
Ayer, luego de la elección del domingo en la provincia de Buenos Aires, comenzaron a escucharse los primeros comentarios no solo respecto de las consideraciones políticas del resultado sino otras que tenían que ver con cómo había votado la gente.
Parte de esos análisis trataban de encontrarle lógica al comportamiento de un votante que vive en una tierra asolada por las carencias, por el miedo a morir de la manera más injusta (hoy otro chico de 17 años, Dylan, cayó víctima de tres balazos en González Catán mientras intentaba defender a su madre de tres motochorros, uno de los cuales, de 15 años, lo acribilló), sin la dignidad de una vida que le dé limpieza, luz pública y hasta un inodoro en su casa.
¿Cómo es posible que la gente que vive en estas condiciones, cuando tiene la oportunidad de enviarle un mensaje a quien lo mantiene allí, mordiendo el polvo de la miseria, elija endosar su gestión de la manera que lo hizo el domingo?
Yo entiendo que muchos súper especialistas, cuando analizan el número frio, intentan explicar que los votantes del peronismo siguen siendo los mismos y que lo que en realidad le dio a Kicillof esos números de impacto fue que ese porcentaje histórico se lo está comparando contra un número muy alto de gente que no fue a votar. Está bien: eso explica las matemáticas de la elección, pero no su sociología.
No importa que en apariencia el porcentaje peronista haya crecido porque se lo está comparando contra un total más chico (pero que no lo haya hecho en terminos reales porque sus votos fueron casi los mismos que en 2023): lo que importa es que la gente que vive en el barro sigue votando a quien lo genera y que las familias de los que mueren en una parada de colectivo no hayan ido a votar masivamente otra cosa.
¿Qué tiene la gente en la cabeza?
Y lo pongo así, porque, justamente, ayer se criticó mucho a los que cuestionaron el voto ciudadano. “No te podes enojar con la gente”, fue el mantra cancelatorio que se escuchó mayoritariamente. Y yo pregunto, socráticamente, si se me permite ¿por qué carajo no me puedo enojar con la gente?
Claro que me puedo enojar. Porque esa gente está arrastrando a la mierda que ellos parecen haber aceptado a otra gente que no tiene voluntad de aceptarla.
Lo que sí se me podrá decir es por qué esa gente que no acepta que se la arrastre a la miseria no fue a votar para enviarle un mensaje contundente a un personaje que muchos consideran un inútil y al que yo creo que se le está haciendo un enorme favor pensando así de él.
Porque Axel Kicillof no es un inútil: Axel Kicillof es, al contrario, una pieza muy útil en el avance de una concepción que intenta implantar definitivamente en la Argentina un sistema de servidumbre en donde el nivel “zombie en sangre” sea de tal magnitud (por ignorancia, por la fabricación en serie de oligofrénicos, etcétera) que el imperio de la elite dominante sea aún más sencillo de lo que ya es.
Kicillof también ha sido “útil” para otras cosas. Por ejemplo para que la Argentina esté a punto de perder a su principal empresa (YPF) a manos de los Kirchner o que, para evitarlo, el país deba pagar a esa familia (ya a esta altura con los intereses corridos del juicio) casi 20 mil millones de dólares de “indemnización”.
Kicillof jugó un papel clave en esa maniobra. Fue él quien siendo ministro de economía dejó los dedos marcados de la ilegalidad de la maniobra declarando, nada menos que por televisión, que el Estado no iba a respetar los estatutos de la empresa en el proceso de nacionalización. Eso y entregarle a la jueza interviniente el revolver humeante del crimen era todo uno.
Y esa maniobra fue hecha a propósito para que al juzgado no le quedara otro remedio más que condenar al país a indemnizar a la minoría accionaria de la empresa. ¿Y quién era la minoría accionaria de la empresa? ¡¡LOS KIRCHNER!! Por vía de sus testaferros, los Eskenazi.
Al lado de esta grosería Kicillof ya le había hecho perder al país una cifra equivalente cuando negoció ¿con impericia? el acuerdo con el Club de Paris y cuando volteó el acuerdo para salir del default en 2012. Todas estas ¿burradas? le costaron al pueblo argentino más de 50 mil millones de dólares. Cualquier figura pública en otro país con este record estaría acabada: en la Argentina es gobernador de la provincia más importante del país y muchos lo perfilan como el candidato a presidente por el peronismo en 2027. ¿Y ustedes me dicen que no puedo criticar a la gente que, siendo ciega a todo esto, vota a Kicillof?
