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En manos de zombies

No sé si habrá en la historia del país (e incluso ejemplos en otros lugares) antecedentes de una situación tan bizarra como la que está viviendo la Argentina en la previa de las elecciones de medio término del 26 de octubre.

Ver y escuchar que los adalides de uno de los fracasos mas estrepitosos de los que pueda dar cuenta un país en los últimos 30 años, subirse a un púlpito docente desde el que pretenden dar clases sobre todas aquellas materias en la que dieron muestras de una inutilidad, soberbia y de una corrupción galopante, es francamente surrealista.

Que esa gente tenga aun un plafón electoral que le permita suponer que pueden ganar las elecciones, da cuenta de una severa pérdida del sentido de las proporciones en el país, de una amnesia generalizada o de una tolerancia con la ineptitud, el crimen y la mala praxis que, francamente, llama mucho la atención.

El peronismo kirchnerista produjo uno de los fenómenos más espeluznantes -por lo imperdonable y quizás irreversible- en materia de oportunidades perdidas para un país en la historia universal reciente.

Habiendo dispuesto del más ventajoso diferencial en los términos de intercambio del que un país dispuso en las últimas décadas (con las materias primas volando, las tasas bajas y un dólar competitivo; con la soja a 600 dólares la tonelada y el petróleo a 150 el barril), puso en el gobierno a una banda de delincuentes que no solo robó a manos llenas, sino que engañó a toda una sociedad vendiéndole el cuento de un nuevo modelo económico (que pomposamente lo llamaban “de matriz diversificada”: ¡cuánto verso, por favor!) detrás del cual no había otra cosa más que despilfarro, regalo de dinero fácil a través de subsidios insostenibles, demagogia y embrutecimiento, todo financiado a base de explotar una situación internacional completamente coyuntural.

En lugar de haber utilizado toda esa masa de recursos invalorables para invertir en infraestructura, educación, conocimiento, tecnificación y modernización de la matriz productiva, el gobierno kirchnerista (muy especialmente el de la condenada Fernández de Kirchner) prefirió robarlo y despilfarrarlo en regalos fáciles que distorsionaron la interpretación de la realidad de millones.

Pero como toda esa impericia económica y criminalidad en el ejercicio de la función pública les pareció poco, los kirchneristas socavaron las bases mismas del entendimiento sobre lo que esta bien y lo que esta mal: pusieron a las víctimas de los crímenes en el lugar de los victimarios y viceversa, allanaron el camino para que la droga avanzara en el país sobre la base de difundir una tolerancia vendida como “cool y moderna” respecto de su consumo, se valieron de dinero negro proveniente del narcotrafico (efedrina, valijas de los narcos Chaves y Maduro) para financiar sus campañas y la política en general, liberaron delincuentes comunes peligrosos, hicieron estragos con el manejo de la salud pública en el espantoso tiempo de la pandemia y confesaron haber extendido el encierro de todos los argentinos no por motivos sanitarios sino por conveniencia política.

Y de esa gente tenemos que escuchar hoy spots publicitarios en donde se alarman por el episodio Espert (dicen que “hay que decir que ‘no’ cuando te ofrecen dinero del narcotrafico para financiar campañas”, jajajajajajajaja) se conmueven por los sueldos del Garrahan al que llenaron de militantes que se robaban los recursos que deberían haber ido a los bolsillos de los medicos, científicos y trabajadores honestos, se rasgan las vestiduras por la “soberanía” cuando le regalaron territorio argentino a China, entregaron la jurisdicción nacional a Irán para juzgar a sus propios asesinos y se entregaron a las botas de Putin al que le iban a abrir la Argentina para que Rusia entrara en Latinoamérica.

¿Es posible que la sociedad se olvide de esto y de otras atrocidades que nos llevaría  días terminar de exponer con detalle?

Un núcleo duro de la sociedad que oscila entre el 25 y el 30%, sí. Lamentablemente en esa roca solida peronista no es posible entrar porque aunque vean (como vieron) a un peronista contar por television la plata que se estaba robando no lo van a admitir o no será razón suficiente para que dejen de votar ese engendro.

¡30%! ¡Es increíble que casi un tercio del país haya entrado en un estado de zombismo tal que ni la evidencia cruel del revólver humeante frente a la víctima muerta sea suficiente para cortar esta maldición!

Pero, bueno, esta es la realidad con la que el país tiene que lidiar: el desasosiego de vivir con la espada de Damocles de estar supeditado a una elección que no supone un “retoque” a un rumbo general en el que toda la sociedad está de acuerdo (como sucede en los países civilizados del mundo) sino un cambio completo DE SISTEMA que obviamente planta una incertidumbre tal en los que tienen que tomar decisiones a largo plazo que las inversiones duras se retraen y con ellos el nivel de vida general de todos (incluido el del 30% cabeza de termo que es el que posibilita el horizonte incierto) cae.

Si uno lee el nivel de propuestas de los candidatos del perokirchnerismo (si es que a eso se le puede llamar “propuestas” y si no le sumamos el nivel de odio y revanchismo que destilan en sus mensajes) es para agarrarse la cabeza: más impuestos, más confiscaciones, más encierro , más prohibiciones, más arrebato de derechos individuales, más restricciones a la libertad, más relacionamiento con los delincuentes del mundo, más relajamiento en el tratamiento del crimen, más gasto, más despilfarro, más de las mismas caras que se robaron todo.

