Aruba

De película

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En una escena que pareciera salida de una película de suspenso, José López, el hombre más poderoso en la estructura del ministerio de planificación que dirigía Julio de Vido fue detenido en un monasterio abandonado de Gral Rodriguez mientras intentaba cavar una fosa para ocultar varios bolsos y una valija que contenían millones de dólares, euros, relojes suntuosos y armas de guerra.

Muchos recuerdan a Cristina Fernández en varias de sus apariciones en cadena nacional tratando de hacerse la simpática descontracturada nombrar a un tal “José” mientras lo buscaba con la vista entre los aplaudidores profesionales. Ese “José” era López.

Creyendo que estaba oculto entre las sombras de la noche, López comenzó a cavar sin saber que un vecino estaba viendo una escena que le pareció muy sospechosa. Sin poder creerlo, llamó al 911. Al rato Lopez estaba rodeado de policías, mudo, pala en mano y con billetes de todos los colores aun sin esconder.

López era el gran capo de las obras viales, el que le allanó el camino a Lázaro Báez para cobrar las obras públicas con sobreprecios que luego se retornaban en forma de alquileres truchos a los Kirchner.

También presidía los planes federales de vivienda, muchos de los cuales se cobraron y no se hicieron. Toda la obra civil de esos barrios también fue contratada por López lo mismo que las usinas que el gobierno kirchnerista vendió como realizadas, muchas de las cuales no pasaron de los planos.

López era un gran operador del conurbano bonaerense, un simpático peronista de gran relación con los intendentes a quienes mantenía fieles gracias al flujo de dinero que él manejaba discresionalmente gracias a las amplias facultades que le daba la entonces presidente.

Otra joyita de las actividades de López fue el programa sueños compartidos que según Schocklender fue utilizado por López y Hebe de Bonafini para llenarse los bolsillos.

Recientemente López intentó conseguir fueros parlamentarios por la vía de entrar en la lista sábana de representantes al Parlasur, quizás tratando de esquivar las pesquizas del juez Ercolini que lleva una causa en donde el principal denunciante es el titular de Vialidad Nacional.

La detención de López no es importante por el presente sino por el futuro. La flagrancia del hecho va a poner a este señor frente a la ineludible obligación de hablar. Nadie puede creer que López era un librepensador, suelto por la vida, que recorría las dependencias públicas haciendo negocios para un peque{o kiosko personal. No: López era un engranaje, hasta más bien pequeño, que cumplía una misión administrativa y política en el camino del dinero malhabido y robado al pueblo argentino.

La forma en que fue capturado López también es una muestra de la manera en que el kirchnerismo manejaba fue espurio paso por el poder. No hace mucho supimos la operatoria de Milagro Sala, entrando con bolsones de dinero a la quinta presidencial de Olivos, en una réplica del modus operandi que también utilizaba el recientemente desaparecido Daniel Muñoz que hacía ese trabajo directamente para Néstor Kirchner y que con tanto detalle describió Miriam Quiroga, la ex amante del ex presidente.

No hay dudas que los nervios de Cristina Elisabet Fernández deben de estar en alza en este momento. Sus referencias a López en cada acto en que decía poner en marcha una obra pública, la van a poner como mínimo en calidad de testigo en la inmediata causa que se abra contra López.

¿Qué sabía la ex presidente de las actividades de López? ¿Cómo se explica que un ex funcionario suyo, mano derecha de la mano derecha de Kirchner –De Vido- aparezca en el medio de la noche del conurbano bonaerense en un convento abandonado pretendiendo enterrar una fortuna de dinero y joyas y armado hasta los dientes con armas de guerra? Cuéntenos, señora, estamos muy interesados en saber cómo este funcionario suyo se llenó de oro con su sueldo de empleado público.

Seguramente episodios como este ya deben haber ocurrido por cientos en la Argentina. Manejar enormes sumas de dinero físico producto de la corrupción no es fácil. Muchos, en el momento que esto se escribe, aseguran haber visto a De Vido en ese convento, quizás supervisando la logística del ocultamiento.

Estas mismas escenas multiplicadas por decenas deben haber sido protagonizadas por Báez enterrando dinero de sus mentores. No hay la menor duda de eso.

La pregunta es si estas pruebas palmarias serán suficientes para convencer a miles que aun apañan a los Kirchner de que el país estuvo en manos de una banda de ladrones que saqueó los bolsillos del pueblo mientras endulzaba sus oídos diciendo que lo ayudaba.

Ese era un verso que les daba fueros a los ladrones. Néstor solía decir que “los derechos humanos te dan fueros” dando a entender que armar un verso demagógico alrededor de esa “cruzada” crearía una cortina de humo suficientemente densa como para ocultar lo que ellos estaban haciendo de verdad.

Muy bien, la demagogia de la “justicia social” y del “progresismo” también fue una cortina de humo tendiente a ocultar el robo que se estaba perpetrando vilmente a los bolsillos de todos.

Si el fanatismo sigue tapando los ojos de aquellos que no quieren ver, será un problema de ellos. Pero no hay dudas que la Argentina fue saqueada por un conjunto de ladrones que no tuvo ningún empacho en aprovecharse de los pobres para hacerse millonarios. Como siempre ocurre con el populismo. 

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