
Que la Argentina tiene un gobierno integrado por burros ya no es una novedad para nadie.
Claro está que al lado de la ignorancia germinan otros derivados de ella como el resentimiento, la estrechez de criterio, la poca formación y la envidia. Pero es la ignorancia la madre de todas esas bajezas. Si a la ignorancia le agregamos la rampante deshonestidad uno puede tener idea de la dimensión del monstruo que gobierna la Argentina.
Ayer nada menos que el presidente y su vocera incurrieron en burradas notorias que, no por aclaradas decenas de veces, son menos merecedoras de críticas y de comentarios que los pongan en su lugar.
Cerrutti volvió a insistir -esta vez con las formas de un “pedido” a la oposición- con la instrumentación de más retenciones a las exportaciones agrícolas.
Dijo que el gobierno está convencido que “ese el camino para desacoplar los precios internacionales de los de la Argentina”.
Quiero aclarar aquí algo personal. Cuando yo escucho la palabra “desacoplar” me imagino una bomba electro-neutrónica que, colocada en el eje de rotación económica de la Argentina, la haga volar por los aires y la coloque en una elíptica diferente a la del resto de la Tierra.
Si por desacoplar la vocera entiende buscar un mecanismo para que los salarios argentinos puedan comprar los alimentos a un precio diferente del internacional, debería preguntarse si no sería mejor encontrar un sistema económico que permita “acoplar” los salarios locales a los internacionales para que los trabajadores argentinos puedan comprar las mismas cosas que sus colegas de otros países a los mismos precios que los compran ellos.
Pero someter a todo un país a un retorcimiento insostenible para ajustar la cabeza a la galera es de una ignorancia atroz: lo que hay que ajustar es la galera, no la cabeza.
Además las retenciones son un impuesto a la producción, con lo que el ulterior efecto de esa medida es una caída de la producción con el consecuente y lógico aumento de los precios, como ya probaron, por otra parte, otros dos “inteligentes” como Cristina Kirchner y Guillermo Moreno cuando decían que “con la comida de los argentinos no se jode” y prohibían, directamente, las exportaciones de carne.
Para otro capítulo quedará el misterio atinente a la propia sociedad acerca de cómo puede comerse este caramelo demagógico otra vez, cuando tiene allí, a la vuelta de la esquina de la memoria, las pruebas palmarias de su inutilidad.
Por lo demás, el grueso de esas retenciones se aplica sobre las exportaciones de un producto (la soja) cuyo consumo interno es completamente despreciable, lo que tira por la borda toda la teoría del “desacople”.
El presidente no le ha ido en saga a su subordinada.
Por enésima vez el presidente, en el ejercicio del capítulo internacional de su demagogia, le reclamó al presidente Biden que invite a la próxima Cumbre de las Américas a las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Digamos ya, antes de comentar su burrada, que sería bueno que, por una mísera vez, el presidente dispare un tiro para el lado de la democracia, de la libertad y de la tolerancia de las ideas y que no repita sus endosos a las dictaduras de fascismo hereditario que llevan entre 30 y 60 años en el poder.
Pero Fernández, que si es algo es ser bocón, se quejó del “bloqueo” norteamericano a Cuba y Venezuela.
A ver, Fernández: el “bloqueo” es una medida de orden militar que, en el marco de un conflicto bélico, un país toma contra otro para rodear las costas de su enemigo y con ello cortar sus vías de suministro.
Esa es la imagen subliminal que los comunistas de profesión y los idiotas útiles como Fernández, han tratado de multiplicar para trasmitir la idea de que la sexta flota norteamericana rodea la isla de Cuba o bloquea el frente marítimo venezolano para matar a esos países de inanición, suponiendo que, con eso, convocan a su favor la sensibilidad humana.
Nada de todo eso ocurre. Cuba y Venezuela son libres de comerciar con quien quieran. Es más, los quebrantos que la Argentina tiene en la cuenta de balance de pagos con esos países le debería sobrar de prueba.
Lo que EEUU ha establecido sobre esos países es un embargo comercial, no un bloqueo, que, por otra parte, tanto Caracas como La Habana deberían agradecer porque debería ser la mejor manera de probar que su sistema, el adefesio que ellos inventaron, es moral y económicamente superior al capitalismo norteamericano y que no necesitan de la escupidera de la democracia para progresar.
Pero como esos sistemas han hundido en la miseria a sus pueblos es mejor encontrar un culpable que, no existir, todo sería color de rosa en el camino de los Castro y los Chávez de la vida.
Fernández además de ser un inoperante que no sirve prácticamente para nada; además de manifestarse como un inútil, como un inservible, es un inmoral que pretende abusarse de las ignorancias de quienes lo escuchan para echar a rodar impunemente las suyas.
Excelente comentario
Coincido en casi todo con Ud.hay gente
que se disgusta con el libro Martin
Fierro + Jose Hernandez era buen observador de la realidad creo q en
Algun sentido mucho las cosas no
Cambiaron aca creo q vivimos 1 Democracia trucha con 1 Moneda trucha
Pero es lo unico q hay Saludos !!!