
A veces en la Argentina se producen hechos -a la vista de todo el mundo- que se sostienen con la fuerza de sesudas verdades intelectuales que, en realidad, no son otra cosa más que tergiversaciones groseras que, dado, justamente, el grado de desviación que tienen respecto de lo que realmente sucedió o de lo que realmente se dijo, que uno duda sobre cuáles fueron las reales intenciones detrás del “error”.
Cómo sabemos, Javier Milei le reclamó a JxC un “ordenamiento ideológico” hacia el interior de sus filas para que los electores tengan una mayor certeza de lo que estarán votando.
Se trata de un pedido no solo fácil de entender sino completamente necesario si tomamos en cuenta los antecedentes funestos que la Argentina tiene en materia de gobiernos que fueron, digamos, “difusos” a la hora de decir cuál era su concepción del país, del mundo y del sesgo (si no te gusta la palabra “ideológico”) “conceptual” que querían llevar adelante si ganaban las elecciones.
Alianzas que han sido exitosísimas en materia electoral han demostrado luego una total parálisis a la hora de gobernar porque la disparidad de “conceptos” (si no querés decir “ideologías”) que había dentro de ese amontonamiento hacían aparecer al gobierno más como una bolsa de gatos que como un equipo sólido y convencido de lo que había que hacer.
La convicción es algo que no solo debe exigirse a la cabeza visible del proyecto (digamos, el candidato a presidente) sino al partido (o “frente”) que, en bloque, le pide el voto al ciudadano.
Por lo demás, es hora que la Argentina le pierda el miedo a la palabra “ideología”. La Constitución tiene una “ideología”. Es más, tiene UNA ideología y no OTRA. Es decir, no cualquier concepción ideológica es compatible con la Constitución porque para serlo debe cumplir con un alineamiento mínimo con los parámetros seguidos por la Ley Fundamental. Ideas que tengan por principal fin reducir las libertades individuales no son constitucionales. Punto. Es así de sencillo.
El fascista es el que quiere destruir los derechos civiles, no el que limita (o, si me apuran, incluso, prohíbe) al fascista. En última instancia, en este último caso, estaríamos hablando de una prohibición a favor de la libertad. Algo parecido a lo que Karl Popper describió como la paradoja de la tolerancia.
La paradoja de tolerancia fue descrita por Popper en 1945. Es una paradoja enmarcada dentro de la teoría de la decisión. La paradoja declara que si una sociedad es ilimitadamente tolerante, su capacidad de ser tolerante finalmente será reducida o destruida por los intolerantes.
Lo mismo ocurre con la libertad, que es, naturalmente, la madre de la tolerancia.
Hay algunas personas que, porque queda bien y “cool” hacerse pasar por un “moderno” líberal (con acento en la “i”) norteamericano adoptan posturas altaneras de corrección política que francamente apestan.
Ayer, un importante comunicador salió a cruzar a Milei por sus dichos sobre el “ordenamiento ideológico” acusándolo de ser igual que los marxistas. Este periodista dijo que el candidato de LLA tiene una “visión anacrónica y clasista de la política”.
Luego en un retorcimiento embustero de lo que Milei había dicho agregó: “Milei planteó que la Argentina ‘debe ir a un ordenamiento ideológico’; dijo que lo primero que hay que hacer es ordenar a las personas por su ideología”.
MILEI JAMÁS DIJO ESO. O sea, a ver: todo tiene un límite. Vos podés querer dártela de un “liberal (con acento en la “i”) moderno pero no podes poner en boca de los demás cosas que los demás no dijeron.
Milei le pidió a JxC que se expida claramente sobre cuál es el rol que esa agrupación considera que debe tener el Estado en la vida argentina. Tan simple como eso. Ni más ni menos que eso. Repito: pedir que JxC le diga a aquellos a quienes les está pidiendo el voto qué concepción tiene ese espacio respecto del Estado, de la presencia de Estado en la vida de las personas y de la intervención del Estado en las decisiones individuales, no es un disparate. Al contrario, debería ser su obligación.
Pero este comunicador no se conformó con eso. Profundizó su tergiversación diciendo “con independencia del éxito político que tiene Milei al criticar a la casta y decir que son todos chorros, que los empresarios son prebendarios y los periodistas todos corruptos, la idea de reordenar a las personas de acuerdo a la ideología, me parece, es mi opinión personal, que es una visión anacrónica y al misma tiempo estática de la política. Dividir a la gente por ideología es una visión clasista de la vida pública de un país: en vez de clasificar a las personas por su condición social, nivel de ingresos o por su origen, etcétera, la dividís por su ideología, entonces todos los que están en un lado, son unos hijos de su madre, porque son todos comunistas, ¿y ahí qué hacemos? ¿Le ponés un cartel a cada uno…? La gracia de la modernidad es justamente lo heterogéneo, y que uno pueda combinar elementos de diversas fuentes ideológicas, porque en este punto, ¿qué cosa es Milei? Es tan dogmático como los marxistas; están los marxistas teóricos que en la práctica son inviables, y están los seguidores de Hayek que son la contracara de los marxistas, eso es Milei. Son dos posturas teóricas, pero en el medio, por suerte, la vida es muy colorida… Milei imagina al país como una especie de Ejército ideológico… ¿Y cómo gobernás? ¿Quién dialoga con quién si la ideología se convierte en una cuestión divisiva?”.
Respecto de lo que dijo Milei nada de todo este embuste es cierto porque, repito una vez más, el candidato de LLA le reclamó una definición ideológica a JxC para que la “cancha” electoral quede más clara a los ojos de los electores, para que estos no voten confundidos creyendo que eligen algo que luego, en el gobierno, resulta ser una bolsa de gatos completamente incompetente y paralítica. No pidió un “ordenamiento ideológico” de la Argentina.
