Nunca hubiera querido que la que probablemente se la ultima nota subida a este diario en 2024 fuera la que comentara la muerte de Jorge Lanata.

El periodismo está de luto en la Argentina hoy. Se ha ido uno de los más grandes periodistas del país de todos los tiempos. Moreno, Laiño, Neustadt, Lanata… Hay pocos que ocupan un sitial tan alto, de tanta influencia en la vida argentina, que fue mucho mas allá del cumplimiento de su trabajo.

La libertad le debe mucho a Lanata. Habrá hoy, seguramente, gente feliz que, en la bilis de su venganza, echaran una sonrisa al saber que ya no está el que les descubrió todo.

Para los periodistas es un honor que se nos llame igual que a él. Pero no todos los periodistas hemos tenido el ángel con el que Jorge dotó a la profesión.

Mis condolencias a sus hijas, a su mujer, a su familia. Nuestro trabajo queda, a partir de hoy, con un hueco enorme que no sé si alguien está a la altura de llenar.

Su trabajo fue tan enorme, su ingenio tan conmovedor que cuesta encontrar algún colega que combine semejanza capacidad de trabajo, con una inteligencia tocada por la Providencia y una inventiva fuera de lo común.

Lanata fue valiente en los momentos en que los valientes se valoran. Una vez mirando a la cámara y hablándole directamente a Cristina Fernández de Kirchner, le dijo “espero que la historia la recuerde como la mierda que fue”.

La historia del periodismo de este país, en cambio, recordará a Jorge Lanata como lo grande que fue. Él solo se cargó una bolsa de corrupción pestilente que ni siquiera sé, después de tantos años de haberla denunciado, si el país tendrá finalmente la grandeza de honrarla.

Para vos, Jorge que siempre lo has hecho decirte que vueles alto es una redundancia… ¡¡Pero, vuele alto, maestro!! El periodismo verdadero nunca lo olvidará.

Carlos Mira