“Detrás de cada necesidad hay un negocio”, así definió Rubén Lasagno el principio básico operativo del kirchenrismo. El periodista de OPI Santa Cruz, la agencia de noticias independiente que conoce como nadie la génesis y el desarrollo del fenómeno político inventado por el matrimonio Kirchner primero en su provincia y luego trasladado con éxito a la Nación, describió cómo el kirchnerismo había encontrado la fuente de un maná inacabable.
El signo por el cual se ha movido el kirchnerismo es el signo “pesos” y cada acción de gobierno estuvo destinada a desviar dineros públicos hacia bolsillos privados, con la obra pública, con sobreprecios, con contratos que parecen favorecer a determinadas personas pero que conllevan formidables sumas de retorno.
Desde Lazaro Baez hasta las “migajas” de “6,7 y 8, toda operatoria que implicara el movimiento de dineros del Tesoro iba dejando una estela de favorecidos que embolsaban fortunas a costa de los fondos integrados con esfuerzo por toda la sociedad.
Ayer se conoció, por ejemplo, que el gobierno solo por el programa “Fútbol Permitido” y “6, 7 y 8” le pagó a la productora PPT (Pensado Para Televisión) de Diego Gvirtz la suma de $ 200 millones de pesos.
Según el mecanismo descripto por Lasagno, el negocio consistía en derivar parte de esos millones a un retorno para la corona kirchnerista que embolsaba esas fortunas en efectivo.
Del mismo modo funcionaba con la obra pública concedida a Lázaro Báez, a quien por una “rampa” le ingresaban millones y millones por la liquidación de certificados de obra, mientras que por otra “rampa -en este caso de “salida”- fluían parte de esos dineros a bolsillos privados que también los recibían en bolsones de efectivo.
Alguna vez la Dra Carrió estimó en 10 mil millones de dólares la fortuna robada de las arcas públicas con procedimientos similares a éste. Es por eso que la ex presidente Kirchner no tuvo respuesta frente a la pregunta de la alumna de Harvard que le pidió que explicara los orígenes de su inmensa fortuna. Recuerdan que en esa ocasión tuvimos por primera vez noticias de que la Sra. de Kirchner había sido alguna vez una “abogada exitosa”.
Toda esta grosería fue envuelta en un papel para regalo. En efecto, el mascarón de proa de esta maquinaria que esquilmó los recursos de todos, fue un discurso “nacional y popular”, anticapitalista, antioccidental, rebelde, aislacionista, divisor de la sociedad, fuertemente demagógico y que fomentó la lucha y el odio de clases. Es decir mientras se llenaba los bolsillos de oro, desde el discurso se condenaba la persecución del “oro” por considerarla una actividad rapaz y causante de desigualdades e injusticias.
Prácticamente detrás de cada idea que, en apariencia era lanzada para morigerar la pobreza, había, oculto, un monumental mecanismo par esquilmar recursos públicos. Desde el plan “Quinta” hasta la construcción de las represas Kirchner y Cepernic, todo, era un enorme aparato de retornos flagrantes.
Con esa masa de recursos fluyendo se compraron voluntades y se lubricaron los mecanismos necesarios para que no funcionara ningún control ni administrativo ni judicial que permitiera denunciar y descubrir la trama de corrupción por la que transitó el manejo de la cosa pública en los últimos doce años.
¿Cómo muchos argentinos siguen ciegos ante este robo que teóricamente los perjudica de modo directo? Muy sencillo: porque no lo sienten. Nunca nadie les ha explicado cómo incide en su nivel de vida -incluso en la seguridad de su vida- el hecho de que los dineros públicos se desvíen hacia bolsillos privados.
Fijense, por ejemplo, lo que ocurre con Milagro Sala, otro engranaje fundamental en la alquimia del afano. Prácticamente en la cara de la gente Sala se ha convertido en multimillonaria: es dueña de un ejército uniformado, de camionetas, armas, logística, casas de veraneo, multimedios de noticias; tiene locales, infraestructura, domina con su influencia una provincia entera con más otras áreas de influencia en el Norte argentino y nadie (al menos hasta ahora en que incipientemente algunos comienza a hablar) le ha cuestionado nada en todos estos años.
Sugestivamente la ex presidente Kirchner era un soporte directo de Sala. Gran parte de los fondos que manejaba le llegaban directamente del Tesoro, sin siquiera pasar por las manos de Fellner. La Sra de Kirchner ha ido varias a Jujuy al solo efecto de participar en actos de Tupac Amaru y para reunirse con su líder. ¿Por qué? Milagro Sala, después de todo, no pertenecía a las estructuras institucionales formales de la provincia; era la cara visible de una organización privada, tan privada como Lázaro, Diego Gvirtz, Cristóbal López y otros tantos “amigos” que estaban dispuestos a entregar un “ducto” por donde pudieran circular los fondos con tal de quedarse también con parte de ellos.
¿Estará dispuesta a pelear esta organización (no me refiero específicamente a la de Sala sino a “toda” la organización) que, de repente, por el mecanismo de los votos, se ha visto expulsada de la “sala de máquinas” que producía todas estas fortunas? ¿Ustedes qué creen? ¡Por supuesto que estará dispuesta a pelear!
Para ello no dejará herramienta por usar, siempre con la demagogia y el verso nacional y popular como bandera, la emprenderá contra todo lo que tienda a descubrir y a terminar con aquellos mecanismos. El maná fue muy grande y duró muchos años como para dejarlo ir así, tan simplemente.
Por eso los mecanismos de investigación sobre las monumentales estafas que se perfeccionaron sobre los fondos aportados por todos los argentinos deben ser una prioridad mayor. Solo demostrando cómo quienes se presentaban como los protectores buenos de los más débiles eran quienes menos se ocupaban de ellos y los usaban para que los aplaudieran mientras los robaban por atrás, será posible empezar a destejer esta trama de millones que más que defraudar al Tesoro público, defraudó al público al que durante años le hizo creer que era su único tesoro.