Si uno le presta atención al nivel de alegría del kirchnerismo ante cada cuestión que intranquiliza a los mercados (como si eso fuera el preludio al estallido que tanto fogonean) quizás pueda tener una dimensión de lo poco que le importa al peronismo la suerte de la gente común que, de una situación como esa, no puede esperar otra cosa más que el empeoramiento de su situación.

Pero es tal la desesperación por recuperar el poder para volver a robar, para volver a echar mano a las cajas que perdieron y para imponer su prepotencia frente a los que no piensan como ellos, que la suerte de aquellos a los que dicen defender les importa un rábano: es su libertad la que está en juego, es su dinero el que quieren recuperar, su poder el que quieren imponer, su ego el que quieren restaurar y es su odio ideológico por el modelo de la Constitución el que quieren finalmente materializar con un reemplazo de ese molde liberal por otro cuyo centro sea la servidumbre.

Frente a esto es completamente natural que cualquier ayuda económica (ni hablar de las inversiones fuertes que impliquen atornillar dinero al orden jurídico argentino) quede supeditada a saber que decidirán los argentinos.

Si la sociedad demuestra su vocación por volver a los ladrones, entonces no habrá ni ayuda coyuntural ni inversiones duraderas: solo habrá  aislamiento, miseria para todos y la definitiva instalación de una nomenklatura cuyo único objetivo es robar y sacar de la cárcel a la jefa de la banda.

Pese a lo guaso del contraste, no soy optimista. Parecería que siendo tan claras las opciones para el bien de todos y para cortar definitivamente los lazos con el mal, una sociedad normal no tendría dudas cuando se la llama a opinar.

Pero la argentina no es una sociedad normal. La sociedad argentina es una sociedad para la que no es suficiente ver a peronistas robar por televisión o ser testigo de que el peronismo impone un tipo de orden como consecuencia del cual te matan en la parada de un colectivo para robarte un celular: los televidentes que ven cómo se cuenta la plata que le robaron de sus bolsillos o los familiares de quien murió en la parada siguen votando al peronismo. No todos. Pero sí un solido porcentaje básico que sigue siendo suficiente para jaquear cualquier intento de cambio duradero.

En manos de eso estamos.

Por Carlos Mira

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5 thoughts on “En manos de zombies

  1. Fulanito

    No necesariamente lo que sucedió en la provincia de Buenos Aires hace unas semanas atrás, se repita a nivel Nacional. Más aún, es posible también que en la propia provincia de Bs. As. no se repita ese resultado…
    Debe haber mucha gente (incluso entre la “progresía”) que está “con el culo en la mano” pensando en lo que podría llegar a suceder con la economía si el oficialismo “pierde” fuertemente las elecciones, por lo tanto, más de uno dirá que votó a la izquierda, pero como el voto es secreto nadie puede confirmarlo….

  2. Fulanito

    Un tema que no tiene nada que ver, la “extraña” manera en que se puede votar en BLANCO en estas nuevas BUP (boleta única papel).
    Según entiendo sería NO marcando ningún casillero, PERO ¿qué impide que quien abra las urnas cada vez que aparezca un voto en blanco, simplemente con una lapicera haga una cruz en un casillero?
    Deberían haber creado una columna llamada “Voto en Blanco” para marcar el casillero.
    MUY extraño…

  3. raúl

    Comparto su pesimismo; el panorama electoral, sobre todo en nuestra PBA, es alarmante. Y el nivel intelectual promedio es de mediocre para abajo.
    Acabo de viajar al exterior, en un grupo reunido por la agencia, y a pesar de que la mayoría tenía múltiples viajes, me impresionó la carencia de cultura general de casi todos. Sin contar que había algunos k irredimibles.

  4. Carlos

    Cito a continuación estrofa del Martin
    Fierro. Los q no saben ahorrar son pobres AUNQUE TRABAJEN nunca x
    ,+ q se atajen se libraran del cimbron
    al q nace barrigón es al ñudo q lo fajen
    Quizás la solución sea emprender algo
    Q tenga salida x supuesto no droga

  5. Guillermo

    Es lamentable leer esta columna porque todo lo que describe es tal cual la realidad de la sociedad Argentina. Ayer, sin ir mas lejos, tuve un breve intercambio de ideas con dos personas que hacen trabajos de pintura y construcción en general. Cuentapropistas con empleados ocasionales. Ambos peronistas (uno mas de Izquierda K y otro mas tradicional), Uno del conurbano, otro de caba. Ambos con nivel de intrucción media equivalente a un secundario, con bastante capacidad de discusión y -por decirlo de alguna manera- razonamiento. El nivel de obstinación, falta de contacto con la realidad, fanatismo y lavado de cabeza (en especial el Perokichnerista de conurbano) que presentan es realmente asombroso. Lo que mas me llamó la atención es que ninguno de los dos se ve a si mismo como lo que son: Empresarios. Pequeños, pero empresarios que ademas, no facturan, tienen la gente que ocasionalmente contratan en negro. En fin. Lamentablemente el peronismo en ciertas cabezas no es una opción política. Es una religión y eso es muy difícil de revertir.

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