Ahora bien, yo sí voy a ir más lejos que Milei. Efectivamente un país, dentro de los límites de la paradoja de la tolerancia de Popper, debe tener un “ordenamiento ideológico” que lo centre en un abanico de “grados” compatible con las libertades de la Constitución.
Es lo que durante más de dos siglos fueron consistentemente los EEUU, en donde las diferencias entre demócratas y republicanos movían el amperímetro apenas unos grados hacia izquierda o derecha (dicho esto último metafóricamente) pero no se apartaban del mainstream de la Constitución. Esa estabilidad convirtió al país, por lejos, en la mayor potencia que el mundo haya conocido jamás.
Lo que estamos viendo hoy en EEUU (que pone en riesgo lo que siempre fue desde que el Universo lo vio asomarse al mundo) es el resultado de posturas como las que expresa este periodista que han forzado la paradoja de la tolerancia de Popper a tal grado que hoy en día se está cerca de lograr que los enemigos de la libertad (y de la tolerancia) puedan estar en condiciones de terminar con la libertad y la tolerancia.
O sea, para ser bien directo: sí, un país (y más uno con la clase de Constitución que tiene la Argentina) debe tener un “ordenamiento ideológico”. Y sí, efectivamente, en ese país ciertas ideas no pueden tener la vía libre para destruir la concepción del mundo en la que se apoya la Constitución.
Por otro lado, la verdad, decir, sin que se te mueva un pelo, que Friedrich von Hayek es un marxista “al revés” es de una ignorancia de tal magnitud que no me atrevo a calificarla.
Hayek fue un defensor de la libertad contra el monstruoso nazismo y luego, cuando éste fue vencido, alguien que advirtió que el mundo enfrentaba una amenaza similar para la libertad que era el comunismo que tan bien describió en “Road to Serfdom”.
La contribución de Hayek a la vida civilizada, al progreso económico y a que los países que siguieron sus enseñanzas salieran del barro y de la mierda es de una dimensión tal que escuchar que alguien lo compara con el marxismo criminal me da vergüenza ajena.
Es cierto que la gracia de la vida y el embrión del progreso se hallan en la diversidad y en la convivencia pacífica de “colores” diferentes. Pero cuando un “color” pretende utilizar el aparato represivo del Estado para ahogar las ideas que precisamente le pueden llegar a permitir acceder al poder, hay que advertirlo antes y tomar las medidas que correspondan (siempre dentro de los resortes de la Constitución) para evitarlo.
Fue la oportunidad que tuvo la Justicia en la Argentina cuando Perón lanzó su Nuevo Orden fascista de concepción del Estado. Si en ese momento la Justicia hubiera dicho “señor usted no tiene libertad para destruir la libertad ni tampoco legitimidad para desconocer los límites que la Constitución le pone a la llamada ‘voluntad popular´” otro hubiera sido el destino de la Argentina.
Es cierto que el dictador descabezó la Corte y con ello avanzó con su programa neonazi, pero esa es una historia que, de contarla entera, haría muy larga esta columna.
Lo cierto aquí es que se debe terminar con la posibilidad de decir cualquier cosa solo porque el aire es gratis.
Un periodista puede, naturalmente, tener su propia idea y defenderla. Pero para defender esa idea (si es que realmente es una idea y no un disimulo que esconde un conjunto de conveniencias) no puede tergiversar lo que dijo un protagonista de la realidad para decir lo que no es cierto y para decir que una persona dijo lo que no dijo. Y también, para zambullirse en discusiones profundas que involucran a la libertad, debería tener un conocimiento un poquito más acabado sobre Filosofía del Derecho y sobre la Historia de las Ideas Políticas para evitar caer en barbaridades de las que es muy difícil volver.
Impecable, como siempre Carlos!! Se puede debatir con Milei (y con cualquiera, de cualquier sesgo ideológico), pero con conocimiento, fundamentos y respeto.
Lo mismo sucede con el tema de la dolarización. Cualquier cuatro de copas refuta la idea sin haber siquiera leído (y mucho menos analizado) las distintas propuestas que circulan. Obviamente, muchos economistas lo hacen con seriedad y sus opiniones también son respetables. Aunque algunas veces resulta llamativo el cambio de idea… pero, vamos, todo el mundo tiene derecho (y la libertad) de cambiar.
Muchas gracias por expresar con tanta claridad tus ideas y por defender, siempre y por sobre todas las cosas, la libertad.
Mientras JxC no explique que y como los comunicadores berretas y ensobrados seguirán hablando sobre la cuadratura del circulo. Impecable Carlos es un gusto leerte.
Buenas tardes Charly; impecable tu editorial!!!
Desde el punto de vista del Marketing el posicionamiento el PJ es la Justicia Social;
Los radicales son la democracia;
Los Libertarios-liberales luchan por la libertad (la vida, la libertad y la propiedad)
Los conservadores son el orden y la seguridad,
?que es „Juntos“?
Ni ellos saben que son; se definen más por antikirchnerismo que otra cosa, sin objetivo de ser algo.
Creo q el sistema Economico imperante en Argentina fracaso en no darle una
Moneda nacional con reserva de valor
Voy a un ejemplo absurdo el sr Imizcos
Le pedia 450 $ al Mtro Cavallo ahora $450
es un dolar x unos dias no +
Sin mas saludo a Ud. Atentamente….
Cada dia q pasa se necesitan + miles de
Pesos para sobrevivir esta situacion la
Paso hace poco el pueblo venezolano y
No se si han podido superar ahora nos
Toca a nosotros q nuestra Moneda nacional se devalue dia tras dia q se ve
Motochorros cabachorros viudas negras
Boqueteros todos estos hacen su trabajo
Y la policia bien gracias……