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En manos de tres jueces

Mientras uno de los pilares del plan de miseria del kirchnerismo (la conversión del país a un páramo de ignorancia, con el 60% de los chicos de entre 7 y 16 años que no entienden lo que leen y solo el 14% de los chicos del secundario con un nivel de matemáticas mínimamente aceptable) sigue viento en popa, la heredera del creador de la banda que puso ese plan en ejecución y que continuó y profundizó su aplicación -Cristina Fernandez de Kirchner- está abstraída de su tenebroso legado y encara una sorda pelea de chicanas con la Corte, jugándose a todo o nada su libertad.

Después de alardear frente a las cámaras de televisión en 2023, que no sería candidata a nada porque no quería ser una “mascota de Magneto”, parece haber repensado esas ínfulas y confirmó su candidatura a legisladora provincial por la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires, un vasto territorio que abarca desde Ramos Mejia hasta Punta Indio y en el que viven, amontonados en la miseria generada por el peronismo durante más de medio siglo, más electores que en los padrones sumados de Córdoba y Tucumán.

Para alguien que fue diputada nacional, senadora, dos veces presidente y una vicepresidente verse bajar al barro de los arrabales para buscar allí la ansiada protección de los fueros para no ir a la cárcel, debe ser emocionalmente fuerte.

O quizás no. Porque, después de todo, un delincuente siempre tiene como objetivo salirse con la suya respecto del botín robado y tratar de conservar su libertad.

Hasta ahora Kirchner viene logrando ambos: no ha devuelto un peso de la trillonada de dólares que robó y se mantiene libre pese a los fallos que viene acumulando en su contra.

Como sabemos el kirchnerismo logró terminar de instalar la burrada técnica de que la Argentina tiene un sistema de tres instancias de apelación según el cual mientras la Corte no se expida en cuanto a la resolución del recurso extraordinario que pueden haber presentado ante ella, las sentencias no están firmes.

Se trata de una ignorancia que cualquier estudiante de segundo año de Derecho podría refutar: la presentación del caso federal ante la Corte no supone una revisión del pleito en sí sino solo una verificación sobre si las garantías constitucionales de los ciudadanos fueron respetadas y si las sentencias no fueron arbitrarias.

Es, en el fondo, el ejercicio de la función esencial de la Corte que consiste en custodiar la constitucionalidad tanto de las leyes como de los fallos judiciales.

Pero el caso (en un juicio penal, las responsabilidades y las calificaciones de culpable o inocente) llega “muerto” a la Corte; llega terminado.

Es más, en caso de que la Corte encuentre alguna garantía constitucional afectada, designará un tribunal para que la subsane, pero ello no afectará el sentido del fondo ya resuelto.

Por supuesto, además, en este caso, es auto evidente que ninguno de los derechos constitucionales de Kirchner han sido afectados: al contrario ella usufructuó un tratamiento que ningún ciudadano común hubiera tenido.

Pero su descaro es de tal magnitud que ahora se puso en el papel de torear al máximo tribunal con su candidatura para, indirectamente, forzar a la Corte a que tenga que decidir entre sacarla de la cancha electoral (con una decisión tomada antes de que se formalice la fecha para la presentación de listas en la provincia de Buenos Aires) o quedar expuesta como un tribunal que no se juega cuando el deber lo llama.

En ese sentido, están circulando dos versiones opuestas en los siempre calientes corrillos de tribunales. Según una de esas versiones, la Corte se expedirá en los próximos días confirmando todo lo actuado por el Tribunal Oral y por la Cámara de Casación, esto es revalidando la condena a 6 años de prisión efectiva con más la inhabilitación absoluta y perpetua para ejercer cargos públicos. Esto sacaría definitivamente a Kirchner de la contienda electoral.

Una sub-versión desprendida de esta dice que la Corte dejaría de lado incluso su voluntad de respaldar la opinión del Procurador General en el sentido de elevar la pena a 12 años (incluyendo la figura de asociación ilícita como pidió la fiscalía) con tal de terminar con el caso y empezar a dar una señal de ejemplo en el buen sentido a la sociedad: el que roba va preso y, si es funcionario, nunca más podrá serlo.

La otra versión dice que no hay antecedentes de la Corte tomando una decisión que afecte el campo politico en un año electoral con elecciones en el horizonte inminente.

Es obvio que la condenada Kirchner apunta y especula con esta pusilanimidad judicial que, bajo aquel débil argumento, esquive la acusación de que “la Justicia está proscribiendo a Cristina”.

“Dale, proscríbanme”, parecería decir Kirchner en un ultimo y desesperado intento por lograr que las reglas de la política la salven de las rejas.

