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Cisnes o planes

Unknown

Después de las elecciones del 22 de octubre parecía que la Argentina ingresaba en una zona de diálogo y acuerdos, propia de un año por venir sin elecciones y donde el Justicialismo se suponía que debía recomponerse y entregar a la sociedad una imagen aggiornada y más apegada al centro político que era lo que el país había votado en las elecciones de medio término.

El gobierno pareció tener la misma interpretación y el presidente en persona convocó a una reunión de unas 150 personas en el CCK en donde los gobernadores ocuparían el centro de la escena.

La esencia del discurso presidencial giró en torno de lo que en 2016 había sido el “arte del acuerdo” y que le permitió a Cambiemos aprobar casi 90 leyes en el Congreso.

Ese mecanismo se puso en funcionamiento casi de inmediato produciendo acuerdos con las provincias en el orden fiscal y provisional y con la CGT en el orden laboral. A su vez el ministerio de economía compuso y dio a conocer un programa de reforma tributaria a cinco años vista.

Todo ese paquete fue enviado al Congreso.

Mientras, la ciencia y la justicia daban por terminado el caso Maldonado concluyendo que el artesano partidario de la RAM y blasfemo del Papa Francisco en diversas composiciones musicales, se había ahogado solo.

En medio de esas circunstancias se perdió el submarino ARA San Juan y se produjo la ocupación subversiva de Villa Mascardi por un grupo terrorista RAM.

A su vez el Papa boicoteó el acuerdo del gobierno con la CGT dándole cabida y recepción a sindicalistas contrarios a su implementación y teniendo un impacto directo en la decisión del senador Pichetto de postergar el tratamiento de esa reforma en el Senado hasta 2018.

Si esa actuación del Papa no es una intromisión en los asuntos internos de otro Estado, se le parece mucho.

No hay que olvidar que, más allá de su autoridad religiosa, los Papas son los jefes de Estado de un país extranjero como es el Estado Vaticano.

Para seguir en esa línea de entrometimiento, Francisco recibió, en audiencia privada (a diferencia de lo que hizo con las hijas de Nissan a quienes recibió en un corralito público en la plaza San Pedro), a la familia de quién lo insultaba en sus canciones, encabezada por Sergio Maldonado quien mantuvo, en esa reunión, que a su hermano lo mató una fuerza bajo la autoridad del gobierno.

El sucedáneo de hechos continuó con el intento de desocupación de la Villa Mascardi en donde murió un integrante de la comunidad mapuche en un hecho que aún está bajo investigación.

Mientras, comenzaron a encadenarse una serie de idas y venidas en relación al submarino San Juan que también trasmitieron un escenario de desasosiego con el gobierno, en este caso, de las familias.

El cambio de fórmula para establecer los aumentos jubilatorios dio origen a otra escaramuza. Si bien la norma fue aprobada en el Senado se aguarda una áspera discusión en Diputados en donde las declaraciones de Carrió y Tonelli anticiparon discrepancias en la propia coalición de gobierno.

En este contexto, el ministro de Defensa fue seriamente cuestionado por confirmar la muerte de los 44 submarinistas por televisión sin haberlo conversado en privado con los familiares.

Habiendo pasado el tiempo que pasó tampoco se comprende por qué el presidente no declara el duelo nacional y da por terminada esta angustia indefinida.

Como si todo esto fuera poco, sobre el fin de la semana el juez Bonadio pidió el desafuero y la detención preventiva de Cristina Fernández y de otros implicados en la denuncia del fiscal Nisman sobre traición a la patria por el encubrimiento de los acusados iraníes en el atentado que voló la sede de la AMIA en julio de 1994.

La orden del juez se extendió incluso a Carlos Zaninni que no figuraba en la denuncia original del fiscal muerto.

La figura del “cisne negro” es conocida en política como aquellos hechos inesperados que cambian de pronto lo que el decurso normal de las cosas hubiera supuesto.

Como se ve ha habido aquí una convención de cisnes negros: hechos dispares y aparentemente desconectados se han conjugado para que lo que el gobierno hubiera deseado no se materialice.

La coalición de intereses derrotados el 22 de octubre no se ha dado por vencida. Esa alianza de diferentes dinosaurios que van desde el Papa hasta Hugo Yasky y desde Fernandez hasta Esteche y Jones Huala, sigue trabajando a destajo para cruzarle los tapones de punta a la remota posibilidad que la Argentina se aleje del populismo e ingrese en una modernidad política y económica abandonada hace 80 años.

El territorio argentino siempre ha sido una especie de joya para esa coalición de intereses internacionales. Esta gente trabaja día y noche sin descuidar ningún detalle para aprovechar cada cisne negro.

Es más, muchas veces esos cisnes no ocurren casualmente sino que se producen como consecuencia de un plan.

En este caso, fuera de los hechos del San Juan, los demás -desde las posturas del Papa hasta la toma de tierras en la Patagonia- tienen toda la apariencia de una operación tendiente a destruir el momento de mayor apogeo político del presidente. En ese contexto hasta el fallo de Bonadio (un peronista histórico) es curioso: dictado apenas unas semanas después de que Fernández obtuviera sus fueros nadie alcanza a explicar por qué no se dictó antes.

La Argentina es un país sórdido, oscuro, donde mueren fiscales antes de declarar ante el Congreso y donde el populismo internacional tiene puesto su ojo y no lo saca.

Sería interesante que se investigara (que el gobierno investigue) quiénes están interesados en que en el país no haya ni calma ni paz.

Sería interesante que se vincularan todos los nombres que están interesados en que la situación del país no cambie y de que, en lo posible, vuelva atrás.

No creo que nada de lo que está ocurriendo sea casual, ni Francisco, ni la RAM, ni los errores de comunicación de la Armada, ni Pablo Moyano, ni el Polo Obrero, ni los piquetes y cortes, ni Cristina Fernández, ni Esteche ni ninguno de los personajes que petardean el cambio.

Hay una coalición que tiene por objetivo el aborto del plan de reformas. Y hay otra coalición que no está demostrando tener la mística que hay que tener para llevar el plan de reformas adelante. O esta última emparda con aciertos y fortalezas el boicot de la primera o la Argentina quedará atada para siempre al jurásico de la Historia.

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