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Cree que está en una barricada

Ayer Cristina Fernández en el Senado volvió a hacer lo que más le gusta: hablar para que la escuchen. Es lo único -junto con el robar dinero ajeno- que realmente ama en la vida: hablar para que la escuchen y que la crean una gran oradora.

De sus palabras como no podía ser de otra manera solo salieron un conjunto de mentiras y resentimientos. Solo se trataba de una sesión para autorizar sus allanamientos a sus domicilios (algo ridículo en sí mismo) y ella se internó en un discurso de barricada que Michetti debió haber interrumpido a los 5 minutos.

En realidad dicha crítica no le cabe solo a Fernández, sino al cuerpo en general que le encanta hablar y hablar, mientras se consume el tiempo como si ese precioso activo fuera gratis.

Pero siendo que la señora (que sigue creyéndose la reina de no sé qué reino) habló, veamos y comentemos algunos -y solo alguno- de sus dichos.

En primer lugar fue muy llamativo su inocua insistencia en la evidencia de lo que ella llamó “fotocopias”, cuando aquella versión de los cuadernos de Centeno ya quedó antigua y vieja a la luz de la múltiple prueba que hoy obra en la causa, producto de infinidad de testimonios, concordantes con documentación que corrobora, viajes, entregas, salidas del país, vuelos, etcétera, etcétera.

De nuevo, por el bien de su propia estrategia, Fernández: no insista con las “fotocopias” eso es ya cuento del pasado; su situación no está comprometida por un conjunto de fotocopias, sino por el robo confesado de muchos de sus secuaces.

También fue notorio su esfuerzo por hablar del “hambre” que el país pasa hoy en día, sin advertir que esa es una evidencia más de su robo. Más allá de los desaciertos y subestimaciones en los que incurrió el gobierno actual, no hay dudas de que lo les falta hoy a los pobres se lo robó está señora, primero con la dirección creativa de su esposo y luego sola.

Hay cálculos que estiman en 36 mil millones de dólares el robo solo en el área correspondiente a la obra pública. A eso hay que sumarle el choreo con los subsidios, con los corredores viales, con Venezuela, con Milagro Sala, con los planes sociales, con la Anses, con la energía, con los barcos fantasma… En fin, una lista interminable que incluía hasta facturas truchas de viáticos para afanarse 10 mil dólares… Unos hampones de la peor calaña, capitaneados primero por Kirchner y luego por Fernández.

En otro momento dijo, textualmente: “No me van a hacer arrepentir. Si creen que con los Bonadio, los desafueros, me voy a arrepentir, no. No me arrepiento de nada de lo que hice. Me arrepiento de no haber sido lo suficientemente inteligente o amplia para poder persuadir o convencer de que lo que estábamos haciendo, con errores o aciertos, había mejorado la vida de millones de argentinos y la posición de la República Argentina”

Bueno, por empezar a mí me suena muy natural que las personas no quieran arrepentirse de aquello que los transformó en multibillonarios. Por lo demás la posición del país no hizo otra cosa que caer en el concierto de las naciones decentes del mundo, terminado como aliado de la dictadura cívico-militar de Maduro en Venezuela, de la dictadura cubana y negociando con el régimen terrorista de Irán -lo que derivó en el asesinato del fiscal Nisman, un día antes de que el funcionario judicial fuera a acusar a la entonces presidente al Congreso por traición a la Patria-.

En otro párrafo se refirió a su partido diciendo: “Y tampoco soy el problema que algunos hombres de mi partido, porque no puedo ignorar que hay intenso fuego amigo, creen que soy el obstáculo para llegar no sé a dónde. Si mañana, o en este momento, un rayo me partiera y de mi quedaran solamente esparcidas las cenizas, hay algunos que no llegarían igual nunca con el voto popular a presidente. Pero no soy yo el problema”.

Yo no sé quién carajo se cree que es esta señora. Está convencida que el sol sale de su ombligo y desde ese lugar se dedica a tirar estiércol a un lado y a otro como si la única inmaculada fuera ella, cuando, en realidad, la que está cubierta por una tonelada de estiércol es ella. Llegó a ubicarse en el lugar de los intocables al declarar que si la meten presa a ella el país será ingobernable. Una vez más: ¿Pero quién carajo te crees que sos, chorra de cuarta? Si vas presa imperará, por una vez en la vida, no solo la ley, sino la ética en la Argentina.

En una autoincriminación frente a la cual huelgan las palabras (porque se puede decir que dio por confesado los ilícitos) dijo: “¿Ustedes creen que la patria contratista y la cartelización de la obra pública empezó el 25 de mayo de 2003? ¿En serio creen que se produjo esa reunión tal cuenta un empresario que dice que lo llamó un ministro y le explicó cómo se carteliza la obra pública? En la Argentina que preside Mauricio Macri, el hijo de Franco, el primo de Angelo Calcaterra, el hermano del alma de Nicky Caputo, ¿me van a decir en serio?”.

¡Pues claro que no comenzó el 25 de mayo de 2003! Lo que usted no hizo, señora, fue negar que haya continuado. Y allí estuvo su confesión implícita. Y está claro que el sistema no solo continuó sino que adquirió una dinámica y una naturaleza completamente diferente a la que tenía hasta el 25 de mayo de 2003, no solo por la inédita magnitud de lo robado (nunca visto en la historia desde 1810 hasta aquí) sino por la práctica metodológica que no solo consistía en apretar a las empresas sino en hacerse “dueño” de ellas.

Hemos dicho varias veces en estas columnas que Franco Macri fue un adalid de la corrupción previa a los Kirchner y que el padre del actual presidente supo continuar con ellos. No hay dudas de que Franco Macri, el padre del presidente, debería estar preso. Sería un acto de estricta justicia.

Luego se permitió dudar de que los arrepentidos estén diciendo la verdad. ¿Acaso está familiarizada esta señora con lo que le puede pasar a los arrepentidos si se llegara a probar que mintieron? Pero no hay caso: el ladrón cree que todos son de su condición. Lo prueban estos dichos: “¿Ustedes creen que los que están hablando como arrepentidos están diciendo la verdad?” “Estamos conviviendo a diario con titulares donde se nos dice que Stornelli y Bonadio van a amenazar con meter presos. Hoy venía para acá y un conocido letrado, apoderado de un empresario detenido, decía que están amenazando y los hacen decir cualquier cosa. Y que su defendido en unos días iba a mentir y a acusar a alguno para que lo dejen en libertad”.

Eso es lo que hacía ella: apretar gente -jueces incluidos, como consta de sus propias grabaciones con Parrilli- para conseguir sus objetivos. Por eso cree que los demás van a hacer lo mismo: es el único “modo” mental que conoce; el apriete, la amenaza y la extorsión.

Lo de ayer fue como apretar “rewind” y ver una película vieja; una película de una ladrona profesional que le miente en la cara a los argentinos mientras los roba y juega con sus necesidades.

Ojalá la Justicia la ponga donde debe estar y que la política deje de ser una guarida de delincuentes.

>Aruba

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