
Por Der Kommentator para The Post (*)
Las sociedades de todo tipo y los partícipes en las mismas giran en función de distintos objetivos. Algunos pueden ser calidad de vida, logros personales, seguridad, crecimiento, visión de futuro, familia, salud… En fin, un sinnúmero de deseos, sueños y realidades que las personas desean alcanzar. Siempre pensando en la masividad de las personas y de esas sociedades que conforman.
Hay un vocablo que en todos los idiomas y culturas significa lo mismo. Y eso es la confianza.
Trust en inglés. Por eso se dice “In God we trust”. No importa en qué religión, pero todos confiamos en algún Dios, incluso los ateos tienen sus ideales. Inclusive si nos “manda” a hacer daño.
Quiere decir que la humanidad se basa en la confianza y en el creer.
Pero a esa confianza se la alimenta con hechos, con pruebas, con sabiduría, con inteligencia, con valor agregado y cada uno la mide de distinta forma.
Hay sociedades que, por historia, les alcanza con estudiar el pasado y solamente seguir adelante, otras necesitan pruebas concretas de confianza y otras solo desean y creen, es decir es emocional solamente.
¿Qué es la confianza? O mejor dicho, ¿Qué es lo contrario a la confianza (la desconfianza)? Pues, la mentira, la corrupción, la falta de transparencia, la falta de idoneidad, la soberbia, la codicia y así podríamos seguir nombrando adjetivos y realidades que destruyen la confianza. Pero, de nuevo, ¿Qué es la confianza? ¿Es fácil de lograr?
La confianza surge de la honestidad en todos los órdenes, de no mentir, del esfuerzo para ganarse la vida trabajando, estudiando, enseñando o simplemente siendo un buen ser humano y ayudar al bien común.
Todos esos actos no garantizan éxitos o logros, pero sí están más cerca de generar ser depositario de confianza, aun en el fracaso. O sea la confianza se resume en tres o cuatro aspectos de la vida, de cumplimiento efectivo para ser depositario de la confianza del otro, de una sociedad, de un equipo de gente, de un país, de un gobierno o simplemente de los padres por parte de los hijos. Si los hijos no confían en sus padres será difícil que esa familia crezca. Si un equipo no confía en su entrenador, difícilmente gane algo. Si un país no confía en sus gobernantes, nunca crecerá.
En síntesis. Son más las causas de la desconfianza que de la confianza.
Generar confianza puede demorar años o siglos. Perderla es solo una acción de 30 segundos. Y la recuperación tardará muchísimo tiempo.
La Argentina, sus ciudadanos, los países vecinos, otros países, sus dirigentes, sus vinculaciones internacionales, las empresas, los inversores, todos en general, de alguna u otra forma, por la causa que sea, han perdido la confianza en el país, en sus gobernantes y quizás en muchos de sus ciudadanos, porque sistemáticamente se han usado todas las definiciones de la desconfianza y ninguna de la confianza.
No es privativo de un gobierno o de sus funcionarios sino de todo un país. Los últimos 80 años de la Argentina son de desconfianza absoluta, de todos contra todos. ¿Por qué? pues, porque las características del país que han imperado aquí son las definiciones precisas de la desconfianza: mentiras, corrupción, falta de idoneidad, transparencia cero, autoritarismos… Y no importa quien gobierne: todos hicieron algo para sumar a esa desconfianza. Cada uno buscando su propia salvación y sin medir consecuencias ni actos.
Corralitos, cepos, insultos, cajonear causas judiciales, funcionarios militantes con cero idoneidad, corrupción galopante, gritos, amenazas, carpetazos… ¿Podría algo de esto haber generado confianza?
¿Se acuerdan del “vamos x todo”, del “síganme que no los voy a defraudar”, del “el que puso dólares recibirá dólares”, del “voy a luchar contra la casta”? Y así infinidad de otras mentiras…
¿Generar confianza con estos actos o frases? Imposible. Nunca sucederá. Entonces estamos esperando un imposible.
