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De nuevo el Papa

Parece ser que el Papa está muy consternado -como lo estamos todos- por la muerte de un padre con su pequeña hija, ahogados en el Río Bravo mientras trataban de cruzar la frontera hacia los EEUU. Francisco hizo pública una nota en donde manifestaba su pesar y se mostraba solidario con el pueblo mexicano.

¡Este sí que es el mundo al revés! A ver, Bergoglio: el señor y la chiquita estaban tratando de ESCAPAR de México, no tratando de ingresar en él. Lo que querían era un poco de libertad, de futuro, de esperanzas de horizontes para sus vidas en una tierra que se lo permitiera.

Pero ¿con quién es la solidaridad? Pues con el que ha generado las condiciones socioeconómicas de miseria suficientes como para que ese padre con su hija decidieran arriesgar sus propias vidas con tal de salir de allí.

Es el caso ultra repetido de los balseros cubanos que han muerto por decenas de miles entre los tiburones del estrecho de la Florida, también buscando dejar el oprobio marxista atrás y deseando poner un pie en un territorio libre.

Pero tampoco ha habido suficientes palabras de condena de Francisco para ese régimen. Al contrario, ha coqueteado con él y ha sugerido subrepticiamente que Cuba sufre por el aislamiento al que la ha sometido EEUU.

¿Cómo puede ser que el mundo asista a esta monumental inversión de los valores y de la verdad?

Resulta ser que el que probablemente sea el líder espiritual más importante de la Tierra se muestra consternado con la muerte de dos personas que intentan escapar de la miseria que generaron aquellos con los que el Papa se solidariza. ¿Pero dónde estamos? ¿Qué es lo que no estamos haciendo?

Todos los regímenes que someten a sus pueblos, que recortan sus libertades, que fomentan la lucha de clases y el resentimiento social, no hacen otra cosa que producir una monumental pobreza, una atronadora escasez y, cuando no, un clima de desasosiego, violencia y muerte del que naturalmente los seres humanos normales quieren escapar. Pero el Sr Bergoglio, en lugar de pedirles cuentas  a esos países, cuando la gente muere por su culpa,  se solidariza con ellos.

¿Cuándo el Papa se va a terminar de anoticiar que solo la libertad y la estabilidad institucional de la democracia liberal producen un piso de paz, confort y productividad que hacen que la gente viva bien y no se quiera ir del lugar donde vive, poniendo probablemente su vida en riesgo por ello?

La verdad es que resulta bastante triste ver el papel que ha jugado Francisco en todo su papado. Su legado es francamente repugnante. Siempre incitando a la división, al resentimiento, a la creencia de que el mal de algunos es el reverso de la medalla del bien de otros, a la idea de que un patrón de estancia con la fuerza del rebenque debe ir a sacarle a unos para darle a otros, siempre respaldando la autocracia y siempre manifestándose en contra de la libertad.

Desgraciadamente con este tipo de mensaje, países como México y Cuba van a seguir sientiéndose con la fuerza moral recargada para seguir haciendo lo que hacen, es decir, generando angustia, pobreza, indigencia, violencia y desesperanza y para seguir expulsando ciudadanos que se expondrán a morir para dejar atrás los países con los cuales el Papa simpatiza.

Los migrantes también deberían decir esto claramente. “Nos queremos ir de esta tierra de mierda para llegar a un lugar en donde podamos ser libres, donde nuestras hijos tengan una oportunidad para su futuro y donde el robo, la mordida, la corrupción y la mordaza política no nos condene más a la miseria”

Porque de lo contrario va a seguir consolidándose la idea de que los EEUU deben ser los responsables de recibir millones de personas y los países que las expulsan (sacándose así un problema de encima) son los “pobrecitos” de la película a los que no se les debe exigir nada.

El pedestal de la Estatua de la Libertad dice: Dame a tus cansados, a tus pobres… Dame a tus masas acurrucadas que anhelan respirar libremente… Dame a los desdichados rechazados en tus costas… Envíame a esos, a los desamparados perdidos en la tempestad, porque aquí los espero levantando esta lámpara en el portal dorado de la Libertad…”

El poema refiere obviamente a los expulsados de las guerras europeas y de las miserias del Viejo Mundo. Pero esas palabras cobran vida ahora en nuestro continente. Los EEUU han sido un país generoso, que abrió sus puertas hasta el límite mismo del abuso. Hasta les dio albergue, comida, estudio y formación a aquellos que derribaron sus edificios y les causaron miles de muertos el 11 de septiembre de 2001. Y lo sigue haciendo aun hoy con todos los cambios que se han producido en el mundo en materia de inseguridad, terrorismo y con el nacimiento de un nacionalismo aberrante.

Es hora que personas como el Papa dejen ya la demagogia de lado. Hemos tenido ya suficiente demagogia, Bergoglio. Archívela de una vez. Deje de hacerse el populista barato y reconozca cuál es el sistema que mejora la vida de la gente por la que, luego, tanto pesar parece mostrar.

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