El día del cierre para la inscripción de alianzas finalmente llegó. Hoy a las 12 de la noche quedarán constituidas las coaliciones que competirán en las PASO y en las generales.
JxC decidió mantener su nombre pese a la insistencia que José Luis Espert había tenido para que, de alguna manera, la palabra “libertad” fuera incluida en la denominación ¿Será esa una señal de que, finalmente, la “libertad” no será tan importante en la coalición?
Más allá de las palabras, la que dio un indicio por fuera del límite calendario para la inscripción de alianzas fue Patricia Bullrich que dijo que, si es presidente, constituirá llegará a un acuerdo legislativo con Javier Milei para que LLA vote los proyectos del gobierno.
A todo esto el ciudadano de a pie sigue con las mismas incertidumbres de siempre: es como que las cosas que luego van a impactar fuertemente en su vida le pasaran de largo sin que tuvieran nada que ver con él.
En efecto, hay una disociación muy evidente en la mente promedio argentina entre lo que sucede en la discusión política y lo que ocurre en la vida cotidiana. Y esa disociación es de doble mano. Por un lado los dirigentes discuten cosas como si las prioridades ciudadanas no existieran y, por el otro, los ciudadanos creen que lo que pasa en la “alta política” no afectará su vida, sea quien sea el que gane o se lleve el gobierno.
Naturalmente esa es una anomalía muy preocupante porque si los ciudadanos creen que da lo mismo que gane cualquiera porque su vida no cambiará demasiado, es difícil que vayan a tomar las decisiones individuales (a nivel electoral) que provoquen un cambio positivo en el rumbo de la Argentina.
Por el lado de los políticos (especialmente de la oposición) si priorizan sus intereses de gobierno por encima de las necesidades a resolver no harán más que retroalimentar aquella convicción popular de que “son todos iguales” y profundizar la idea de que no hay “grandeza” ni “renunciamiento” para beneficiar al país.
El oficialismo se inscribió con un nuevo nombre que es toda un definición solapada respecto de quién lleva la batuta en esa bolsa de chiflados. Su nuevo nombre es “Unión por la Patria”.
La palabra “unión” deriva claramente del engendro creado por Cristina Fernández de Kirchner en 2017 para enfrentar las legislativas contra el gobierno de Macri. Ya en aquel momento (como fue desde que, a regañadientes, entregó el poder en diciembre de 2015) la ex presidente encabezaba la idea de una “resistencia popular” frente a un gobierno que a su juicio no había ganado las elecciones sino que había tomado el poder por la fuerza. Por eso el nombre que pensó para trasmitir y profundizar esa idea de “resistencia” fue “Unión Ciudadana”.
Luego, como todos recuerdan -encabezados por un grupo de impresentables al frente de los cuales recuerdo al actor Gerardo Romano- el kirchnerismo instigó la instalación de la idea de que “la Patria estaba en peligro”, promoviendo convocatorias callejeras y estimulando la idea de que la gente se moría de frío en las calles de la Argentina (recuerdo muy claramente al Sr Juan Carr desempeñando ese triste papel, señor que nadie sabe dónde se encuentra hoy). Allí aparecía, reluciente, la palabra “patria”, cuidadosa y demagógicamente ubicada.
“Patria” es también el nombre del “instituto” que fundó la hotelera condenada por robo y que se convirtiera en la usina de la “inteligencia” kirchnerista desde que Alberto Fernández asumió y desde donde salen todas las operaciones que sufre, no solo la oposición, sino la propia persona que ejerce las funciones de presidente.
“Patria” es (junto con “pueblo”) la palabra que reúne las citas más demagógicas del populismo. Cuando desde ese costado político uno escucha las palabras “patria” o “pueblo” ya sería suficiente razón para sospechar del resto de todo el contenido que las acompaña.
No es diferente en este caso del nombre elegido por el oficialismo para su presentación a las elecciones de este año: “Unión por la Patria” debe leerse “la Patria nos importa un culo y solo apelamos a su nombre para seguir atrincherados en nuestros sillones de riqueza e impunidad”.
Ese es el verdadero valor que la “patria” tiene para ellos: envueltos en la bandera y al grito futbolero de ¡Argentina, Argentina! van cuidando sus culos y sus dólares, proponiéndose a sí mismos mantenerse en el poder.
Toda una serie de pelotudos que, pese a los años, aun no advierten el ardid y otra serie de vivos que van prendidos en las migajas del saqueo, los siguen como si creyeran que todo aquel verso fuera cierto.
Ahora habrá que esperar al día 24 para conocer los candidatos con nombre y apellido que participarán de las PASO. En estos días se verá cómo el canibalismo del gobierno resuelve el entuerto entre quienes no las quieren (los Kirchner y quienes responden al kirchnerato) y los que las fuerzan (Alberto Fernández y Scioli).
Por el lado de la oposición habrá que ver si esas primarias ordenan el espacio civilizadamente bajo el principio de que el que gana compite por la presidencia y el que pierde lo ayuda como si nunca hubiera habido una diferencia o si, por el contrario, las miserias que muchas veces en estos meses vimos asomar, siguen presentes como si nada.