Ningún inversor vendrá cuando el responsable del litigio YPF dice que estuvo bien hecho, cuando desde el ministerio de economía salen en manada a decir que no hay atraso cambiario… ¡Cuando el país es más caro en dólares que Suiza! Cuando alguien dice que los fondos del FMI son libres, cuando no lo son, cuando la inflación que se mide es del 2 % y en los supermercados (dejando de lado las promociones) se ve que es mayor. Que los servicios suben por arriba del índice de inflación. Que en la pandemia hubo muertes innecesarias por corrupción y falta de idoneidad, Que el último Presidente mentía todos los días. Que la justicia duerme las causas de corrupción política de acuerdo a quien sea. ¿Quién puede confiar con todo eso? Cuando decimos que peleamos contra la casta pero vemos que mucha gente del pasado sigue ocupando puestos en la administración.
¿Se acuerdan del dicho “no aclares que oscurece”? Bueno, parece que muchos se lo han olvidado.
El Congreso, es un circo de diputadas y diputados de todos los sectores sin idoneidad para nada salvo gritar, decir pavadas, defender delincuentes e insultarse.
¿Qué inversor puede confiar en un país donde la palabra de un funcionario dura 10 minutos y a veces menos?
Tenemos un ejemplo concreto: EEUU fue sinónimo de confianza de inversores durante mucho tiempo hasta que su actual presidente se metió con los aranceles en forma desprolija y la confianza interna y externa, bajó sustancialmente.
Cuando Tesla y su creador -que eran sinónimo de confianza en innovación- se metieron en política, su confianza y su nave insignia se desplomaron.
La economía es confianza, las relaciones internacionales se basan en la confianza, el orden interno, la salud, la educación, las inversiones, la calidad de vida, todo se basa en generar la confianza de ejecución, de implantación y de garantía y de credibilidad de hacer las cosas bien y por gente acorde a esa idoneidad necesaria.
¿O alguien se dejaría operar por un cirujano al que se le mueren los pacientes, o compraría un auto que se descompone cada tres días, o mandaría a su hijo a un colegio de mala reputación?
El presidente Milei seguramente ganará varias elecciones (porque sus rivales están quemados de desconfianza) pero no precisamente porque haya confianza en el equipo del presidente.
Milei tiene que entender que el ganar, no le garantiza la confianza necesaria para implantar sus ideas. Para “ganar” confianza necesita, honestidad, idoneidad, no mentir, moderación, escuchar la realidad y no solo su propia voz , o la del equipo de sus propios funcionarios.
Un gobierno no es unipersonal: es un equipo de gobierno de miles de funcionarios que tienen que representar esos principios. Quizás ahí, lluevan inversores, la pobreza baje, la calidad de vida de los argentinos mejore y el humor también.
Hay que escuchar y no dejarse convencer por la coyuntura de algún iluminado. Un estadista mira el futuro y trabaja en equipo y con mucha idoneidad. Y eso crea confianza.
En la Argentina de la desconfianza generalizada, hablando no se soluciona nada. Los hechos se materializan ejecutándose con equipos idóneos y con visión de futuro.
Muchas veces el silencio, la ejecución y los resultados suenan más fuerte que los insultos, los gritos y todo el pasado.
Si la gente ve, que los precios bajan, no es necesario salir a publicitarlo, si la operación quirúrgica salió bien, nadie cuestiona al médico; si el periodista escribe cosas que no gustan, la gente evaluará su idoneidad o partidismo. No hace falta que salga alguien a insultarlo: eso es libertad. El silencio y el ignorar a veces producen resultados más fuertes que cualquier discusión, aunque se gane la discusión.
Les dejo otra definición: la idoneidad y la transparencia generan confianza. El amiguismo militante no genera idoneidad ni transparencia.
Algunos creen en una versión emocional de la confianza y votan. Otros analizan el nivel de confianza general en la sociedad e invierten y apoyan.
Cuidado con creer que con el primer tipo de confianza alcanza: esa es la que más rápido se pierde. La segunda tarda más tiempo, pero es la más sólida, la que da futuro…. Y la que nos falta.
*Der Kommentator es un nuevo colabroador que se suma a The Post y que de tanto en tanto aparecerá comentando sus apreciaciones.
La confianza crece lentamente como la palmera y cae a la velocidad del coco. Se asienta sobre tres pilares:la previsibilidad; la credibilidad y la responsabilidad.(Que es la confianza?, La Ley 30-12-2019).