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Boca y Estudiantes igualaron 1-1 en un partido lleno de polémicas

Por Sergio Maffei para Olé

Lo pudo ganar. Lo pudo perder. Y terminó empatando. Así, como pasó en La Plata, es la vida de Boca en este tiempo. Está cerca de todo y a la vez, se queda sin nada. Porque en el primer tiempo, había hecho todo para lograr el triunfo. Y en el segundo, hizo todo para dejar que se escape. Así se fue eliminado de la Copa Sudamericana. Y así dejó pasar esta chance de prenderse en la pelea de la Liga y hasta meterse en la Libertadores 2025 por la tabla anual.

Es cierto, al menos en el primer tiempo, Boca mereció más de lo que se llevó. Tuvo al menos cuatro situaciones claras, tres de las cuales tapó Mansilla, el arquero del Pincha. La otra, una contra de Merentiel, terminó con un disparo fallido de Advíncula, en una buena posición para definir. Justo el peruano, autor del gol en la última victoria xeneize en UNO, casi mete un replay.

Pero fue, al fin de cuentas, un reflejo de lo que el equipo de Martínez generó y no convirtió. Es decir, esta vez le faltó claridad y lucidez para definir las situaciones, ante un rival que en el comienzo le dio ventajas.

Pareció, en ese momento, que el nuevo esquema del DT de Boca daba resultados: con tres atrás (Anselmino, Medel y Lema), por momentos el chileno se sumó a la línea de volantes para ser salida. Y así, el equipo se adelantó en el campo. Pero con el correr de los minutos, fue perdiendo peso. Advíncula y Blanco dejaron de ser sorpresa, Merentiel jugó demasiado abierto y el Xeneize se diluyó.

Así, en el final del primer tiempo, Estudiantes tuvo su primera aproximación seria, que incluso terminó en gol… anulado. El remate de Palacios pegó en Enzo Pérez (sí, justo en él), que desvió la trayectoria de la pelota a la red pero el mendocino estaba claramente en posición adelantada.

Sin embargo, en el arranque del segundo tiempo todo cambió. Lo que Boca no pudo resolver en el primer tiempo, lo hizo con ayuda de la defensa de Estudiantes. Porque un buen centro de Advíncula fue desviado por Lollo, Mansilla quedó pagando en la salida y la pelota le quedó servida a Milton Giménez para convertir su tercer gol en tres partidos.

A partir de ahí, Boca se hizo dueño del partido. Física, futbolística y espiritualmente. Porque Estudiantes no encontraba el camino y el Xeneize parecía sentirse cómodo. Sin embargo, el equipo de Martínez no logró trasladar ese dominio a la ventaja en el resultado. Y lo dejó venir al local, que con orgullo y el empuje de Cetré (el colombiano entró por Pablo Piatti), lo empezó a arrinconar contra su arco. Sin tanto fútbol, pero con muchos centros.

Así fue que llegó esa indecisión fatal en el área de Boca: Romero dudó y Cetré pareció empujar a Advíncula (esa acción fue revisada por el VAR) para ganarle la posición y cabecear al gol, sin reacción del arquero xeneize.

Pero había más. Y en el minuto 91, llegó el gol de Luciano Giménez, que casi lo cambia todo. Pero el ex Boca convirtió tras una asistencia de cabeza de Fede Fernández, que estaba milimétricamente adelantado. De hecho, la jugada fue revisada y anulada por el VAR.

Así, entonces, respiró Boca. Porque una derrota, y de esa forma, hubiera sido otro mazazo después de la eliminación de la Sudamericana. Pero el punto, al fin de cuentas, tampoco le sirve. Pudo ganar. Pudo perder. Y terminó empatando…

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