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Messi o Ronaldo

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Adiós a la política y a la economía por un día. Es una arbitrariedad que me tomo en mis propias columnas, aun cuando tal vez, haya por detrás el emergente subliminal de lo que uno siempre quiso ser: o un deportista profesional (en mi caso, un futbolista) o un periodista deportivo.

La vida (mis padres me hubieran matado si hubiera seguido lo que empecé en las infantiles de San Lorenzo) me llevó por otros caminos y aunque me recibí de abogado, siempre fui un periodista de corazón y de oficio, que es lo que hoy hago para vivir.

Pero aun eso queda lejos del ideal de comentar partidos, tener las estadísticas de todo el mundo en la cabeza, saber cómo formaba la defensa del Rojo campeón de 2002 o la delantera del River que rompió el maleficio de los 18 años sin títulos en 1975.

Por eso hoy quiero tomarme esta licencia. Y hubo un disparador de la transgresión. Ocurrió ayer. en Madrid, cuando el Real le ganó al “Aleti” 3 a 0 en el Bernabeu con tres goles de Cristiano Ronaldo. Ese disparador instaló la discusión sobre si Ronaldo es mejor jugador que Messi o si, directamente, el portugués es el mejor jugador del mundo.

Más allá de lo subjetivo que pueda ser todo comentario que provenga de mí respecto de Messi (es apenas 2 meses más grande que mi hija mayor, y como ella, necesitó de la ayuda de la ciencia para ser hoy jóvenes brillantes) no hay dudas que el mero hecho de plantear una comparación entre ambos jugadores es simplemente inútil.

No sólo es éste el amplio consenso que hay entre los que integran ese mundo llamado “futbolero” sino que la verificación empírica de ese dato se demuestra con solo verlos jugar a uno y a otro.

Ronaldo es un atleta; un fenomenal deportista, un robot prefabricado que destina su vida a mejorar. Es un velocista, un jugador de fuerte patada y un excelente cabeceador. Ha ganado 4 balones de oro, aun cuando lo que se vota allí con el título de “mejor jugador del mundo del año” es un cúmulo de estadísticas que no tienen que ver con lo que uno ve cuando los ve jugar a ambos.

Ser el mejor jugador del mundo es ser quien mejor sabe jugar al futbol en el mundo. Parece que estoy haciendo una tautología perogrullesca, pero no es así. Más allá de que Messi ha roto todos los récords existentes, que ha incluso batido el record de rubros contradictorios como ser el mayor goleador de la Liga española y el mayor asistidor en el mismo torneo; que ha convertido más de 700 goles en toda su carrera, que ha ganado 5 balones de oro, que ha jugado una final de Copa del Mundo con su selección y que con el Barcelona le ha ganado al Madrid 6 de las ultimas 10 ligas, lo suyo solo es medible por lo visual, que es entre paréntesis el único elemento que debería pesar a la hora de saber quién es mejor jugando al fútbol.

Messi es un jugador plástico, no es un atleta. Su centro de gravedad está mucho más cercano al piso que el de Ronaldo. Puede driblear en un cuarto de metro cuadrado entre tres o cuatro rivales y salir limpio con la pelota, dejando a todo el mundo mirando las estrellas. Si Ronaldo intentara hacer la mitad de las gambetas que Messi hace en cualquier lugar como si estuviera en el patio de su casa, es probable que hubiera que llamar a un escuadrón de SWAT y de la Cruz Roja Internacional para que vinieran a desenredarlo.

No se puede ser el mejor jugador del mundo si no se sabe gambetear de modo individual y no se sabe asistir con precisión milimétrica a un compañero entre espacios que se parecen al ojo de una aguja de coser. Y Ronaldo no sabe hacer ni una cosa ni la otra. Puede, efectivamente tirar una “bicicleta”, echar 8 metros la pelota hacia adelante y ganar en velocidad a su marcador. Pero eso no es gambetear. Eso es estar entrenado para correr, que por supuesto tiene su mérito, pero que no lo puede transformar en quien mejor juega al futbol en el mundo porque jugar al futbol es otra cosa diferente que tirar la pelota para adelante y correr.

Noten una simple cosa. No es difícil de observar cuando uno fija la atención: miren la distancia a la que Messi lleva la pelota de su pie y compárenla con la de Ronaldo. Nadie que vea esa diferencia puede decir que Ronaldo es mejor que Messi.

Entre la pelota y el pie izquierdo del rosarino no debe de haber nunca más de 10 cm de distancia. Para hacer eso se necesita una enorme técnica. Y allí sí que me animaría a decir que es muy difícil que un entrenamiento consciente pueda finalmente reemplazarlo y equipararlo.

Tampoco se puede ser el mejor jugador del mundo sin precisión a la hora de un cambio de frente que ponga la pelota en el pecho o directamente en el pie de un compañero. De nuevo: Ronaldo no hace eso; sus compañeros hacen eso para él, pero él ni lo intenta porque no tiene en su pie derecho la sensibilidad que se necesita para hacerlo. En ese pie hay fuerza y pegada pero no existe ni el 10% del talento que domina el hemisferio cerebral derecho de Messi.

No niego los logros estadísticos del portugués ni tampoco el hecho de que mucha gente se base en ellos para demostrar una cosa u otra. Lo mío es visual: está a la vista quién juega mejor al fútbol.

Y con la posible excepción de otro argentino –Maradona- no ha habido en el planeta nadie que haya jugado al fútbol como Messi, ni en el presente ni en el pasado. Nadie como él supera los tips visuales esenciales que, sin tenerlos, no se puede aspirar a ser catalogado como el mejor de todos:

Driblear individualmente en espacios reducidos frente a múltiples rivales, tener precisión milimétrica a la hora de pasar la pelota en corto y en lago y llevar el balón a no más de 10 cm del pie. Ronaldo podrá romper estadísticas pero no rankea en ninguno de esos tres ítems. ¡Seguí participando Ronnie; podrás alcanzar a Messi en los balones de oro o en los récords de goles. Pero nunca jugarás al fútbol como él..! Y de eso se trata esto.

>Aruba

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