Muchas veces hay sincericidios que se cometen sin que el sincericida se de cuenta. Es más, es lo que sucede en la mayoría de los casos cuando, hablando desprevenidamente, una persona dice finalmente lo que piensa o confiesa los motivos verdaderos por los cuales hace lo que hace.

Ayer el señor Omar Maturano del Sindicato de Conductores de Trenes La Fraternidad cuando le preguntaron los motivos del paro de hoy dijo que el “gobierno quería entregar la soberanía argentina” y puso como ejemplos el mapa que errónea (y no se sabe aún si maliciosamente) un funcionario de la cancillería mandó a publicar haciendo referencia a las Malvinas como “Falklands/Malvinas”, y la política de “cielos abiertos” del gobierno en materia de regulación aerocomercial.

Maturano continuó diciendo que “los cielos, las vías férreas, los ríos, la tierra son argentinos” y que el paro era en defensa de esa soberanía.

Es decir, en el fondo, no hay aquí una discusión sobre un tema concreto que ataña a las actividades del transporte sino una resistencia a un modelo de entender la vida según el cual “la propiedad” de prácticamente todas las actividades nacionales debe estar en manos de un conjunto de privilegiados que, con el correr de los años peronistas, lograron que la argentinidad al palo sea identificada con ellos y que ellos sean los dueños de hecho de todo aquello que a ellos se les cante identificar como identitario de esa argentinidad. El silogismo sería (para seguir el ejemplo de Maturano) “los cielos, la tierra, los ríos, y las vías férreas son argentinos y los argentinos somos nosotros; luego los cielos, la tierra, los ríos y las vías férreas son nuestros”

Este es el núcleo final de la discusión: aquí una casta privada y paraestatal logró llevar al texto de la ley reglamentaciones que, de hecho, le han entregado la propiedad de los cielos, la tierra, los ríos y las vías férreas a un conjunto de ciudadanos que son tan “privados” como cualquier otro pero que han tenido la prepotencia de instalar en la legislación general un esquema de privatizaciones que ha puesto, de hecho, en sus manos la propiedad de esos medios de producción, con el pequeño detalle de que ellos no han puesto un céntimo de sus propios bolsillos para perfeccionar esa apropiación y se los han quedado utilizando los dineros de las arcas públicas a la que, de paso, también le cargan todos los quebrantos provocados por su administración que, en muchos casos, hasta puede ser calificada de fraudulenta.

Entonces, dejémonos de joder con los “trabajadores”, con los “salarios”, con los “subsidios” y con toda la larga serie de excusas que normalmente se esgrimen para sustentar estos paros: lo que hay aquí es una resistencia a que el gobierno le devuelva a TODOS los argentinos la propiedad sobre los medios de producción que una asociación ilícita entre funcionarios, políticos y sindicalistas les birló hace ya muchas décadas para entregársela a una élite de privilegiados compuesta por ellos mismos.

Maturano no hizo nada que que verbalizar, en un arranque de espontánea sinceridad, lo que es el verdadero grano que estos tipos ven en el gobierno de Milei y el verdadero sapo que no se quieren tragar. Todo lo demás son cuentos chinos demagógicos que se llenan la boca con la palabra “pueblo” cuando, si uno analiza lo que dicen, también se dará cuenta que, cuando dicen “pueblo”, en realidad se están refiriendo a ellos mismos y no al conjunto de argentinos por cuyos reales pesares no sienten la más mínima empatía.

No hay prueba más clara,  en ese sentido, que los formidables contratiempos a los que no dudan a someter a los argentinos que deben de ir de un lugar a otro en avión o en tren o en barco o en subte o en colectivo: allí el “pueblo” les importa un carajo. Solo lo usan para seguir defendiendo la “propiedad de hecho” de “sus”cielos, “sus” trenes, “sus” ríos, “su” tierra, “sus” subtes o “sus” colectivos.

Resulta hasta trágicamente cómico ver a un conjunto de “socialistas humanistas” defender con tanto ahínco lo que no es otra cosa más que una propiedad privada de hecho, con todos los beneficios de la propiedad privada y ninguno de sus costos.

Entonces, muchachos -Maturano y toda la troupe que es igual que él, desde Biró hasta Segovia y desde Moyano hasta Roberto Fernández- dejen ya de vender por la prepotencia del grito una careta que hace rato que debió habérseles caído: ustedes le hacen huelga a un gobierno que quiere sacarles aquello que ustedes le arrancaron a los argentinos… Ustedes no son la Argentina, ni la argentinidad al palo o no al palo, ni mucho menos representan al pueblo… Ustedes son apropiadores: se visten con el verso socialista pero los primeros que se han hecho de un capital robado que los convirtió en millonarios son ustedes.

No vengan con el verso sensiblero de las Malvinas o con la pelotudez de que un infradotado (o un hdp, aún no lo sabemos) usó una palabra “en inglés” para referirse a las islas.

Termínenla ya también con ese curro telúrico de que el que habla inglés es un cipayo. Porque los primeros en ataviarse con remeras Polo Ralph Lauren son ustedes y los primeros en irse a Miami o comprar propiedades allí también son ustedes.

Basta ya de toda esa engoladura grasa e insoportable que, además, tiene como único objetivo ocultar la verdad. La misma verdad que ayer Maturano vomitó sin darse cuenta.

Por Carlos Mira