización de las soluciones que ellos precisan no va más.

Realmente no sé cómo desde los medios que analizan y comentan las noticias podría haber reparos para con esta solución o, peor aún, levantar ellos el argumento de que, el gobierno, por la vía de eliminar las PASO, les complica la vida a los partidos. “¡Y a mí qué me importa!”, debería ser la respuesta. Si yo en mi vida, cuando tengo una dificultad me las debo arreglar solo, no veo por qué los partidos políticos deberían contar con el privilegio de que, en su caso, el problema se lo solucione y se lo pague otro.

El triunfo de la cultura colectivista le ha causado enormes problemas a los argentinos. No solo de índole económica: lo que es peor es que le ha instalado en su psiquis una lógica de pensamiento que naturaliza soluciones equivocadas para los problemas.

Las PASO no son otra cosa más que eso: una solución equivocada para un problema.

La cuestión de las disputas internas de un partido pueden resolverse sin someter a la sociedad a los costos económicos y de comodidad que implica resolverlos. Si los partidos tienen una necesidad pues que la solución la provean y la paguen ellos: las palabras de Evita se convirtieron en una carga demasiado pesada como para seguir sosteniéndolas y, sobre todo, en una señal cultural pésima a la hora de tomar el toro de la vida por las astas.

Por Carlos Mira

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4 thoughts on “Las PASO, otro “paso” de la batalla cultural

  1. raúl

    Recuerdo la interna Radical de 1972 entre Balbín y Alfonsín, ganada por Balbín. Y la de 1983, entre De la Rúa y Alfonsín, ganada por este último. Las hizo y costeó el partido, como correspondía. Ningún no afiliado fue obligado a participar. Es lo natural.
    El peronismo sólo realizó una interna en su nefasta historia, entre Menem y Cafiero, con el resultado conocido.

  2. Guillermo

    Siempre abriéndome la cabeza con diagnósticos simples y concretos para problemas de vieja data. Diagnósticos que, a todos los demás se nos escapan. Salud!!

  3. Juan

    Para mi la cosa es simple SIN LIBERTAD
    ECONOMICA NO HAY LIBERTAD POLITICA para un Mundo libre una Economia libre….

  4. Carlos

    Como decia Lita de Lazzari a cuidar el
    Bolsillo.
    En cada barrio hay un Tito baratito.en
    Cada barrio hay un “maximo” Carelli no sea comoda defienda su ingreso.
    El “Estado” no le va a cuidar el bolsillo
    Se lo debe cuidar Ud.

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