
Mientras el presidente ayer tuiteaba por el día del “orgullo” (hasta hace poco conocido como “día del orgullo gay” y hoy simplemente celebrado como “orgullo”) el dólar libre llegaba casi $240 y el riesgo país superaba los 2500 pb.
Toda esa realidad paralela parecía confirmar el escenario descrito por el periodista Jorge Liotti en La Nación el domingo 26 en el que se afirmaba que el presidente era el “capitán entregado de un barco a la deriva”, desligado ya de las tareas cotidianas, sin diálogo con los ministros, aislado y recluido en su tarea de recopilar recuerdos para un libro de memorias que se habría propuesto escribir cuando deje el gobierno el año que viene.
En ese sentido, Diego Guelar apuntó que Fernández está usando sus últimos viajes para “llenar un álbum de figuritas” con fotografías junto a líderes mundiales que no tienen otro valor más que ese: el de ser instantáneas vacías que probablemente solo vayan a ser recordadas por él. De hecho, asegura el ex embajador argentino en China y en EEUU, Fernández ha sido el presidente que ha estado con más líderes mundiales en lo que va del año, desde Xi Jinping y Emmanuel Macron hasta Boris Johnson y Joe Biden, pasando por el premier de India, el de Italia, el Rey de España, el canciller alemán y su amigo Vladimir Putin, el invasor.
Mientras el presidente se dedica a esta actividad mundana personal (como es la de recolectar material para preparar un libro de memorias con el que masturbará su mente creyendo que fue Churchill) el país que supuestamente preside vuela por los aires. Su vicepresidente -la verdadera dueña del poder- desata guerras en todos los frentes en los que detecta dinero que ella no controla y que, de última, no esté en condiciones de apoderarse.
Su última embestida, ya comentada en estas columnas, fue con las “organizaciones sociales” paradójicamente creadas y estimuladas por su marido en 2009, luego de que comprobara que varios intendentes de la Provincia de Buenos Aires no lo habían apoyado en su campaña como diputado contra Francisco De Narváez. La venganza del pingüino consistió en crear esas nuevas hydras callejeras a las que inundaría de recursos que les quitaría a los barones bonaerenses.
Pero, claro, ahora esa jugada se le volvió un bumerang a Cristina Kirchner que ve cómo los Pérsico y los Chino Navarro de la vida no solo se quedan con dineros que ella quiere para ella sino que la ponen en aprietos electorales como ya lo hizo el jefe del Movimiento Evita cuando se abrió y apoyó en las últimas presidenciales a Florencio Randazzo. Ayer, el hijo del Chino publicó en su muro de Facebook una carta contra esa “tía que grita” en la que demuestra que esos personajes no dejarán que les saquen su botín así nomás.
Otro frente al que la vicepresidente no deja de arrojar bombas es el económico. Ya todos saben que quiere expulsar del gobierno a Martín Guzmán, el único ministro importante que le responde al presidente. También bombardeó al BCRA al que considera en manos de “un boludo al que se le van los dólares” en un “festival de importaciones”.
Como solución propuso públicamente una profundización del cepo cambiario obligando al sector privado a financiar las importaciones con sus propios dólares. La señora tiene una ignorancia técnica tan grande (aunque hable con las poses de los que creen que saben) en materia económica que la medida que propuso es la típica idea de los ignorantes: corren como toros enceguecidos a tapar un agujero sin ver que lo que hacen para taparlo abre otros mil agujeros por otros lados. Lo que se dice una verdadera burrada. Es la misma ignorancia que la llevó a olvidar que de las 12 empresas que más dólares de importación usan, cinco son estatales y están en manos de La Cámpora, empezando por ENARSA.
A toda esta sarta de burradas el mercado les respondió con los números a los que estamos asistiendo en materia de brecha cambiaria, inflación, huida del sistema financiero, caída de reservas, compromiso de abastecimiento y serias posibilidades de entrar en cesación de pagos.
La redacción de los instructivos sobre las nuevas medidas parece haber sido hecha a propósito para que nadie la entienda. Como resultado de eso, toda la logística del sistema financiero relacionada con los pagos al exterior está paralizada. Muchos de los pesos que el sector privado tenía dispuestos para transformar a dólares y pagar compromisos externos fueron al mercado libre del billete, que llegó a $240 en el blue y a $250 en el CCL, llevando la brecha a más del 90%.
El país se encuentra frente a un proceso de represión financiera del sector privado por la vía de tratar de disminuir la demanda de divisas (la visión miope de la vicepresidente) en lugar de ir hacia herramientas que estimulen e incentiven la oferta de dólares, como sería por ejemplo, ofrecer retenciones cero a todos los que aumenten los volúmenes exportados.
El país acaba de ver terminar la etapa anual de oro en materia de liquidación de exportaciones (de hecho el sector agroindustrial liquidó en 2022 más de 16 mil millones de dólares adicionales a los del año pasado) y aun así las reservas del BCRA no superan los 3 mil millones de dólares, menos de 15 días de importaciones de insumos industriales para que las fábricas no se paren.
En septiembre vencen 600 mil millones de pesos de deuda interna que nadie sabe cómo se van a pagar, a menos que el ministro ordene imprimir toda esa cantidad de dinero echándole un tren carguero de nafta al incendio inflacionario.
Mientras el presidente completa su álbum de figuritas y el país se incendia no hay un solo saqueo, ni una tonelada de piedras en la calle, ni una queja sindical, ni ningún club del helicóptero. Es más, desde los canales hegemónicos del oficialismo se acusaba a Macri y a su plan del Mal por la subida del dólar.
¿Puede, a esta altura, haber alguien con alguna duda sobre quiénes son los desestabilizadores cuando el peronismo no está en el gobierno? ¿Sobre cuáles son las usinas donde nacen los desmanes, las movilizaciones de “hambrientos”, de gente con frío que no tiene protección? ¿Sobre los que organizan agitaciones que pueden terminar con muertos a las que luego llaman “masacre”?
El golpismo es tan embrionariamente distintivo del peronismo que ya nadie puede ocultar los hilos de la marioneta. A veces son más sutiles, eso sí, para voltear a los propios que “tácticamente” no estén coincidiendo con los que detentan el poder fáctico de la secta. No habrá allí saqueos, ni enfrentamientos callejeros. Pero quienes tienen la verdadera sartén por el mango del “movimiento” no dudarán en incendiar todo con tal de conservar el poder y el dinero que el poder trae.