La oposición política y la oposición social deben resolver un intríngulis político cuanto antes. Se trata nada más y nada menos de aquel que involucra a los llamados libertarios. También estos deberán tomar decisiones.
No es un secreto que Javier Milei ha producido un estrepito social importante. Algunos quieren bajarle los decibeles y dicen que lo que ha producido es un golpe de efecto mediático. Es posible.
Pero lo cierto es que sus votos y su prédica ya no son una bala perdida que nadie toma en cuenta sino que tranquilamente su figura puede decidir una elección.
Es sabido que una porción importante de JxC -básicamente compuesta por los llamados “halcones” del Pro- quiere tentarlo para que se sume al espacio. Milei, por su lado, insiste en que, más allá de las simpatías personales que pueda llegar a tener por alguno de sus miembros (Bullrich, Macri) entiende que todos ellos, con matices, son parte de aquello a lo que él se opone y que ha popularizado con el nombre de “casta”.
Basa su prédica en el lema “la política vs nosotros”, y allí no hace distingos entre el gobierno y la principal coalición de oposición.
El punto es que en la calle, en donde los votos se cuentan, sí hay una evidente yuxtaposición de simpatías que de no ordenarse en forma inteligente, podría derivar en una carta a favor del peronismo.
No hay dudas de que existe una enorme porción de votantes de JxC que quiere disminuir el Estado, bajar los impuestos, terminar con la legislación laboral fascista de 1946 y sus sucedáneos, aumentar el radio de soberanía individual de los ciudadanos, abrirse al mundo, asociarse con lo mejor de Occidente, y dotar de un amplio bagaje de libertades a los individuos para que puedan crecer, proyectarse, innovar, crear y desatar los asfixiantes nudos que a lo largo de tres cuartos de siglo fue tejiendo la mentalidad fascista y prohibitiva del peronismo.
Esos votantes coinciden en el fondo con lo que Milei pregona. Pero intuyen que el economista no tiene aún la fuerza suficiente de los votos para derrotar al peronismo.
JxC, a su vez, obtiene muchos de los votos que lo hacen electoralmente viable para derrotar al peronismo en el abrevadero radical. Y es precisamente esa fuente de votos la que produce fuertes chirridos cuando se la expone al ideario de Milei y, en muchos casos incluso, al de las “palomas” del Pro.
Ni bien asumió como jefe del radicalismo, Gerardo Morales, el gobernador de Jujuy, dijo que Milei era un “límite” y que “no se podía mezclar todo”, cuando ya eran muy obvias las referencias de Bullrich y Macri para tirar ondas de unión con los libertarios.
La cuestión fue tema incluso de una reunión puntual entre Bullrich, Gerardo Milman y Morales para limar las asperezas que ese coqueteo había suscitado.
En JxC dicen que, luego de la última elección, la fuerza debe salir a buscar los tres puntos que la separan de una victoria en primera vuelta (obtuvo algo más del 42% de los votos y necesitan el 45% para lograrlo). En esa estrategia piensan Bullrich y Macri cuando alaban a Milei.
El punto es que Milei -ya lo conocemos bien- no prestará su consentimiento a cualquier cosa. En eso, paradójicamente, coincide con Gerardo Morales. Muchas veces suele traer a colación las dos facetas de Domingo Cavallo que según él fue el mejor ministro de economía de la historia en la primera presidencia de Carlos Menem y terminó muy mal en la administración de Fernando De La Rúa.
Siempre repite el mismo ejemplo para dejar claro que sin un respaldo político monolítico a lo que se necesita hacer en la economía, ningún plan va a funcionar y mucho menos el de él.
Si la porción de JxC que representan los radicales, Horacio Rodriguez Larreta, la Coalición Cívica y las palomas del Pro suponen que la Argentina tiene aún paño para otra presidencia “de prueba”, de “gradualidad”, de “medianía” como fue la primera gestión de Macri, creo que va a cometer un error histórico monumental.
El tiempo de esas pruebas, de aquella tecnocracia educada pero que aún cree que es en el Estado en donde se deben cocinar las grandes soluciones para el país, se terminó; ya no va más eso. Rodríguez Larreta sobreactúa su corrección política porque aún cree que el valor que más demanda la sociedad es el buen modo y la gestión tranquila. Pero eso, con ser cierto, ya no alcanza.
Otro tanto puede decirse de los radicales. Aquí, justamente, lo que la sociedad advirtió es que una concepción de vida y una cultura económica colapsó y que ya no sirve más. Ya no sirve más el Estado (aunque esté en manos de las personas más honestas y mejor educadas del mundo), ya no sirve más el encierro, ya no sirven más las tutelas de la ley, ya no sirven más las regulaciones, ya no sirven más las superestructuras bancadas con impuestos: todo eso ya no sirve más, se acabó, aunque venga la Madre Teresa de Calcuta a administrarlo. Es la idea la que no funciona más.
Por lo tanto, si JxC no encuentra una vía interna que le permita canalizar estas nuevas aspiraciones sociales sufrirá una fuga decisiva de votos hacia las fuerzas libertarias que, naturalmente, no le permitirá a éstas ganar, pero si será suficiente para que, la que es la principal fuerza de oposición hoy, pierda la elección presidencial.
JxC tiene hoy dentro suyo una diagonal que puede producir un efecto de síntesis del problema para salir de esta disyuntiva dramática. Esa diagonal es Ricardo López Murphy. Mientras veamos que RLM sigue perdido en un rincón olvidado de la coalición, las señales serán malas. Si de repente viéramos que comienza a ganar espacio y su figura convoca las adhesiones de los “halcones” y de las “palomas”, se habrá abierto una esperanza para que el caudal electoral de esa oposición demostrado en las legislativas de noviembre maride con las nuevas exigencias sociales y se funda en una oferta que no solo despierte la expectativa de la sociedad sino que la invite a creer que finalmente le proveerá lo que reclama.
Estoy TOTALMENTE de acuerdo con Milei, e incluyo en esto al “profe” Espert, las ÚNICAS IDEAS QUE VALEN son las nuestras, o se avienen a aceptarlas en su totalidad o que se vaya todo al carajo, Espert o Milei no pueden aceptar formar parte de estos socialistas inútiles e inservibles con ideas que siempre ponderaron el atraso, eso estaría desde el vamos condenado al fracaso y mansillaría su buen nombre e ideas, como le pasa justo ahora a Ricardo L. Murphy por haberse metido en el lugar equivocado, su voz, sus ideas, su sólida formación pasan totalmente desapercibidas en medio del malón acomodaticio del socialismo empobrecedor de juntos por el cargo.
Lo que Usted describe es así. Estamos en trampa creada por la dstruccion del colegio electoral. Es muy difícil romper el Sarti que
Perfecto lo que dice Carlos. Pero agrego más. Independientemente de los temas de los Libertarios y de de RLP, si no hay conceso entre “halcones” y “palomas”, ( concenso honesto y proactivo… no forzado por las necesidades electorales), hay que olvidarse de sacar adelante la República. No hay otra posibilidad
Hasta el 2023 hay tiempo de pasar el plumero y sacar basura debajo de la alfombra . Ventilar los ambientes y dejar poco y bueno.
Coincido ideológicamente, pero hay que ser realistas y ganar las elecciones!