Quienes sostienen esta versión de “los antecedentes” de la Corte dicen que el tribunal “no va jugar” en el terreno politico y que si los politicos no pudieron resolver la situación dentro de sus reglas aprobando el proyecto de Ficha Limpia, los jueces no tienen porque meterse.

Yo admito que, efectivamente, estas agachadas han sido la regla en la Argentina y que la mayoría de quienes históricamente se han sentado en los honrosos sillones de la Corte no han estado a la altura de ese honor.

Los constituyentes no diseñaron el poder judicial para someterlo a estas especulaciones sino con la esperanza de que quienes fueran llamados a jugar un rol tan fundamental en el funcionamiento de la república lo harían con dignidad.

Pero como lamentablemente todo ha sido prostituido en la Argentina y, en efecto, es difícil encontrar muestras de gentes que se muevan por el espíritu de cumplir con su deber cuando su deber deba ser cumplido, no sería raro que quienes sostienen esta última versión tengan razón.

En este marco no es extraño escuchar tampoco la frase “la Corte no va a jugar”. ¿Perdón? ¿Cómo que la Corte “no va a jugar”? La Corte va a jugar haga lo que haga.

Si lo hace cumpliendo su deber, mejor. Pero dejar de cumplir su deber no es “no jugar”, es jugar a favor de los intereses de Kirchner.

Entonces, señores jueces, esa idea pusilánime que sus operadores se empeñan en instalar (encima con la pretensión de que se reconozca que la Corte esta actuando como “un poder independiente”) de que antes de una elección el tribunal no se va a expedir para no influir sobre temas políticos, es una pavada mayúscula: la Corte fue organizada por la Constitución para actuar cuando debe actuar, coincida ese deber o no con un año electoral.

Resulta muy berreta pretender elaborar un argumento de aparente alto vuelo jurídico cuando en realidad lo que esa postura oculta es una simple y llana cobardía. Aquí hay una sociedad que hace 12 años ha visto hasta por televisión como la robaron en la cara, encima con el argumento de que la estaban ayudando. 

Entonces, si la decisión de lo que en la Argentina se entiende como el fallo final, cayó en sus manos justo en un año electoral y tomar una decisión allí va en contra de sus antecedentes, pues me cago en los antecedentes, ¿me entienden? 

Usteden deben cumplir el papel que la Constitución dice que tienen que cumplir. Por una vez en la vida hagan lo que tienen que hacer y háganlo ya.

Hay muchos argentinos que los están mirando para decidir si siguen creyendo en este país o si, definitivamente, aquí esta todo perdido. Solo espero que tengan la clarividencia necesaria para entender la diferencia y actuar en consecuencia.

Por Carlos Mira

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NdR: Carlos Mira está asistiendo a la Convención de IPW en Cichago. Mañana será nuestro clasico Viernes de Relax.

Los editoriales de Carlos Mira regresarán el lunes 30 de junio. Las demas secciones del diario se actualizaran regularmente.

>Aruba

3 thoughts on “En manos de tres jueces

  1. raúl

    Quizás el rechazo del pedido de recusación de Lorenzetti, mas algunas señales dadas entre líneas el domingo por Morales Solá, indiquen que estaría por suceder lo que muchos esperamos.
    Por otro lado, provocan náuseas los “prestigiosos periodistas”, como Pagni, entre muchos otros, que plantean sin ponerse colorados la posible postulación presidencial de la condenada en 2027. Uno ya no sabe qué pensar de esa gente. El periodismo de La Nación, salvo honrosas excepciones, y de Clarín, entre otros, es cada vez más repulsivo e ilegible. Se solazan atacando encarnizadamente a Milei, y dan como posibles candidatos a cualquier cargo a los que destrozaron el país durante décadas.
    Siempre digo que la gente vota mierda y después se queja del mal olor. Perdón por el término, pero no hay uno que lo describa mejor.

  2. Guillermo

    Es cierta la afirmación respecto a que la Corte no constituye una tercera instancia. El problema es que se ha convertido en eso por su extrema lentitud en definir las causas que llegan a su conocimiento. Si en una sentencia definitiva en la que se vulneran derechos constitucionales -sea de la materia que sea-, la revisión respecto de esas violaciones demora mas que lo que tardo el juicio de conocimiento -hay sentencia que demoran 10 o 15 años-, es evidente que la ejecución de esa sentencia que avasalló esos derechos constitucionales del condenado causa daños que pueden resultar irreparables. Saludos

  3. Pepon

    Ahora, deberían ir presos los de la corte (y unos cuantos mas de varias de las instancias inferiores) a fin de volver a construír una verdadera república. Los personajes que se sientan en los sillones de la SCJN son patéticos y siempre fueron serviles al poder de turno. Esta vez, estan jugando para sí mismos. No para la república. Siguen dando asco, a pesar de haber hecho lo correcto.

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