La Legislatura de la Provincia de Buenos Aires dio ayer un perfecto ejemplo del funcionamiento de la casta.
Como sabemos durante el gobierno de María Eugenia Vidal un compromiso entre la gobernadora y Sergio Massa permitió aprobar un proyecto por el cual se limitaba la reelección de los intendentes de la provincia a tan solo dos períodos de cuatro años cada uno.
La iniciativa respondía a dar cumplimiento a un deseo que se había acumulado por aclamación en la sociedad: terminar con los señores feudales eternos del conurbano y del interior de la provincia que se apoltronaban en sus sillones de intendentes convirtiéndose en verdaderos dueños -literalmente- de sus territorios, con vinculaciones non-sanctas con organizaciones paraestatales (cuando no directamente ilegales) que se explicaban, justamente, porque los así llamados “barones” manejaban los resortes del Estado a su antojo, disponiendo sobre la vida y obra de los ciudadanos de la provincia.
El espíritu de esa ley no podía ser, entonces, más claro: se trataba de limitar la permanencia de “siempre los mismos” en el poder. Tan sencillo como eso. No hay que darle muchas vueltas al asunto para entenderlo.
La ley tuvo una mala reglamentación. Nadie sabe qué pasó realmente allí. Pero ese decreto provincial que puso en vigencia la ley fue oscuro, confuso y lleno de lagunas. Como consecuencia de ello, veinte intendentes comenzaron a dejar sus lugares un poco tiempo antes de cumplir su segundo mandato y a refugiarse en otros lugares de sus administraciones amigas.
Esa movida tenía la intención de vulnerar el espíritu de la ley: como no podía decirse técnicamente que el intendente había tenido dos períodos en el gobierno, entonces estaba habilitado para volver a presentarse. Una burdez.
Pero la Argentina está llena de burdeces. Llevadas adelante en la mismísima cara de la gente. Sin vergüenza; sin escrúpulos.
Decir que había que reformar la ley porque tenía una reglamentación inadecuada, es lo mismo que decir que hay que tirar el traje porque los zapatos están manchados. Si la reglamentación de una ley que plasmaba una voluntad muy marcada de la ciudadanía estaba mal hecha, no había dudas que lo que había que arreglar era la reglamentación, pero no la ley que, repetimos, tenía un norte muy claro.
Pero todo fue una gran mascarada para volver al sistema de intendentes eternos, señores feudales dueños de todo, caudillos de pago chico que se enseñorean en una poltrona que consideran propia, como si fueran un patrón de estancia.
Es hasta cómico, si no fuera trágico, ver cómo muchos de ellos vociferan contra los “patrones de estancia” (de esas que producen la mayor riqueza del campo argentino) pero luego es lo que quieren ser en sus territorios a los que manejan a rebencazo limpio: no despotrican contra el señorío de un “dueño” sino contra el hecho de que los “dueños” no sean ellos… Cuando lo son, son peores que aquellos contra los que gritan.
La modificación de la ley -que vuelve al régimen anterior- tuvo algún leve debate en el Senado provincial, pero una vez que pasó a Diputados la votación duró apenas unos minutos. Cuando muchos auguraban un voto hacia la madrugada de hoy, los diputados de la provincia convirtieron el proyecto en ley en un abrir y cerrar de ojos. Una vergüenza.
La movida plantea un serio cuestionamiento moral a la oposición, que, sin dudas, está bajo una cercana observación de la ciudadanía.
La ley no podría haber pasado si JxC no hubiera prestado sus votos. Ese dato plantea una situación complicada. Los principales referentes nacionales del espacio salieron a criticar duramente el voto de sus colegas legisladores de la provincia. Desde Mauricio Macri hasta Alfredo Cornejo y desde Waldo Wolf hasta Gerardo Milman y Martín Lousteau emitieron opiniones lapidarias sobre lo que había pasado.
Pero esas son palabras, muchachos: la gente vio a los diputados provinciales que responden a la oposición firmar una ley que va a permitir la reelección de 90 intendentes. Bajo la excusa de dar una solución jurídica al “problema” de 20 intendentes, otros 70 se colaron para extender sus poderes.
No sé cual es la parte que estos dirigentes no entienden del clamor popular del “no al poder perpetuo y del sí a la alternancia”. ¿Cuál es la parte que no entienden de ese mensaje de hartazgo?
Juntos por el Cambio se formó casi a la vera de esas manifestaciones insatisfechas, de ese cansancio social con el peronismo prepotente a quien solo le importa el poder para adueñarse del territorio.
Ver ahora a legisladores de esa fuerza votar junto a los intereses peronistas justifica, torna entendible y le pone un “turbo” a la prédica de Javier Milei en el sentido de que, cuando las papas queman, todos se unen detrás de los privilegios.
El propio líder libertario hace una ligera aclaración respecto de la composición de JxC. Él habla de un “ala” de esa coalición que está viendo con claridad lo que la gente quiere. Se refiere a Macri, Patricia Bullrich, Wolff, López Murphy y otros dirigentes por el estilo.
Si JXC no se apura a convertir sus acciones a cierto patrón de organicidad unívoca frente a temas que hacen al núcleo duro de los valores que la sociedad está reclamando, va a poner en serio riesgo sus posibilidades en 2023.
La sociedad no entiende de “coaliciones” y “frentes”. Puede tener clara la idea de que se trata de una “confederación” de partidos independientes y bla bla bla, pero a la hora de contar los porotos espera que lo que voto con un determinado sentido no sea traicionado.
Está en manos de los dirigentes nacionales de JxC darle claridad a lo que ocurra de ahora en más. El episodio de ayer en Buenos Aires fue grave. No debe repetirse.
Juntos por “todo”, y a como dé lugar.
Casta de parásitos.
Los ciudadanos estamos cada vez más decepcionados, abatidos y buscando desesperadamente referentes políticos que representen nuestros reclamos y necesidades imperiosas de forma unívoca, estamos hartos de fricciones por sus solos intereses y que terminan invariablemente traicionando al votante que los eligió. Los últimos hechos ocurridos en el Congreso Nacional y Legislatura Provincial y como están concluyendo las votaciones nos generan el más absoluto repudio!!!