Yo puedo admitir que la bronca (por una serie de razones que hemos analizado en extenso en estas mismas columnas) contra Javier Milei sea importante. Pero de allí a no poder decir que es francamente inentendible que la gente que sufre las consecuencias de un gobierno nefasto como el de Kicillof -que produce la multiplicación de delincuentes, que defiende un esquema de contrataciones del Estado que no son otra cosa que el caldo de cultivo preferido de la corrupción, que es un demagogo que hace populismo con los discapacitados olvidándose que SU gobierno elevó el número de personas con discapacidad de 70000 (que había cuando llegó Néstor Kirchner en 2003 al gobierno) a casi 200000 en la actualidad provocando (como hizo con las jubilaciones) un achatamiento atroz de los ingresos de los discapacitados (y de los jubilados) genuinos- me parece que hay un trecho bastante largo.
Los países que eligen el sistema democrático para vivir depositan en sus ciudadanos una enorme responsabilidad, porque, siendo ellos los que votan, según voten ellos así será el país.
Si además -en el particular caso argentino- la realidad inconmovible de las evidencias, entrega todos los días, pruebas contundentes de lo que son o de cómo actúan determinados personajes y aun así, esos personajes reciben el apoyo de la gente, es obvio que el camino para criticar a la gente está más que habilitado.
Yendo a los extremos ¿con qué derecho una familia podrá quejarse de que vive entre rejas y de que aun así -quizás- los hayan asaltado o incluso matado, si cuando tuvieron la oportunidad de votar lo votaron a Kicillof?
¿Acaso soy yo el que está mal por decir eso? ¿O la demagogia llega a tal punto que el cancelado es el que dice lo obvio y el que recuerda lo que ocurriría en cualquier otro lugar del mundo en circunstancias parecidas?
Los políticos en las democracias son emergentes. Son emergentes de los valores que imperan en la sociedad. Son los ciudadanos los que producen a los políticos y los que los mantienen donde están. ¡El colmo sería que, ahora, encima, los “incorrectos” sean los que dicen que los responsables de que la provincia sea un reguero de sangre son los propios bonaerenses y de que por “corrección política” haya que callarse también eso “porque a la gente no se la puede criticar”!
¿Cómo que no se la puede criticar? Claro que se la pude criticar: señores esto es una DEMOCRACIA. “Democracia” significa que el que gobierna es el pueblo. Si el que gobierna es el pueblo y al pueblo le va como la mierda el responsable es el propio pueblo por no ver a quien elige, aun cuando se tropieza con las evidencias todos los santos días.
Entonces, muchachos correctos (periodistas, analistas, figuras públicas): TERMINEMOSA CON LA DEMAGOGIA. ¿La gente es responsable? Si la gente es responsable. ¿Queda mal decirlo? No, no debería… Porque, ¿saben qué? eso es la democracia: por un lado, que la gente pueda expresar lo que siente con libertad de expresión y, por el otro, que lo gobiernos son la resultante del promedio social, te guste o no y tengas o no las bolas para decirlo.


Pristino.
EXCELENTE
Uno de los poquísimos periodistas que da gusto leer, por decir lo que casi ninguno dice. Felicitaciones.
Sí tenés razón. Ahora averigua porqué todo ese caudal de gente se quiere suicidar. Es importante saberlo… no creo que sean una secta religiosa nueva….
Felicitaciones. Gran comentario.
Si que la culpa la tenemos nosotros “el pueblo” porque lo votamos. A nadie le importa si hay fábricas!!! Lo importante es no trabajar si vivir de los planes,pero los que viven de los planes se copian de los políticos que viven del estado y ninguno trabaja se rascan el higo, se pelean pero se amigan cuando votan el aumento de las dietas. Tendrían que trabajar como en Islandia.
Eso sería genial, entonces quedarían 10 legisladores. Busque y lean les vas interesar. Si no lo encuentran me avisan y se los cuento yo. Abrazos!!!
asabeto_nora@hotmail.com