Por Jorge Kersman, especial para The Post
Es bueno saber que este quilombo no está sucediendo en el resto del mundo. Ni en Latinoamérica.
Nada de esta magnitud.
No hay escapada del dólar, ni bancos cerrados, ni cuentas de servicios impagas en la proporción argentina.
Ni la angustia de cuarentena obligatoria salvo en algunos pocos países.
Ni tampoco la locura expropiatoria donde todo vale en nombre de la enfermedad: No hay nuevos impuestos “solidarios”. Ni bellas doctoras apelando demagógicamente ante el presidente (yo gano 40.000$ así que bájese el sueldo), ni cacerolazos para que los burócratas se los bajen, ni remates de urgencia de propiedades (San Isidro) por parte de un intendente que también juega a “Yeneral González” como el presidente.
Ni la liberación de presos “amigos” del gobierno.
Ni “cerramos el congreso, abrimos para votar una ley y lo cerramos de nuevo”
Ni, por supuesto, el default ya declarado (“porque la vida está antes que la economía” ya que estamos).
Esta es una histeria bien argentina, conjugada con un gobierno bastante irresponsable. En pocas semanas (si no antes) cuando bajen las aguas, se verá que algunos estaban desnudos pero no se notaba.