Obviamente la conmemoración del Día de la Bandera ya ocurrió la semana que pasó, pero, de todos modos no quería dejar pasar la oportunidad de aprovechar ese nuevo aniversario de la muerte del Gral Belgrano para hacer una sugestiva compración basada en la letra de la Canción a la Bandera.
La Canción (o Marcha) a la Bandera fue compuesta por Juan Chassaing (letra) y Juan Imbrosi (musica) y fue entonada por primera vez en Campo de Mayo en 1906.
Primero voy a transcribir el texto completo de la lírica de la canción:
Aquí está la bandera idolatrada, la enseña que Belgrano nos legó, cuando triste la Patria esclavizada con valor sus vínculos rompió. Aquí está la bandera esplendorosa que al mundo con sus triunfos admiró, cuando altiva en la lucha y victoriosa la cima de los Andes escaló. Aquí está la bandera que un día en la batalla tremoló triunfal y, llena de orgullo y bizarría, a San Lorenzo se dirigió inmortal. Aquí está, como el cielo refulgente, ostentando sublime majestad, después de haber cruzado el Continente, exclamando a su paso: ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
Me tomé la libertad de resaltar algunos términos y frases para introducir esta comparación a la que quiero invitarlos.
La marcha utiliza en distintos momentos, las siguientes palabras: “idolatrada”, “triste”, “esclavizada”, “valor”, esplendorosa, “al mundo con sus triunfos admiró”, “altiva”, “victoriosa”, “la cima de Los Andes escaló”, tremoló triunfal, “llena de orgullo y bizarría”, “inmortal”, “refulgente”, “ostentando subilime majestad”, “continente”, “a su paso, Libertad, Libertad, Libertad”.
De todas estas palabras vamos a dejar para un segundo análisis las palabras “triste” y “esclavizada”. Veamos ahora las demas.
Noten la fuerza impresionante de esas palabras, la convicción absoluta de un espíritu de superioridad e imperio; de una convicción férrea de que nada ni nadie se podía imponer a la grandeza argentina… Presten atención a la preocupación por dejar claro que la bandera argentina es el símbolo de un faro de libertad para el continente y para el mundo. Vean el sentimiento de orgullo por esa situación de privilegio que la letra trasmite sobre el destino del país… No dejen pasar los vítores al karma poderoso: “libertad, libertad, libertad”. No hay allí menciones a la igualdad, a la solidadridad o a la sensibilidad: el valor que se pone por encima de todo es el valor de la libertad.
Materialicen esas palabras en la visualización de una postal nacional, de una imágen que reproduzca en el cerebro los contornos que tendría el país definido por esa termonología y ese legunaje. Imaginen a la Argentina, como dice la letra, en “la cima de Los Andes”.
Contrasten ahora esa imágen con la realidad actual del país. El choque de planteas es absolutamente impresionante. Aquella tierra sin límites de principios del siglo XX, que se presentaba altivo (sí, sí, dije “altivo”) ante el mundo, de repente reducido a un yermo miserable en donde la midad de sus habitantes es pobre y en el que su peso en el concierto de las naciones pasó de “admirar al mundo” y “al continente” a un lugar marginal al que se mira con desconfianza y con asombro, no por la admiración que causa sino por lo inexplicable que es su frutración.
¿Qué ha ocurrido para que semejante contraste sea posible? ¿Qué ha pasado para que el país del “orgullo y la bizarría” se haya transformado en esta tierra culposa y perdedora que se junta con los países más vergonzantes de la Tierra?
Creo tener la respuesta amigos: lo que ocurrió es el peronismo. Fue Perón el que comenzó a trasmitir subliminal y gradualmente un mensaje de culpa por la grandeza; un repiqueteo malvado que autoconvenció al pueblo de que ser distinto a la región estaba mal, de que ser superior al resto de América Latina y de estar por encima del nivel de vida de muchos países considerados avanzados del mundo, era algo por lo que la Argentina debía disculparse antes que sentirse orgullosa,
Allí nació el gérmen de la inferioridad, el de la culpa por ostentar un origen diferente al resto de Sudamérica y el comienzo de un artificial proceso de minusvalía que tendiese a “igualar” al país con el resto de lo que ellos mismos llamaron “Patria Grande”.
El camino de la Argentina hacia la pobreza fue planeado. Planeado por una intelectualidad refractaria al imperio de un destino manifiesto de grandeza y brillo. La “latinoamericanización” de la Argentina fue parte de un programa destinado a frustrar un derrotero marcado por la Historia.
Como dije antes, había dejado para un segundo análisis las palabras “triste” y “esclavizada” que la Canción a la Bandera incluye en el inicio. Ambas palabras se usan para describir el escenario previo a que la Argentina con su “bandera idolatarda” “rompiera sus vinculos con honor”: el país era triste y esclavo.
¡Qué notoria casualidad que eso mismo es lo que ha vuelto a ser luego del triunfo del fascismo peronista! Es que aquel escenari o “triste” y “esclavidazado” fue delineado por una concepción de vida muy parecida a la que el peronismo terminó imponiendo casi 100 años después: un país con carencias, conformista, que se debate en la escasez y cuyos ciudadanos están presos de un orden legal que hace que sus vidas dependan de otros, como la de los esclavos…
¡Qué increíble vuelta de campana! La bravura se convirtió en matonismo barato. El orgullo en canchereada inútil. El valor en prepotencia. El honor en vergüenza. El triunfo en derrota. El vínculo con el mundo en aislamiento y encierro. La preeminancia regional en culpa y pecado. La libertad en servidumbre.
El peronismo ha cometido toda clase de latrocinios y es el responsable principal del estado fallido en el que se ha convertido la Argentina. Pero si yo tuviera que elegir uno solo de los múltiples sacrilegios que cometió, elegiría éste: el haber llevado al hipotálamo nacional la idea de la vergüenza por ser mejor y ser distinto. Si el destino nacional hubiese sido mediocre porque el talento argentino no podía producir otra cosa, lo habría aceptado con resignación. Pero comprobar que hemos llegado a esto porque fuimos arrastrados hacia allí artificial y caprichosamente por un conjunto de resentidos sociales, no tiene perdón. No puede perdonarse.
Nunca.
Hola Dr. Mira, excelente y certera explicación sobre la impronta argentina, el culpable es a todas luces harto conocido, su ideario con la consecuente instrumentación lo explica todo…..así como un asesor le dijo al Presidente Clinton en plena campaña…”is the economy, stupid” ….los argentinos podríamos explicar nuestra decadencia simplemente con 4 palabras……..”es el peronismo, estúpido”…….Un abrazo………(Yo te llamo !!🤣🤣)